Tu cuerpo mi religión || HyunIn

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Maratón
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Minho jamás dudo de su sexualidad, jamás se pregunto el que se siente besar a un chico o por qué nunca le llamo la atención alguna chica de su curso.

¿Por qué?

Porque tenía ocho años cuando lo vio por primera vez y desde ese día le regaló su corazón, su sonrisa fue el primer tatuaje a sus pensamientos, Jisung, su único primer amor.

Luego de aquel beso que Minho le dió a Jisung, ninguno de los dos tocó tal tema y aunque Jisung se sentía un poco inquieto a lado del mayor prefería llevar las cosas tranquilas entre ellos, por lo menos hasta que pusiera en orden sus pensamientos.

—¿Tu has dudado de algo que siempre te han dicho que es correcto?— pregunto Jisung, divagando en sus pensamientos, tenía muchas dudas eso sus amigos lo tenían muy claro, por eso mismo trataban de tenerle paciencia. Jisung siempre fue muy curioso

—No— respondió serio, seguro de su respuesta teniendo en cuenta el trasfondo de la pregunta del menor.

—¿Por qué?— giro a verlo, ambos estaban ya acostados.

—porque siempre supe que no era correcto—

Jisung medito la respuesta un segundo.

Minho estaba particularmente nervioso, era la primera vez que dormía con alguien a lado y no era cualquier persona, era Jisung, su Jisung; el que ocupaba la mayoría de tiempo su mente, con quién soñaba todas las noches y aquien le dedicaba sus pensamientos más cursis y otros no tan inocentes.

—Creo que me gustan los chicos— soltó Jisung, Minho lo miro sorprendido, —¿Crees que este mal?—

—Creo que cada quien es libre de escoger sus gustos— respondió

—¿A ti te gusta alguien?— pregunto, aún sabiendo la respuesta.

Minho asintío, ambos se giraron de manera que sus miradas chocaron.

—Cuando tenía ocho años, mi padre me regaló una bicicleta la cual solo podía ocupar en el patio de la casa, luego de tanto insistir, mi madre permitió que saliera a la calle con la condición de solo dar vueltas en la misma cerrada— comenzó a contar, —Mi curiosidad era mucha así que seguí mi camino por el sur, las casas se hacían más pequeñas, y en una linda casa de madera blanca habían dos niños, uno con un suéter azul que le quedaba muy grande y otro que, para ser sincero no le preste atención— sonrió, Jisung comenzó a sonrojarse.

>>—ambos vendían galletas para comprar comida a un pequeño gato negro, odio las galletas y soy alérgico a los gatos, pero aún así me baje y dejé la bicicleta en el suelo, de mi pantalón saque lo primero que mis manos tomaron— Jisung trato de reprimir su risa al recordar, —Recuerdo bien a aquel niño de mejillas llenitas, me miro con miedo pero aún así me ofreció la canasta para tomar una de las galletas—

—Las galletas las hizo Jisung y su madre—

Recordó Minho a Jeongin decirle tal dato, —Tome la galleta más deforme— rio al igual que Jisung, —sabia que era la que él había hecho, le entregué lo que tenía en mi mano, me regaló una linda sonrisa y luego salí corriendo—

Jisung sonrió amplio con las mejillas rojas mientras recordaba el centavo junto al carrito pequeño de madera rojo que un nervioso niño le dió a cambio de su galleta. Aquel juguete aún se exhibia en su mesita de dormir.

Minho sonrió, con su diestra acaricio la mejilla abultada de Jisung y como un gatito, se restregó ante su cálido tacto.

Jisung lo miro con sus ojitos brillantes, — Entonces ese alguien te gusta mucho— afirmó

—Si, ese alguien eres tu—

Por fin salieron esas palabras que tanto soño decir y que Jisung amo escuchar.

A.bis se rieron nerviosos con el sonrojo pintando sus mejillas mientras entrelazaban sus manos. Jisung se apego a él, escondiéndose en su pecho sintiendo su cuerpo ser rodeado por los brazos de Minho.

—¿Me darías una oportunidad de conocernos más?— pregunto Minho

Jisung asintío emocionado, porque aún tenía dudas y quería experimentar, se sentía inquieto y tal vez esa calma se la daría Minho, su amor platónico.

Todo pudo ser perfecto de no ser porque escucharon a dos particulares voces comenzar a gritar a fuera. Minho se levantó preocupado al igual que Jisung.