Capítulo 40 : Entonces dime que me amas

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El enojo tiene muchas formas de manifestarse, gritos, golpes, ignorar, el enojo crea paredes entre las personas, y Kageyama Reiji estaba acostumbrado a ser la persona que se enojaba, tenía el poder, podía regalar a Kido, podía sermonear a Hitomiko, darle un sape a Kudo incluso decirle idiota a Yi, pero en ese momento no estaba seguro de que era el enojo cuando estaba en un pre adulto, le había gritado a Demonio, le había pegado, le había hecho muchas cosas en su enojo, pero que se enojaran con él era bastante complicado, incluso Yuto se había ya enojado con él y lo había podido dominar, ahora se encontraba en un terreno desconocido: El enojo de Demonio Estrada.

En un inicio no fue enojo, el pequeño de rastas le pidió auxilio, explicando que Kira le había robado las piernas, que ella fue cruel, le había llorado de aquello, pero cuando le dijo que él se las ofreció siempre y cuando se las quitara, entonces conoció un tipo diferente de enojo, uno que no había visto antes, esperaba que le gritara o le reclamara, pero no fue así.

Silencio

Eso fue lo que le dio Demonio tras aquello, y él no podía hacer nada, no podía obligarlo a hacer algo, pues no tenía una forma de moverse para cumplir sus órdenes, así que ahora estaba el hombre haciendo las nuevas piernas, con ayuda de Kido, quien estaba haciendo una parte y él la otra. Mientras el de ojos grises estaba en su habitación solo existiendo.

–Estrada – Tocó la puerta antes de abrir, encontrando al pequeño acostado en un puff mientras leía – Tienes que comer tienes días sin caminar.. – pidió, si, ya estaba preocupado por él. De nuevo el silencio – ¿Cuando terminara este juego tuyo? Ya me disculpe. – Silencio nuevamente. –Demonio, en serio debes comer algo. – Dejó la comida en una mesa cerca. –Kira las necesitaba. Entiende. –

–Fuiste cruel – por fin hablo – Pudieron pedirlas. –

–Estaba retando a Kira, ella es muy débil, la verdad no creí que lo haría, pero lo hizo, eso abrió puertas para ella. –

–¿y yo que? – preguntó, cerrando su libro y sentándose con cuidado para ver al mayor – ¿Donde quedo yo? –

–Oh, vamos Estrada, tu no eres nadie, ¿donde quedas tu? Yo pague un precio por ti, eres mi propiedad y puedo hacer lo que yo quiera contigo. – Le recordó

–Repitete que no soy nadie hasta que te lo creas Reiji –

–Escucha, no tendré esta discusión, ya lo hice, yo soy el que manda aquí, tendras que aceptarlo y ya, ahora tragate tu comida. –

–Si no quiero comer, no voy a comer, de todos modos soy inutil para ti sin piernas, porque no mejor, vas y compras a mi remplazo – silencio – eso pense, no vas a encontrar a alguien que vaya a hacer lo que yo sin chillar como un bebé, así que ¿que te parece si empiezas a respetarme? – sugirio – No quiero tus disculpas estupidas, quiero mis piernas, yo corte mis piernas por tu proyecto, y por la ciencia, quiero mi recompensa, quiero mis piernas. –

–Yuto y yo estamos trabajando en eso. –

–Pues entonces no regreses hasta que tengas mis piernas, no voy a coger contigo, no quiero comer tu comida, no quiero hablar contigo, me quitaste mis piernas, mandaste a una pendeja a quitarme mis piernas para darselas a un drogadicto, no quiero saber nada de ti hasta que tenga mis piernas. –

–¿Que parte de que tu eres mi propiedad no entiendes? –

–Si tu creyeras eso, no te excitaría tanto que te reclamara o tuviera esta personalidad, así que sal de aquí, y déjame en paz, no quiero nada que venga de ti. –

Kageyama conocía muchas caras del enojo, pero uno no está seguro de cómo reaccionar al enojo de la persona de la que poco a poco te vas enamorando, y hasta ese momento no había notado cuánto le quemaba que Estrada estuviera enojado con él. Se acercó a sentarse en el suelo a su lado.

–No haré eso, no puedo darte tus piernas justo ahora, y tu no puedes no comer y seguirme ignorando. –

–Pues quiero mis piernas, es lo que quiero. Amaba mis piernas nuevas, y tu me las quitaste, nunca te pedí nada, nunca hice nada malo, y mira como le recompensas, he sido muy complaciente hasta ahora. Quiero mis piernas, me dolieron. –

–Yo entiendo, pero tambien entiende tu, que no podía decirle que no –

–Pudiste decirle que no, por mi. –

–No –

–Debiste decirle que no por mi, debiste elegirme a mi, y no consentir a la niña esa. –

–Es más grande que tu –

–Si, pero el que te acompaña en la cama soy yo no ella, debiste elegirme a mi por cada vez que susurraste a mi oido que... – Fue detenido por el mayor quien le alzó – bájame – pidió mirandole molesto.

–No, deja de hacer berrinche –

–Okay, no me daras mis piernas hoy, no te hablare –

–Pideme otra cosa–

Entonces dime que me amas. –

–Estrada, no diré tal mentira —

–Entonces no tenemos nada de que seguir hablando, dejame en paz. –

Nunca había perdido contra nadie, pero Demonio se había convertido en una daga sin mango, en un punto débil que no quería exterminar, peor que Kido. Le dejó caer en el puff de nuevo y salió de ahí, ahora molesto él, pero consigo mismo, quizá si debía decirle que no a Hitomiko, porque si había algo que le molestaba en esta vida, eso eran las discusiones de pareja y ser debil solo por querer de esa forma a alguien, aunque no lo iba a aceptar, no ahora al menos

Demonio se acomodo en donde estaba y lanzó el libro contra la puerta con coraje, él sabía mejor que Kageyama que simplemente era una adquisición del mayor, pero aun así, sabía que no le era insignificante a su dueño, sabía que era importante, por tanto, se daba el derecho de sentir, de expresar ese tipo de cosas, Reiji nunca le había hecho enojar, pero estaba muy sentido por lo que le hizo, no le había dejado verlo llorar, pero no podía dejar de hacerlo por las noches, él se había arrancado las piernas por Kageyama y ese cabrón se las entregó a Hitomiko solo porque sí, dejándolo en esa horrible posición en la que se volvió inutil, odiaba eso, sentirse un objeto no era su cosa favorita, creía que ya había terminado con eso, pero al parecer no. Dolía mucho. bajó del puff para gatear a su cama, que gracias a los dioses no tenía base de cama así que pudo subir a su colchon sin problema, para hacerse bolita bajo sus cobijas y alcanzar un peluche que Reiji mismo le había regalado. Volvería a llorar, si, y lo haría hasta que tuviera sus piernas, estaba tentando al diablo, pero realmente las quería, no podía creer que Kageyama no entendiera porque rayos era tan importante para él todo eso, le ardía profundamente eso. 

–Kageyama Idiota – susurro entre pequeñas lagrimas, a él no le molestaría decirle todos los días que lo amaba, aunque no fuera verdad, aunque la suya fuera una historia circunstancial donde solo se tenían el uno al otro, pero ese pequeño contexto era suficiente, al menos para él, para saber que era la unica persona que importaba en su vida, ya le había dado mucho a Reiji, y le daría más, pero no le parecía justo todo eso, solo porque la niña fue llorando con él. 

Ingranazhe (Varias Parejas) INAZUMA ELEVEN FANFIC AU YAOIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora