X. FARSA NAVIDEÑA

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Trozos blancos y suaves se desprendían del cielo, deslizándose suavemente sobre las corrientes de aire, paseando entre árboles cubiertos de la misma esencia y entre las luces parpadeantes que hacían saltar los espíritus encerrados en cada cuerpo frío que cruzaba las calles de Seúl.

Era Octubre. Pero parecía Diciembre.

Un golpe.

Dos golpes.

Cartón sobre la mesa.

Un golpe más.

Abre el cajón.

Busca tijeras.

Chop. Chop. Chop.

Cierra el cajón.

Vuelve a abrirlo porque olvidó la cinta.

Dobla el papel.

Otro golpe.

Uno más.

Y otro...

Y ─ i¿QUIERES DEJAR DE HACER TANTO RUIDO?!

─ ¡Ah! ─Todo cae al suelo─. ¡Jisoo, me asustaste!

─ Y tú no me dejas dormir, deja eso ahora.

─ Debo tener todo listo para mañana.

─ ¿Por qué mañana?

─ Ya te dije que mañana es el gran día.

Chop. Chop. Chop.

Doblar.

Pegar.

Arrugar.

¿Arrugar?

─ Lo estás haciendo mal.

─ Claro que no.

─ Claro que sí, eso debes doblarlo y esto va hacia la izquierda. ─Señaló la pelinegra─. La izquierda... Mi izquierda.

─ Eso hago.

─ Dóblalo. Más. No, así no... Oh rayos, lo haré yo. Deja eso. ─Jisoo se sentó a lado de la rubia─. Eres tan torpe.

─ No puedes negarlo.

─ Negar qué. ─Doblar, pegar. Acomodar el papel.

─ El espíritu navideño te ha embargado.

─ No sé de qué hablas.

─ Chu, ¿soy yo o pareces más brillante?

─ Silencio. ─Un trozo de cinta se pegó a su piel.

La chica más alta tomó una hoja blanca, la dobló y se la puso delante del rostro a modo de barba.

─ HO, HO, HO Jisoo Claus está dejándose envolver por la magia de la navidad.

─ Claro que no. Esta navidad es una farsa.

La pelinegra colocó el paquete envuelto delante de la rubia e infló los cachetes.

─ Gracias por ayudarme a hacer de ésta la mejor farsa navideña.

─ Solo termina con esto de una vez. No soporto dormir con tantas luces. ─Jisoo se dirigió a la sala.

Una mano la detuvo, tomándola del brazo y haciendo que voltee hacia un par de grandes ojos marrones que brillaban expresando agradecimiento.

La más joven esbozó una sonrisa sincera.

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