2. Un vecino metiche

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Era fin de semana, eso significaba no escuela y Felix estaba feliz por eso, lamentablemente sus padres tuvieron que ir a trabajar, es por eso que su hyung se encontraba con el. El clima estaba algo frío, por esa razón su papá desde temprano fue a recoger al castaño para dejarlo en su casa.

Desde que su mayor había llegado lo había envuelto en varias mantitas, dejándolo comer galletas mientras veía en la televisión caricaturas en lo que Jisung adelantaba algunos de sus trabajos de la universidad, Felix no podía pedir nada mejor.

- Hannie ya no hay galletas. - avisó el pecoso volteando su plato para que viera que no mentía.

- Ni modo, ya no hay más. - respondió Han continuando escribiendo en su computadora.

Felix sabía que mentía, el mismo vio cuando le servió las suyas y pudo observar que el contrario había dejado algunas dentro de la bolsita. - Estas mintiendo. - dijo frunciendo sus cejas tratando de verse intimidante.

- Vamos Lixie, sabes que no puedo darte más, morirás de una sobredosis de azúcar si sigues así. - respondió el mayor entre risas tratando de acariciar sus enmarañados cabellos en un intento de peinarlos.

A Felix no le causó gracia su comentario por lo que alejó la mano contraria. - Pero me moriría feliz. - musitó enredándose más entre sus mantas para intentar dejarse caer al suelo pero rápidamente fue parado por Jisung, ¡ni siquiera eso podía hacer!

°°°

El resto del día iba transcurriendo con normalidad, luego de que a su hyung le dolieran los ojos y el cerebro de tanto escribir en su computadora decidieron jugar un poco con sus peluches, con la ayuda de Jisung comenzó a armar una casita con varios cojines. Todo iba bien hasta que el timbre sonó.

- Espera aquí, voy a ver quien es. - dijo el mayor dejando el peluche de pollito a un lado de Felix.

El pecoso lo tomó y siguió jugando aparentando que su peluche se perdía en un enorme bosque junto con su amigo el hurón. Los movía con sus manitas imaginando que el sillón era un sendero que llegaba hasta la bonita casita de cojines. - ¡Oh no! Ahí viene el lobo feroz. - exclamó tomando su peluche de lobo haciendo como si se comiera a los otros dos haciendo sonidos con su boquita.

- Hola Felix. - escuchando una voz a sus espaldas, dejó de hacer lo que estaba haciendo y puso atención al sujeto que estaba enfrente.

Su vecino Lee Minho estaba frente a él salundándolo con una gran sonrisa, volteando a todos lados vio como su niñero tocaba su pecho y tenía sus mejillas demasiado rojas ¿Acaso se sentía mal y no se lo había dicho? Regresando su vista al mayor lo saludó moviendo su manita de lado a lado.

- ¿Qué hace aquí? - preguntó el pecoso dirigiéndose a su niñero.

- Felix, no seas grosero. - musitó entre dientes el castaño acercándose para tomarlo en brazos. - Hyung vino a dejarte un postre que preparó por ser nuevos vecinos. - explicó Jisung sentándose en el sofá con el niño en su regazo.

- ¿Cuál es el postre? - cuestionó interesado el pecoso cayendo en cuenta del plato que el azabache traía en sus manos, estiró un poco su cuello para ver su contenido.

Minho solamente rió ante lo tierno de la escena y caminó para dejar el postre en su mesa, era un bizcocho de chocolate. Felix se relamió un poco sus labios.

- Pensé que los señores Lee no trabajaban hoy, quería presentarme formalmente. - comentó el azabache tomando asiento a un lado de ellos, para su desgracia no se fijó que la casita de los peluches de Felix estaba ahí, pues traía puesta su mirada en un castaño que jugaba con las pequeñas manos del niño.

- ¡Mi casita! - exclamó el pequeño levantándose del regazo de su hyung y apartando la vista del delicioso postre corriendo hacia donde estaba el otro chico.

Al oír el grito Minho se levantó asustado revisando donde se había sentado viendo una pila aplastada de cojines. - L-lo lamento Lixie.

- Solamente mis amigos me llaman así. - respondió entre dientes haciendo que el azabache tragara saliva sonoramente.

El castaño sintiendo lo tenso que se había puesto el ambiente pensó en una solución rápida. - Yo puedo volver a armarla Lixie, había quedado demasiado chiquita para que cupieran todos tus peluches, podemos hacerla mejor. - dijo Jisung tratando de que su menor no se pusiera triste comenzando a sobar su espaldita para reconfortarlo.

- Sabes Felix, yo soy arquitecto, puedo hacerte una casita real para todos tus peluches. - añadió el mayor llamando la atención del pequeño que ya tenía un puchero en su rostro.

- ¿En serio? - preguntaron los otros dos sorprendidos, Felix por su lado volteó esperanzado mirando al más alto con ojitos cristalinos.

- Claro que sí. - contestó Minho hincándose para quedar a su altura mientras le sonreía al castaño ocasionado un ligero sonrojo que el menor no pudo ver.

Rápidamente Felix eliminó con su antebrazo las pequeñas gotitas que amenazaban de salir de sus ojos. - Puedes llamarme Lixie. - comentó poniendo de nuevo una sonrisa en su rostro.

- Aigoo, este niño. - dijo Han un poco nervioso por ver lo interesado que podía llegar a ser su menor. - Creo que ya es momento que preparamos la comida junto con Lixie, así que...

- Ya debe irse Minho hyung. - completó Felix sin tacto alguno haciendo reír al mayor. Jisung quería darle un zape.

- Esta bien, yo igual tengo que irme, luego vendré a tomar medidas para tu casa. - anunció el azabache viendo directamente al castaño. - Nos vemos luego Lixie. Adiós Sunggie.

Despidiéndose de ambos Minho caminó hacia la puerta seguido por Jisung. El pequeño Felix no entendía porque su niñero actuaba raro cuando su vecino estaba cerca de ellos.

- Hannie ¿te sientes bien? - preguntó el pecoso viendo que su hyung hacía ruiditos raros mientras hacía un baile un poco extraño.

- ¡Lixie! ¡Me llamó Sunggie! - exclamó asustando al niño tomándolo en brazos comenzando a darle vueltas en el aire haciendo que riera a carcajadas.

°°°

Han puso música mientras preparaba la comida, Felix a su lado trataba de bailar al ritmo de la canción viendo como su niñero partía los vegetales y los echaba a una olla, el ambiente era extremadamente feliz.

- Eso Felix, eso Felix... - decía Jisung viendo como el menor trataba de mover su cadera en circulos de arriba a abajo como anteriormente su mayor le había enseñado.

Unos minutos más tarde ambos estaban cansados y solamente estaba esperando a que su comida terminara de cocerce mientras estaban acostados en el suelo de la sala.

- Oye Lix, ¿Te cayó bien Minho hyung? - rompió el silencio el mayor volteando a ver al de pecas.

- Sip, aunque es un metiche. - confesó sin pensarlo demasiado.

- ¿Por qué dices eso? - preguntó alarmado Han sentándose en el piso ocasionando que Felix hiciera lo mismo.

- Pues... ¿Qué vino a hacer aquí? Sólo vino a romper mi casita, aparte el sabía que mis papás no estaban.

- ¿E-en serio?

- Sipi, cuando mi mami me bajó a la sala para esperarte escuché claramente cuando mi papá lo saludó y le contó que iba ir por ti y sabes que nunca miento. - contó el niño como si fuera un asunto super secreto. - Pero no vayas a decirle a mi mamá porque se va a dar cuenta que no estaba dormido. - susurró eso último poniendo su meñique frente a Jisung para entrelazarlos.

El mayor no dudó en hacerlo, pues esas palabras hicieron que su corazón se acelerara y una gran sonrisa se escabullera sin permiso en su rostro.

- Sabes Lixie, te ganaste un cacho grande del bizcocho de chocolate. - comentó parándose del lugar para ir a la cocina.

- ¡Yupi! - exclamó Felix haciendo su baile de la victoria, no sabía que había hecho pero tuvo que ser algo bueno.

- Pero será después de la comida. - demandó el mayor.

- Ahhhh. - rendido siguió a su niñero para poder poner la mesa, al fin su bizcocho ya nadie podía quitárselo si es que no quería hacerlo llorar.

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¡Felix manos a la obra!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora