Eran como niños ; criaturas a medio socializar de las cuales se podían esperar múltiples conductas salvajes, que para las reglas morales eran más que incorrectas, que aceleraban el corazón a causa del miedo, la pena entre otras emociones. Ellos juntaban el superego y una conciencia moral débil para llevar el terror a otros niveles. Su apariencia los hacía parecidos a cualquier otra persona, eso era aún más aterrador, eran jóvenes jugando a corromper el límite de la depravación, todo eso con rostros calmos o incluso felices.
Estaban en el parque de juegos, listos para continuar su juego de roles dentro de la caja de arena que era la habitación blanca iluminada de forma estratégica para no perder detalles ni colores, ligeramente inclinada para el drenado, el suelo plano, el cielo se adornaba con diversos engranajes suficientemente resistentes para colgar lo que y a quién fuera necesario para jugar a los columpios, las mesas quirurgicas en una de las orillas, la derecha realmente, estaban los juguetes, perfectamente ordenados, que sus manos tomarían para añadir realismo al juego, era su habitación de juegos. Los 5 niños sonreían felices con su nuevo compañero de aventuras, al no formar parte del juego social en la superficie, esos niños podrían ser vistos como seres inocentes, mientras que en sus mentes se maquinaba el LORE adecuado para continuar la travesura.
La serpiente temblaba entre sus ataduras, que lo mantenían suspendido en ese "columpio"creado por cadenas que se sostenían a partir de sus muñecas, con grilletes que las dejaban sobre su cabeza, su contacto con el suelo era un rose discreto ocasionado por sus dedos desnudos contra el frío azulejo, su vista estaba obstruida. La ansiedad creciente en Fudo Akio le hacía rechinar los dientes, no decían nada hace un rato, pero escuchaba que estaban ahí, por una que otra risita que se escapaba de ellos. ¿Qué rayos querían de él? Parecían solo estarlo marinando en el jugo de su preocupación que parecía querer mutar en miedo. Quería que alguien hablara, que le indicará algo, lo que fuera, comenzó a jadear con cierto miedo, pero fue irrumpido por una voz.
-Akio- Levantó la cabeza, solo escuchó esa voz, los demás cesaron, un alivió le inundó rápidamente. - Dales lo que quieren, o nos dañan a ambos.- La voz sonaba alarmada, se preocupó rápidamente, no solo lo tenían a él, debía hacer algo para rescatarlos a ambos
-Lo haré, Lo haré, no te preocupes, estaremos bien- respondió rápidamente buscando calmar al otro. Entonces las risas aparecieron de nuevo- ¡Callense!- gritó molesto, para él no era un juego, si también tenían al otro ahí, lo iba a salvar aunque tuviera que dar mil secretos.
-Una prueba- Una voz nueva para él resonó por el lugar, no la conocía, y él sabía de gente.- Dime reptil, dime algo simple, dime dime dime ¿Quién está detrás de los cristales de energía?-
-¿Qué?-
-Si, esas pequeñas cosas azules que alimentan tanto ¿Quien las hace? ¿Es Yuma? ¿Es Kido? ¿Es Kageyama? ¿Es Hikaru?-
-Para qué quieres saber eso?-
-¿No lo dirás? Bien- El sonido de Kazemaru Ichirouta gritando le alteró -¿Dirás algo?
-Valtinas, Edgar Valtinas las hace, él las hace- respondió rápidamente.
No los veía, pero ellos estaban frente a él, con Nagumo al centró más cerca suyo, haciendo las preguntas con una enorme sonrisa satisfecha, mientras Midorikawa se encontraba a un lado algo más separado, tomando la apariencia del que, aún no sabían, era el mediador de ONCE
-Que sencillo, y solo necesitamos que fingieras un grito, querido Kazemaru.- Las manos del chico con mohicano temblaron con fuerza.
-¿Qué puedo decir? Actuar se me da bastante bien.-
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Ingranazhe (Varias Parejas) INAZUMA ELEVEN FANFIC AU YAOI
FanfictionAU Steampunk de Inazuma Eleven. Una ciudad con diversas historias que se entrelazan en algo que la sociedad llama economía pero todos saben es la luz que esconde la ilegal oscuridad de sus acciones. Yaoi*