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Con las manos enlazadas y sus piernas enredadas bajo las cobijas ambos se besaban con cariño, se sentían completos estando él uno a lado del otro.

La hora no importaba, seguro ya era tarde y su madre estaba como loca esperándolo en casa, Hyuna no tardaba en llegar, pero no importaba, no cuando estaban ambos encerrados en su mundo, sintiendo sus corazones emparejarse para latir en sintonía mientras su amor de desbordaba entre suspiros. Sus miradas se cruzaban transmitiendose ese sentimiento de paz. Hyunjin jamás creería haber encontrado una conexión tan inigualable hasta que conoció a Jeongin.

Las relaciones formales no eran lo suyo, no podía mantenerse encasillado en algo monogamio; pero si le preguntarán ¿Con quién te gustaría terminar el capítulo de tu vida? El respondería sin pensarlo, "Con él".

Jeongin era sutil, no solo era hermoso por fuera, también por dentro. Tenía un alma única que Hyunjin gustaba de no solo de corromper, sino también de conocer. Cada parte que Jeongin le mostraba con profunda confianza era atesorada por él, lo guardaría como lo más sagrado. No se lo había dicho con palabras pero Jeongin le había regalado su corazón y Hyunjin estaba encantado de amarlo.

Sus narices se rozaron con afecto finalizando así aquel bello momento. Era hora de volver a la realidad.

Hyunjin contempló el cuerpo de Jeongin desnudo moverse por su habitación, encaminandose al baño, soltó una risa baja cuando lo observó caminar con las piernas ligeramente temblorosas.

Unos minutos después, Jeongin estaba terminando de vestirse, cubriendo su cuerpo marcado por Hyunjin con la ropa del mismo responsable.

En silencio se inclinó frente a Hyunjin que seguía acostado en la cama, y lo beso profundamente tomando su rostro entre sus manos.

Se separaron mirandose fijamente, —Te quiero— susurro Jeongin

—Te adoro— dijo Hyunjin en respuesta, satisfecho de provocar el sonrojo en Jeongin, lo dejo ir.

Jeongin salió de la casa de Hyunjin, sintió el aire frío golpear su rostro cálido; la lluvia había terminado y el sol fue remplazado por la brillante luna, no había estrellas. Camino por las solitarias calles inhalando el peculiar aroma de la tierra y los pinos húmedos tras ser bañados por la lluvia.

Aún con los reclamos de su madre, Jeongin durmió con una sonrisa tatuada en su rostro. Quería que amaneciera ya, quería verlo, tocarlo, besarlo y abrazarlo; llenarse de su aroma y compartir conversaciones que solo ellos dos entendían. Quería estar con Hyunjin.

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—No me interesa que digan los demás, yo quiero estar contigo, Jisung, no quiero esconder mis sentimientos por ti, no más, quiero explotar de amor cada que te vea, quiero tomar tu mano y besar tus mejillas cada que quiera, no pienso dejarte, no ahora que ya te tengo— afirmó Minho mirando a Jisung con firmeza mientras sostenía sus manos.

Jisung se sentía abrumado, Lee lograba intimidarlo (de por sí era un chico tímido) aún así asintió a lo dicho, con un nudo en su garganta, incapaz de pronunciar palabra y su mirada llena de brillo. Minho cambio su sería expresión por una sonrisa y entre sus manos, aparentando ambas mejillas haciendo que Jisung formara un puchero, beso sus acolchados labios.

Sonrojado, el menor correspondió aferrándose a la cintura de Minho.

—Lamento interrumpir, pero llegarán tarde a la escuela—

Minho se separó de su chico mientras sentía el sonrojo en sus mejillas, Jisung por su parte bajo la mirada.

—Lo siento señora Han— pidió Minho haciendo una ligera reverencia, —Ya nos vamos, traeré a Jisung temprano—

Tu cuerpo mi religión || HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora