XIV. CHAEYOUNG

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Ella miente y cree ser libre. Pero tras la mentira y la sonrisa vacía, ella sabe que no es libre. Que no es verdad. Que aún no puede ser feliz. - jessandsmith

─ Jennieeeeeeee. ─Mantuvo el último sonido por un largo tiempo como una nota musical.

─ Joy- ─ La morena perdió el aire en el abrazo.

─ Pensé que nunca llegarías. ─Joy hundió su rostro en el cuello perfumado de Jennie e inhaló su suave esencia, haciendo que el sentimiento desemboque en una sonrisa. Una gran, gran sonrisa, que solo terminó por esfumarse cuando se topó con algo aún más grande: La determinación de otra persona.

Una mujer, para ser exactos.

Ella estaba detrás de Jennie.

La miraba y fruncía el ceño.

Pero ese juego era para dos, considerando que ella misma también podía parecer enojada.

La electricidad que saltaba entre ambos pares de ojos se hacía más visible y peligrosa con cada segundo que pasaba. La tensión se podía cortar con una navaja.

Decidió alejarse de la morena y empujarla hacia dentro de la casa.

─ ¡OYE!

La pelinegra retrocedió un paso y se paró bajo el marco de la puerta, aun observando a la mujer que quedaba frente a ella y a una especie de ser inofensivo que se escondía tras su rival.

─ ¿Quién eres tú? ─dijo cruzando los brazos. Muy seria.

─ Joy, ¿Quieres tranquilizarte? ─murmuró Jennie que estabilizaba su equilibrio.

─ ¿Quiénes son Nini? ¿Están molestándote?

─ Claro que no.

─ ¿Te están obligando a decir que no cuando sí están molestándote? ¿Eh? ¿EH? ─Avanzó un paso con seguridad y achicó un ojo para demostrar su incredulidad.

─ Ella es Roseanne y ella-e

─ Así que Roseanne. ─Interrumpió Joy─. Ve hacia atrás Jen, esto se puede poner peligroso.

'Chica venado.' Recordó Rosé.

─ Joy.

─ ¡DIJE ATRÁS!

Jennie arqueó una ceja y llenó sus ojos de sarcasmo. Siempre era lo mismo.

Solo quedaba esperar.

Decidió avanzar hacia la mesa larga, llena de bocaditos y un solo depredador en medio.

─ Im.

─ ¡Yo lo vi primero intruso!- Oh, eres tú. ─Nayeon la miró con azúcar en polvo en sus mejillas.

Se alejó.

─ Oye, vamos, ¿hasta cuándo seguirás con esa actitud?

La castaña dejó de lado los bocadillos y sacó su teléfono móvil, en el que empezó a escribir sin levantar la mirada mientras Jennie le pedía atención.

Le mostró la pantalla del celular.

<< Silencio intrusa >>

─ Oye, pero a quién llamas intrusa, tonta coneja con problemas de alcoholismo. ─susurró Kim acercándose, mientras Nayeon miraba su pequeño artefacto de pantalla táctil y escribía.

<< A ti >>

─ Basta. ─Se cruzó de brazos─. ¿No crees que ya es suficiente?

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