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18 de febrero


Yoongi se encontraba demasiado exasperado y con ganas de querer gritar a los mil y un vientos, por haberse dejado llevar ante una ridiculez.

A veces o mejor dicho casi siempre, pensaba que era demasiado susceptible a los deseos de los demás.

Y para empezar, la fiesta caía un día laboral, un jueves por la noche, mejor dicho ahora; para segundo tener que recordar que para su mala suerte, al no fijarse en la dirección, ahora tenía que tomar un tren hasta el otro lado de la ciudad, siendo además un lugar por decirlo así, oculto, ya que Daegu mantenia una imagen un tanto conservadora y eso, para sus cálculos le llevaría unas cuántas horas, más el cual, tendría que pedir indicaciones del lugar para poder llegar.

Y de sólo pensar que el viernes tenía que laborar en la empresa, más aún los pocos pendientes que tenían previstos.

Si, Yoongi era un caos mental en ese preciso instante.

Se sentía tan exhausto, que se preguntaba, cómo es que Seokjin aún tenía las fuerzas para poder organizar algo de gran magnitud, sin perder la estabilidad y mucho más, tener tales tácticas para engañarlo como un vil serpiente.

Porque si que lo había logrado, engañando incluso al propio jefe, dándole cuatro días libres, con una excusa tan simple y tan antigua, que al parecer aún seguía funcionando.

— Enserio, debo ser tan tonto.

Y para ser más que injustos, la hora le iba en contra y aún no conseguía tener una apariencia decente o por lo menos pasable, para que tuviera que avergonzarse delante de tantas personas.

Pero, mirándose al espejo por un momento y si lo pensaba mejor, que importaba si se demoraba más de lo previsto, sí de todas formas llegaría a realizar el capricho de su amigo.

Toc, toc

Dijo Ji Eun y al ver cómo su esposo no había prestado atención al escucharle, decidió pasar sin previo aviso, acercándose primero al marco de la puerta de aquel su dormitorio, viendo el porqué no la había escuchado, al estar luchando por acomodarse su corbata, por lo que no pudo evitar sonreír y reírse un poco, ya que su rostro empezaba a enrojecerse de la frustración.

— No te rías, no es chistoso.

— Cariño— se acercó hacia él, quedando frente a frente, mientras con una sonrisa, ponía sus manos sobre el cinto, comenzando a hacer el nudo— Te queda hermoso el traje rojo.

Yoongi se sonrojó un poco.

— ¿A dónde tan arreglado y tan guapo?— dijo coquetamente, mientras le seguía sonriendo con dulzura, mirándolo algo avergonzada a los ojos.

Yoongi sólo sonrió, y también se avergonzó, incluso un poco más que su esposa. Entre ello, Ji Eun terminaba de hacer el nudo de la corbata, acomodándole bien el terno que llevaba puesto,  supervisando a detalle que estuviera perfecto.

Ji Eun era tan amable, tan buena, que podía entender a Yoongi perfectamente, pero últimamente  ni siquiera habían tenido el tiempo correspondiente para poder estar juntos cómo era debido, haciendo sentir el ambiente entre ellos, extraño y un tanto desconcertante.

Yoongi suponía que quizás era por el estrés del momento, ya que cada uno estaba tan metido en sus propios asuntos y dilemas.

Por lo que también ni siquiera tuvo la oportunidad de decirle sobre aquella fiesta, hasta hace apenas unas horas, por la mañana.

— Perdona que te haya avisado tan tarde, si no quizás, tú también hubieras podido ir—  dijo apenado.

— No tienes que preocuparte, sabes de igual manera no hubiera querido ir, las fiestas no son mucho lo mío.

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