3. Felix fugitivo

755 122 9
                                    

Era un día soleado en Seúl, hacia un poco de calor, era viernes y Felix acababa de salir de la escuela. Habían llegado a la casa al menos hace media hora, sin embargo, había un pequeño problema, el pequeño pecoso no aparecía por ningún lado, Han Jisung quería llorar.

30 minutos antes

- Felix, ve a lavarte, pediré pizza. - ordenó Jisung dejando la mochila sobre el sofá para poder tomar el teléfono.

El pecoso subió las escaleras directo a su habitación. Comenzó a desprenderse de sus prendas muy felizmente hasta que volteó a la ventana y pudo ver un gato, en ese momento se acordó que de seguro su mamá olvidó cerrarla en la mañana, así que  rápidamente se puso una playera para cubrirse.

- Hola gatito, soy Lee Felix. - saludó al pequeño minino, aprovechando que estaba lamiendo una de sus patitas se acercó un poco y lo acarició delicadamente.

Al sentir los ligeros ronroneos del animal soltó pequeñas risitas. - ¿Acaso te perdiste? - preguntó sin dejar de acariciar el suave pelaje de color gris. - Yo puedo ayudarte, voy a decirle a Hannie hyung que venga ayudarme.

Dejando de acariciar al gatito dio unos cuantos pasos hacia su puerta cuando escuchó como su pequeño visitante parecía salir corriendo, regresando la vista a la ventana pudo ver que ya se había trepado al árbol continuo.

- Ven gatito gatito. - decía Felix moviendo sus manitas para que el gato se acercara de nuevo a la ventana. - Si no tienes dueño prometo que te podrás quedarte en mi casa.

El minino no pareció entenderlo porque saltó directo hacia la calle. Soltando un suspiro Felix terminó de cambiarse y bajó de nuevo las escaleras para ir a contarle a su niñero lo que planeaba hacer.

- Hannie. - llamó el pecoso viendo como Jisung parecía poner toda su concentración en lo que estaba del otro lado de la ventana de la cocina, desde ahí podía verse la sala del vecino, pero esa es información no la sabía Felix, pues su altura no lo dejaba husmear es casas ajenas.

Decidido en no perder más tiempo para que el gatito se perdiera para siempre salió a la calle. El gato pareció haberlo esperado porque se quedó justamente frente a su puerta.

- Te tengo. - musitó contento el niño de poder observarlo en sus brazos. - Eres tan lindo.

El sonido de la puerta cerrándose alertó al pecoso, se había quedado afuera. Cargando al gato con uno de sus bracitos y estirando lo más que pudo el contrario trataba de alcanzar el timbre, desgraciadamente no lograba nisiquiera rozarlo.

- Espera aquí. - ordenó Felix para tratar de alcanzarlo con base a pequeños saltitos, cuando menos lo esperó el gato salió corriendo a la casa vecina. - ¡No te vayas!

Persiguiendo al minino llegó hacia unos arbustos que cercaban ambas residencias y cuando menos lo esperó se encontraba en el patio de su vecino.

- Hannie me va a regañar.   - musitó Felix viendo que ya estaba todo lleno de tierra, estaba apunto de regresar cuando un pequeño maullido volvió a llamar su atención.

El patio de la casa contraria era un poco más amplio que el suyo, tenía varios cortes de madera en una esquina, una mesa con varios papeles encima  y debajo el dichoso gato. Caminando lentamente para que no huyera de nuevo se acercó dando pasito por pasito.

- Vamos gatito, no se vaya a enojar Minho hyung, tal vez no le gustan los gatos. - decía el pecoso preocupado de que fuera atrapado en el acto.

Cuando se dio cuenta que el gato se preparaba para correr se lanzó para tomarlo con sus manitas. - ¡Te tengo! - gritó emocionado sin darse cuenta que la mesa se había desplomado gracias a que sin querer la había golpeado.

¡Felix manos a la obra!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora