13. La cita perfecta

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La casa de los Lee nunca se había visto tan bien, o eso pensaba Felix una vez que terminó de decorar la sala, Changbin aún no llegaba, pero tan emocionado estaba que quiso adelantarse un poquito. Su madre le había ayudado a preparar la comida en pequeños tazones mientras él mismo se encargó de barrer, trapear, limpiar la mesa y decorar la sala, lo había hecho a su manera, pero aún así contaba mucho; fue trabajo demasiado laborioso para un niño como Felix que apenas y levantaba su cuarto, sin embargo, se reconfortaba pensando que valdría la pena.

A sus ojos la decoración se veía perfecta; en la mesa de centro había puesto un mantel rojo que aunque se arrastrara y estuviera un poco chueco Felix lo consideraba lindo, encima de este había colocado pequeñas velas aromáticas como había visto en varias películas románticas, aunque estas aún se encontraban apagadas para que no se gastaran, para los asientos utilizó unos cojines de la oficina de sus padres y para finalizar colocó la mayoría de sus peluches por toda la sala para darle el toque final. Ah y casi lo olvidaba, también había comprado un pequeño ramo de flores para que su vecino se las entregara a Hannie cuando llegara, había pensado en todo.

- ¿Mami, ya está todo listo? - preguntó el pecoso entrando a la cocina viendo como su madre terminaba de preparar los sándwiches para después cortarlos en pedazos pequeños y formarlos en una torre.

- Ya, solamente falta que llegue Binnie, así que ya ve a cambiarte. - respondió risueña la mayor viendo como su hijo salía corriendo con una gran sonrisa escaleras arriba. Ahora solamente le faltaba despertar a su esposo y salir del lugar.

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Changbin llegó veinte minutos después ya listo para la acción, ahora ambos niños vestían un traje asemejado al uniforme de los meseros y estaban demasiado peinados para su gusto, pero era por una buena causa se repetían cada vez que se miraban mutuamente y un par de carcajadas los delataban.

- Concéntrate Changbin, es una misión de vida o muerte. - dijo Felix en un intento de que su amigo dejara de reírse y mejor se pusiera a ayudarlo a colocar un par de galletas en sus respectivos platitos.

Los minutos continuaron pasaron hasta que el timbre resonó por toda la casa indicando que el primer invitado había llegado. Rápidamente el par de mejores amigos corrieron en busca de los padres del pecoso para sacarlos de la casa como habían acordado. Una vez que los señores Lee salieron por la puerta trasera en dirección a cualquier lugar que no sea permanecer en la comodidad de su hogar, Felix corrió a la entrada para poder recibir a su vecino sin darse cuenta de que en realidad sus padres solamente subieron a su auto y se quedaron vigilando desde la distancia.

El pecoso se acercó a la puerta y tomó el ramo que había comprado anteriormente, abriéndole paso al recién llegado.

Minho llegó puntual, vestía un pantalón negro entallado, una camisa blanca  unas tallas un poco más grandes y una chaqueta que se asemejaba al cuero, Felix pensaba que le hacía falta un poco de color, pero ¿qué más podía hacer? Jisung estaba a unos cuantos minutos de llegar y era demasiado tarde para mandarlo a cambiar.

- Pasa Minho hyung, Binnie te está esperando en la sala. - saludó el pecoso dando una ligera reverencia como todo el profesional que era. - Por cierto, toma. - añadió extendiendo el pequeño ramo de flores el cual el azabache no dudó en aceptar. - A Hannie le gustan mucho las flores, la próxima vez las compras tú.

Minho internamente estaba muriendo de ternura ante el lindo gesto del australiano; desde que había recibido la invitación en donde sus manos se llenaron de diamantina y pintura fresca su corazón se alegró demasiado e incluso contó los días faltantes para llegar a este momento, inclusive llegó a hablar del tema con Jisung por mensaje y ambos estaban demasiado emocionados apesar de que se dijeron que irían para no desilusionar a los pequeños.

Luego de esperar unos largos minutos en donde Minho platicó con los niños sobre armar un columpio a cambio de valiosa información de los gustos de su niñero el timbre sonó por segunda ocasión interrumpiendo la interesante conversación.

- Binnie, a la cocina. Minho hyung, sientense bien. Yo voy a abrir la puerta. - ordenó el pecoso con un tono serio ocasionando que los contrarios acataran sus órdenes sin rechistar.

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Jisung se encontraba demasiado nervioso, estaba esperando que le abrieran la puerta, pero su timidez lo estaba traicionando al sentir sus mejillas calientes y sus rodillas temblar ligeramente, pues un par de metros atrás encontró el auto de los señores Lee con ellos dentro, los cuales no dudaron en saludarlo y desearle buena suerte en su cita no sin antes recordarle que le dijera a Felix que todavía tenía tarea por hacer.

Por esa razón, cuando la puerta fue abierta y un pecoso sonriente lo saludó dio un profundo suspiro y se adentró a la casa en donde pasaba la mayoría de su tiempo, pero en esta ocasión era por una causa demasiado distinta a la anteriores.

Fue guiado con dirección a la sala donde fue recibido por el pequeño Changbin y un Minho con las mejillas sonrojadas acompañadas de una tímida sonrisa. Trató de escanear con mucho disimulo la vestimenta del azabache frente a él, pero le fue imposible, su boca se secó y de pronto el atuendo que escogió con más de tres horas de anticipación le resultó demasiado básico. Un suéter grande de color azul pastel junto con sus zapatillas blancas y un pantalón de mezclilla no eran suficientes.

- S-son para ti. - murmuró Minho sacando al castaño de su ensoñación mientras extendía el pequeño ramo de lilas que Felix le había dado con anterioridad.

Jisung murmuró un pequeño gracias y ambos chicos continuaron mirando sus ojos como si fuera lo más interesante, por otro lado tanto Changbin como Felix veían la escena confundidos, "¿qué estaba pasando? ¿eso era todo?" Pensaban un poco aburridos de que su encuentra no hubiera sido como en las películas.

- ¿Y ahora qué? - preguntó Bin en dirección a su amigo.

- Siéntalos, yo iré por la comida.

Minutos más tarde Felix regresó con los platitos de plástico que utilizaba para jugar con sus peluches con su respectivos alimentos.

- Bon apetit. - dijo con un acento demasiado gracioso apesar de que lo estuvo practicando todo el día.

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La tarde estaba siendo demasiada amena, tanto Minho como Jisung no dejaban de platicar, o bueno, el azabache solamente se dedicaba a hacer sonrojar al castaño porque según él se veía adorable el ver las mejillas contrarias adquirir un color rosado que le daba ganas de besarlo hasta el cansancio.

De vez en cuando dejaban pequeños mordiscos a las galletas y sándwiches que Felix les había servido, viendo demasiado cómico el hecho de que los platos eran con los que Jisung y el pecoso pasaban tardes interminables de juegos.

Ambos chicos se sentían demasiado cálidos teniendo una cita tan especial y admiraban a los más pequeños por haber pensado en eso, a ellos nunca se les hubiera ocurrido. Por esa razón, por varios minutos olvidaron que tenían a dos niños observándolosy se sumergieron en su propio mundo, en el cual solamente podían escuchar la voz contrario y lo único que podían admirar era el rostro contrario.

Pudieron haber pasado unos cuantos minutos o puede que hubieran pasado horas, pero cuando menos lo esperaron sus labios chocaron en un tímido roce que apenas si fue perceptible.

Changbin al ver tal escena quiso gritar que era asqueroso, sin embargo, Felix salvó el gran momento poniendo su mano sobre la boca contraria sin perder de vista como su niñero se reía tímidamente y sus mejillas se incendían en un potente rojo.

"Lo he logrado" pensó el pecoso viendo como los contrarios parecían estar un poco más cómodos y ahora acariciaba sus manos por un lado de la mesa.

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¡Felix manos a la obra!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora