Tu cuerpo mi religión || HyunIn

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Maratón 2/6

Las grandes manos de Changbin recorrían con veneración el cálido cuerpo de Félix.

Si había algo que le encantaba a Changbin era el hermoso y bien proporcionado cuerpo de su novio. Tenía la piel suave y pintada de lunares en diferentes partes de su cuerpo; su favorito era uno que se posaba sobre su pierna derecha, cerca de su ingle.  En aquel lunar depósito un suave beso antes de hundir su nariz en su entrepierna, raspando sus dientes con delicadeza sobre el miembro erecto bajo la tela que lo cubría, olía magnífico. Félix siempre humectaba su cuerpo con una crema con aceite de jazmín, le encantaba a Changbin.

Félix suspiraba complacido mientras acariciaba el sedoso cabello de su chico. Cerraba los ojos cada que Changbin volvía a besar sus puntos débiles, tragaba duro cuando sentía sus dientes rozar y jadeaba al sentir su manos navegando en él.

Era un acto tan hermoso, íntimo y lleno de amor el estar tocando cada parte de su ser, porque era de una manera tan inexplicable y placentera. Félix se sentía adorado, Changbin lo hacía sentir así, lo colocaba en un pedestal y le rezaba para luego cumplir todos sus pecados fundiéndose en él.

Simplemente espléndido.

—Amo tu existencia, Lee Félix— musito Changbin en su oído, rozando sus dientes, su aliento golpeando su piel le hizo erizar todos sus bellos y como respuesta cantó un gemido que hizo dibujar una sonrisa de satisfacción en el mayor.

Félix recibió con gusto los labios de Changbin dandose un voraz beso, sus lenguas bailaban a la par, mezclándose, disfrutandoce.
Los labios de Lee fueron mordidos con sutileza, como si se tratarán de una deliciosa cereza. Félix chupo la lengua de Changbin saboreandolo mientras enredaba la suya. Sus respiraciones comenzaban a cortarse, mientras las manos de Félix acariciaban el fornido pecho de su novio, jugando con sus pezones sacándole jadeos bajos continuando con el arduo trabajo de besarlo hasta que el aire se le fuera arrebatado.

Y así fue, ambos se separaron por falta de oxígeno. Changbin giro con sutileza el cuerpo debajo de él, dejando a la vista la preciosa espalda de Félix, dónde también alabo cada centímetro bajando hasta sus pomposos glúteos los cuales beso y mordió  retirando de su camino la única prenda que aún cubría su piel. Félix sonreía levantándose sobre sus ante brazos y mirando a Changbin sobre su hombro.

Las manos del mayor separaron ambas nalgas para dejar al descubierto la entrada de Félix, escupió dentro y comenzó a jugar con su lengua, Félix mordió su labio, reprimiendo un gemido mientras levantaba una de sus piernas, encogiendo sus dedos por el placer que recibía. Changbin comenzó a besar y sorber haciendo unos morbosos pero exitantes sonidos que hacían reír deleitado.

La estrecha entrada fue penetrada por la lengua de Changbin, haciendolo gemir

—Oh Dios~— exclamó echando su cabeza hacia atrás

—Eres delicioso— ronroneo Changbin separandose de su novio, abriendo un poco sus piernas para empezar a dar paso a su venoso y palpitante miembro.

—¡Ah, Si! Binnie dueles— gimió entre chillidos al sentir como el miembro se abría paso en él

—Mmhg, estás tan calentito, tan húmedo para mi— susurro en su oído mientras lo sostenía de la cadera, entrando poco a poco en él.

Félix trago duro recostando su cabeza sobre sus brazos esperando que aquel delicioso ardor pasará para convertirse en placer. Changbin no se movió cuando entro por completo, sintiendo el abrazo en su miembro por parte del cuerpo de Félix.

Ambos se quedaron así. Sintiéndose.

—Te amo Changbin— rompió el silencio

—Tambien te amo— sello su palabra con un beso corto en los labios.

—Algún día, estaremos así, sobre una hermosa cama, en nuestra habitación frente al mar—

—Por su puesto que si, todo lo que mi niño quiera— Félix rio bajo.

Les encantaba imaginar todo tipo de escenarios que algún día cumplirían, aunque ciertamente varios ya se les había cumplido.

—Muevete Binnie, házmelo— dió luz verde, Changbin comenzó a salir despacio y a entrar de la misma manera, ambos gimiendo mientras sus pieles chocaban hasta que llegó un punto en el que ninguno tuvo paciencia para ir despacio.

Changbin lo embistió con fuerza alzando a tocar la próstata de Félix

—¡Ah, Ah, Siii, así!— exclamó llevando su cadera en busca de más, Changbin se levantó en sus piernas, apretó la cadera de Félix y comenzó a dar estocadas profundas y rápidas, —Oh si, así, Binnie correte en mi, lléname de tí—

Changbin rio bajo acelerando su agarre, —Gime Félix, gime mi nombre— exigió

—Changbin, amor, ¡Ah, Ah!—

—Sii, Así quiero oírte— soltó una nalgada haciendolo temblar

—¡Oh Changbin!— volvió a dar otra mientras continuaba penetrandolo con la misma intensidad. Ambos gemían alto, alcanzando la cúspide de su ansiado orgasmo mientras sus pieles vibraban de placer.

Changbin tomo el miembro de Félix, bombeandolo al mismo tiempo haciendo que rápidamente alcanzara su orgasmo al mismo tiempo que él en un sonoro gemido y como fue pedido, se corrió dentro suyo mientras la cálida escencia de Félix bañaba su mano.

Changbin se dejó caer a su lado mientras arrastraba a Félix para colocarlo sobre él ambos controlando los rastros de su orgasmo

—Nunca me cansaré de esto— hablo Changbin

—Ni yo, eres mi complemento— rozó su nariz con la suya

—Se mío siempre—

—Ya lo soy— Changbin estiró su brazo, alcanzando su pantalón, dónde ágilmente saco un pequeño objeto, lo acercó hasta quedar su mano frente a un atento Félix, con la mano contraria tomo la contraria mientras colocaba el pequeño anillo de oro blanco con un pequeño diamante sobre su dedo.

—Entonces es una promesa— dijo mirando a Félix, le brillaban sus ojos de sorpresa mientras un lindo sonrojo se asomaba

—Changbin... Es un anillo—

—De promesa, vamos a cumplir nuestro sueño más profundo, el de ser esposos— musito rozando su nariz en un beso de esquimal

—Binnie, te amo, te amo mucho— Félix le tomo el rostro entre sus manos comenzando a repartir castos besos.