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18 de Abril

El viento estaba ligero y fresco, aunque por algunas brisas bruscas, estaba siendo perjudicial para su arreglado cabello.

Ji Eun, se sintió frustrada al ver que no se podría ver completamente hermosa e impecable, para ver a su esposo.

Aunque, vestía de un vestido jean simple, combinada con su blusa color melón, además de haber arreglado su cabello de forma sencilla, decorándolo con una cinta al final, sintió que podía verse mejor.

Cruzó la avenida y sin querer, se vió a si misma desde el reflejo de un vidrio de una salón de belleza, sonrió un poco y acomodó su cabello para que ningún cabello se desbordara de su lugar, decidió mantener la tranquilidad que siempre se le caracterizaba, aunque empezara a estar nerviosa.

Siguió caminando, con su confianza plena a que todo saldría bien.

Ir a buscarlo, no estaba planeado, sabría que Yoongi le dijo que iba regresar a casa como a la hora de siempre, porque esta vez no le había avisado de un cambio repentino.

Así que, Ji Eun quería sorprenderlo, saber que aún estaba esa pequeña chispa en sus gestos y en sus palabras, y por lo tanto consideró que sería bueno que ambos pasarán tiempo a solas, dejando atrás sus responsabilidades y poderse ver como aquellos jóvenes que alguna vez pudieron serlo todo.

Había pasado tanto tiempo en los que no tenía una sencilla salida amena con su esposo.

Quizás en aquel momento del problema, se adelantó demasiado, no buscó la forma de romantizar el ambiente y poder seducirlo como algún vez creyó, simplemente fue directa y pretenciosa.

¿Lo habría asustado?.

¿O era un karma que estaba pagando?.

Ji Eun se sintió mal, ella no era así, más sino estaba desesperada o eso creía.

Pero cuando, Yoongi decidió irse a la otra habitación, siendo aquella idea que consideró correcta, porque en parte, ella no quería verle, también se dió cuenta que la dejó herida.

Estaba acostumbrada a tener a Yoongi cerca, durmiendo a su costado, amaneciendo con él, dándose el buenos días y buenas noches. Ella llegó a extrañar mucho eso.

Más aquellos cinco días en los que durmió sola, se sintió despechada, al saber que una simple discusión, lo estaba alejando del amor de su esposo.

Aunque de cierta forma había pasado dos días, en los que después de hablar tranquilos en la noche, lograron solucionar al menos la situación. Yoongi regreso a dormir en su dormitorio, pero no se sentía, parecían más alejados de lo que estaban.

El semáforo cambio la señal a verde, en cuanto los carros se detuvieron, tanto ella como muchos otros empezaron a cruzar la calle.

Sus hijos no se habían dado cuenta y eso estaba bien. Ellos como esposos fueron cautelosos con sus problemas.

Ellos tampoco sabían nada de la pequeña salida, solo sabian que llegarían tarde a casa, porque apenas habían llegado hace media hora a casa y decían que empezarían a realizar sus deberes.

Beomgyu, era un tanto distraído, a veces dejaba todos sus pendientes a última hora, pero lograba ser inteligente y responsable; y Momo, siempre lograba ser empeñosa en todos sus trabajos.

Así que no pasaba nada, sí solo ese día, ella como Yoongi se ausentaban. Sus hijos, estaban creciendo, sabian cuidarse y estarían bien.

A sólo dos cuadras, estaba dirigiéndose hasta el edificio donde trabajaba Yoongi, se sintió algo nerviosa, sobretodo porque no sabría si los compañeros de Yoongi lograban reconocerla. Había pasado tiempo desde no había logrado asistir a esos eventos exclusivos donde iban acompañados los ejecutivos principales e importantes.

MY DEAREST DARLING Donde viven las historias. Descúbrelo ahora