Capítulo 15: Beso.

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Alsey Smith.

Ese día no llevo mi comida como todos los días, el estómago me gruñía con fuerza por el hambre, pero yo me sentía tan débil que no creía poder levantarme a comer algo, me abrace a mi misma y seguí llorando, de mi cabeza no podía borrar el rostro pálido y triste de Megan, desearía poder abrazarla, besarla, tocar su piel, estar con ella un momento más.

Recordé la última vez que estuve con ella, ese día que llegue tarde al trabajo y que hubiera sido mil veces mejor no haber llegado ese día, si hubiera hecho caso a ese extraño presentimiento me hubiera quedado con ella en la cama todo el día, me hubiera besado tanto como yo a ella y nada de esto hubiera pasado, estaría ahora mismo abrazada de ella, sin nada de esto.

Escuché la puerta abrirse, pero no me moví, me quedé quieta, está vez no me hice la dormida, tampoco apreté la colcha con fuerza porque ni siquiera podía hacerlo, se sentó junto a mi.

— Ya llegué amor – dijo, pero no me moví

Supongo que no había entendido que no quería que me llamará así, me giro para verme, lo mire

— Dios mío – dijo y luego me abrazo con fuerza, me moví incómoda debajo de el – Mi amor, te ves muy triste mi vida ¿Comiste algo?

Negué con la cabeza, tomo mi mano y me levanto de la cama, no quería moverme de ahí, me quedé de pie incluso cuando el me jalo.

— Traje lo que me pediste, un reloj – dijo y yo lo mire

Probablemente en otras circunstancias un reloj de pared hubiera sido simplemente un regalo extraño, pero en esas circunstancias me emocionó el saber que podría saber que hora era, camine detrás de el y me senté.

Me dió una rebanada de pizza y agua de Jamaica, estaba segura de que comí como una loca, pero el no me miraba con asco o con asombro ni siquiera con decepción al verme así, sucia, desarreglada, con los ojos hinchados y las ojeras bien marcadas y al verme comer de esa manera, al contrario, me veía como si fuera la joya más hermosa en todo el universo.

Después de que termine el me dió el reloj, era un hermoso reloj color azul, lo abrí y el puso la hora.

— Espero que tú color favorito siga siendo el color azul – dijo, lo mire y por la forma en la que sonrió supe que mi rostro mostraba un poco de felicidad

— Si sigue siendo ese – dije y me levanté, lo colgué en el único clavo que estaba ahí, el "Tic Tac" que producía me hacía sentir calmada.

— Pero no solo traje eso para ti – dijo y yo lo mire con atención, saco de debajo de la mesa dos bolsas, las puso sobre la mesa – Quiero que tengas cosas en que pasar todo tu tiempo

Mire todo lo que había ahí, estoy segura de que todo eso ayudaría a qué el tiempo pasará mucho más rápido.

Había chocolates e incluso dulces, tome las cosas y mire cada una, el no dejaba de mirarme con fascinación.

— ¿Te gustó? – pregunto y yo solo asentí, el libro que tenía en mi mano se trataba de una chica que se enamoraba de su secuestrador, la chica tenía en síndrome de Estocolmo

Lo mire con el celo fruncido, el sonrió, estoy segura de que el no tenía ni idea de que era eso.

— Iré a ducharme y le llevaré galletas a las señora Maclark – dijo levantándose – Te veré mañana

— Gracias – dije y el se acercó a mi, me aleje por instinto

— Merezco un beso ¿No crees? – dijo

"No seas estúpida Alsey, el acaba de darte la mejor ayuda del mundo, no me refiero a las cosas, me refiero a la idea, si finges tener el síndrome de Estocolmo"

Me acerque a él y dejé un beso en sus labios, el cerro los ojos y los dejo unos segundos así, sonreía como un idiota enamorado, los abrió lentamente.

— Valió la pena – dijo sonriendo — Buenas noches mi amor

— Buenas noches – dije

El salió de ahí, tome las cosas y comencé a acomodarlas en su lugar, tome los shampoos y todas las cosas que había, me mire al pequeño espejo que estaba en el baño.

Me di una ducha que mi cuerpo realmente necesitaba, el agua caía por mi cuerpo y por mi cabello, realmente se sentía muy bien, lave mi cabello varías veces hasta que quedó perfecto, me puse una de las tantas pijamas que había ahí y comencé a leer.

Al siguiente día, Joshua entro en la mañana con una bandeja de comida, camine hacia el, me miró de pies a cabeza

— Te ves hermosa – dijo y yo le sonreí

Me senté y comenzamos a desayunar, todo estaba en silencio, lo único que se podía escuchar era el reloj.

— Ayer fui a tu antiguo trabajo – dijo y yo lo mire – Reparti comida como todos los días y llegó Megan

Sentí las mariposas en mi estómago como locas, estaban tan alborotadas de escuchar su nombre

— ¿Cómo está? – pregunté rápidamente, realmente quería saberlo

— ¿Para que quieres saber? – preguntó, note algún tipo de molestia en su voz, pero no me importaba, realmente necesitaba saber cómo estaba

— Por favor, solo responde ¿Si? – dije y tome su mano, el miró nuestras manos, acaricie su mano con delicadeza

— Está muy triste – dijo sin dejar de mirar nuestras manos – No había comido pero ayer la lleve a comer algo, así que no tienes que preocuparte por eso, le di esperanzas de que volverías pero sabes, creo que no debí hacer eso, ella creerá que debe esperarte, lo cual será inútil, porque tú te quedarás conmigo – dijo u está vez me miró, mi mente se hizo un caos, le sonreí y asentí – Pero sabes, no la odio, quisiera que no sufriera por el amor que yo te tengo a ti y que tú me tendrás a mi

— Sigue dándole esperanzas hasta que me olvidé – dije y el sonrió – Será menos cruel para ella

— Tienes razón mi amor – dijo, volvió a mirar nuestras manos

— Quiero algo más – dije

— ¿Que más necesitas mi amor? – pregunto

— Amm necesito toallas y tampones – dije y el me miró sonrojado

— Lo siento, olvide por completo que debía comprarte eso ¿Necesitas alguna pastilla o algo por el estilo por si tienes cólicos? ¿Oh sueles comer algo cuando eso te pasa? – pregunto

— Chocolate – dije y el sonrió

— Traeré una caja más – dijo y yo le sonreí

Después de eso, se levantó y como siempre guardo la basura en una bolsa, se acercó a mí y abrazo mi cintura con ambas manos.

— Volveré más tarde ¿Quieres que compre algo de comer en específico? – pregunto

— No quiero que traigas nada, quiero cocinar algo para ti hoy – dije y el brillo en sus ojos fue tan reluciente que eso me hizo saber que estaba haciendo las cosas bien

— Entonces es una cita – dijo y yo asentí

— Entonces te veo en la noche – dijo

— Nos vemos

Se acercó lentamente a mi y está vez no me aleje, sentí su respiración cerca y luego beso mis labios, está vez los moví al ritmo de el, apretó mi cintura con fuerza pegandome a el.

Salió de ahí, me senté en el piso y volví a comenzar a leer, debía terminar todo ese libro si quería saber que hacer con exactitud.

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