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Viernes.

El último día de la semana. Jeongin se levantó y vistió haciendo su rutina normal, aburrida e insípida.
Bajo al primer piso, su madre tenía el desayuno listo; mientras comía pudo notar que su madre tenía los ojos hinchados

—¿Todo bien?.—
Pregunto hacia su madre

—Callate y come.—
Ordeno su padre con la voz molesta, Jeongin decidió no seguir preguntando, comió todo casi con prisa y salió de su casa junto a su hermana caminando hacia la preparatoria

—usa gafas si vas a salir.—
Dijo Damián antes de también salir, Mika volvió a soltarse a llorar

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—No olvides que debes ir directo a la iglesia.

Jeongin suspiro ya cansado, toda la semana se lo estuvieron recordando su madre y Mireya, ¿Cómo podía olvidarlo? Aún así asintío

—¿Trajiste tu Biblia?.

—Si.

—Bien, nos vemos al rato.
Mireya se despidió, encontrándose con sus amigas, por su lado Jeongin se acercó a Félix, su mejor amigo.

Félix venía de Australia, sus padres se mudaron a ese pueblo para cuidar de la abuela. Félix al venir de otro lugar tenía la mentalidad más abierta, así que nunca ocultó  sus preferencias sexuales, de hecho mantenía una relación a distancia con Changbin, su novio. Solía visitarlo al pueblo una vez cada dos semanas.
Aún que recibían malas caras e insultos por parte de la gente, nunca hicieron caso, los padres de Félix siempre les hicieron saber que lo suyo no estaba mal, sino la gente

Obviamente Jeongin tenía prohibido acercarse a Félix, pero nunca le importo, se habían hecho muy amigos. La gente hasta pensaba que Jeongin había sido enviado por Dios para redirigir el camino de Félix

—Hola In.
Saludo el autraliano alegremente, Félix era una persona muy cálida, siempre estaba con una hermosa sonrisa

—Hola Lix

—¿Estás listo para dar tu curso?.

—No, pero mientras leo la biblia imagínare que estoy en una fiesta bebiendo y drogándome.

—Te prometo que te llevaré a una fiesta cuando entremos a la universidad

Jeongin sonrió, ansiaba tanto poder graduarse para irse lejos a la universidad, dónde por fin viviría su vida

—Sabes que no soy religioso, pero aún así iré a hacerte compañía.

—Por favor ve, así terminaré de convencer a mi madre de que estoy "cambiando tu vida" haciendo aun lado tus pensamientos gays— dijo riendo

—Si tan solo supiera que su adorado niño es el que tiene pensamientos gays con cierta "persona" ya te hubiera mandado a exorcisar— se burló Félix

—callate, eso no es cierto— se quejo, Félix comenzó a reír y Jeongin enrojeció.

Resulta que Hyunjin estaba en la misma clase que Félix y Jeongin, haciendo que para el menor fuera inevitable espiarlo casi diario, Félix se burlaba de él, sabía que aquel chico rubio le estaba empezando a gustar a su amigo.

La jornada estudiantil termino, Félix fue a su casa para cambiarse e ir a la iglesia a acompañar a Jeongin como prometió.

Por su parte, Jeongin fue directo a la iglesia, al llegar se dió cuenta que nadie estaba y seguramente tampoco nadie iría, pero aún así se dispuso a arreglar el lugar donde daría el dichoso curso. El padre Agustín le había dado la llave de un cuarto que había en la parte de atrás de la iglesia, era un salón donde los niños tomaban sus clases dominicanas.

Sin más, empezó a colocar las sillas en círculo, puso solamente siete, luego se sentó a esperar. Cinco minutos después alguien entro, Jeongin casi siente desmayarse cuando vio a Hyunjin entrar por la puerta y caminar hacia el

—¿Aquí es el curso?.
Pregunto serio

—Ah...si-si aquí es, siéntate
Invito señalando una silla frente a él, pero Hyunjin se sentó en la silla de su lado

—¿Por qué no ha llegado nadie?

—No lo sé, supongo que no tardarán.

Ambos estuvieron en silencio casi por media hora, Jeongin estaba completamente nervioso e incómodo ante el silencio, casi siempre sabía comenzar una conversación pero por alguna extraña razón Hyunjin lo intimidaba, aún más teniendolo a su lado. En este momento odiaba a Félix, no había llegado como se lo prometió y ahora se encontraba en esa situación

—¿Seguirás esperando?.
Rompió el silencio Hyunjin

—Si, supongo, aún si nadie llega es mejor quedarme aquí

—¿No quieres llegar a casa?.
Jeongin negó, Hyunjin comenzó a mirarlo, una sonrisa se instalo en su rostro

—Me quedare contigo entonces
Jeongin giro a verlo, su nerviosismo aumento, pero decidió mejor comenzar una charla amena antes de volverse a instalar en ese silencio que estaba matando a Jeongin

—Esta bien, ¿Puedo preguntar porque veniste? Se ve que no...que no te gustan estos lugares— pregunto nervioso

—La verdad es que mi madre me obligó prácticamente a venir, ambos íbamos a la iglesia donde vivíamos pero no tiene nada que ver con esto— respondio irónico

—¿Por qué?
Aquello hizo nacer la curiosidad de Jeongin

—El pueblo es demasiado cerrado, ¿Crees que no me di cuenta lo que dicen las señoras de mi y mi madre? Todos la acusan por vivir sola asegurando que es una "dejada" cuando no saben nada.—
Contó soltando un bufido

Jeongin quiso preguntar la razón por la cual se mudaron pero prefirió no entrometerse

—Todo el lugar es demasiado hipócrita.—Continuo, —hasta tu.—

Jeongin amplio la mirada, Hyunjin comenzó a morder su labio mirándolo de arriba a abajo.

Tu cuerpo mi religión || HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora