#018. Close to you.

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Pasaron dos años para que Lee y Gaara se unieran en matrimonio, la boda del Kazekage fue un gran evento para su aldea, todos celebraban y vitoreaban a la joven pareja que se unió en un soleado día de otoño. Para ese entonces ya todos los amigos y ex compañeros de ambos estaban casados y muchos de ellos incluso tenían hijos, por supuesto esa no era una preocupación para ambos ya que no podían tener descendencia propia.

Ese día fue el más feliz de sus vidas, las linternas coloridas alumbraban las calles, los fuegos artificiales centellaron en el cielo y la música dió vida a la celebración, ellos eran esposos ante los ojos del mundo, podrían estar juntos como cualquier pareja.

Se pertenecían el uno al otro.

Oficialmente su casa estaba en Suna pero ya que Rock Lee era también un ninja y tenía responsabilidades con su aldea, ambos compartían su tiempo entre sus propios países, Lee pasaba una semana al mes en Konoha y las otras tres en Suna, ya que Gaara era el Kage de la Arena era muy difícil que pudiera viajar al país del Fuego por lo que sólo viajaba algunas veces al año.








La vida de casados era buena y en realidad lo único diferente era el tiempo mucho mayor que pasaban juntos, ambos estaban satisfechos con ello, disfrutaban de la mutua compañía y todos los beneficios que esto traía, disfrutaban de la cómoda rutina y estaban contentos con lo que tenían.

Fue por esto que la sorpresa golpeó el rostro de Gaara al ver a Lee regresar un día de su aldea mientras cargaba a un pequeño niño cubierto de mantas, él preguntó sobre ello y su esposo respondió que la madre del pequeño había muerto y no tenía a nadie más. Cuando el pelirrojo descubrió las mantas y se encontró con una lacia cabellera negra, profundos ojos color tinta y unas cejas espesas; no pudo evitar armar las piezas es su cabeza.

¿Su esposo regresando con un niño parecido a él diciendo que su madre había muerto?

¿Su esposo que siempre viajaba a su Aldea?

¿Su esposo al que amaba desde la adolescencia?

Él no desconfiaba de Lee, jamás lo había hecho, amaba al moreno y sabía que él lo amaba de vuelta. Pero sus inseguridades a veces podía más, pensar en todas las cosas que él no le podía dar a su amante le oprimía el pecho, ¿Cómo podía no albergar la duda en su corazón?.

Sintió sus manos temblar y los ojos escocer conteniendo las lágrimas.

Fue ahí cuando Lee notó su error, el pánico invadió sus facciones al ver los lindos ojos que tanto amaba ponerse rojos. Retiró la mano de la espalda del niño y con ella acarició el terso rostro de su esposo, le explicó que el niño era hijo de su prima, la única familia viva que él tenía y que ahora que había muerto en batalla ese pequeño ya no tenía a nadie más, pues su padre también había fallecido tiempo atrás.

Presuroso besó las pálidas mejillas, los mullidos labios y los húmedos párpados. Susurró palabras de amor y consuelo, se abrazaron hasta que la calma volvió a ambos.



















Metal Lee era un niño dulce, Gaara lo amó desde el primer día, con esos ojitos negros más afilados que los de su esposo y ese cabello sedoso, su sonrisita inocente, la mirada brillante la vocecita dulce que hacía preguntas infantiles y sin malicia.

La rutina cambió para la pareja, después de eso no sólo debían repartir su tiempo entre sus responsabilidades sino que también debían atender el cuidado de su pequeño, mes tras mes, día tras día protegieron a Metal, le enseñaron lo que pudieron y lo llenaron de amor, atenciones y mucha paciencia. Lo adoraban y él también comenzó a amarlos, después de todo eran los únicos adultos que se preocuparon por él cuando su madre se fue.

Los años pasaron y cercano al cumpleaños número seis de Metal un nuevo integrante se unió a la familia, era un pequeño huérfano de su misma edad a quien Gaara había encontrado una fría noche.

Eran una familia de cuatro ahora.

Los niños crecieron felices en un hogar cálido y con padre amorosos, entrenaron, uno en Konoha y otro en Suna, se formaron fuertes y nobles. El tiempo que pasaban juntos disminuyó, Metal debía asistir a la academia en Konoha y Shinki a la de Suna, fue difícil de mantener pero de alguna manera funcionó, sus lazos eran más fuertes que todo.




Gaara, quién en su infancia sintió que no podía ser amado, que nadie jamás le daría ese amor que tanto anhelaba ahora sentía que lo tenía todo, él podía ser amado y siempre lo fue. Su madre, su tío, sus hermanos y amigos, el amor de su vida y sus hijos, no estaba solo. Ya nunca pasaría las noches en vela sintiendo su alma arder en furia y siendo consumida por el vacío, ahora era el Kazekage de la Aldea de la Arena, hermano de Temari y Kankuro, amigo de Naruto, esposo de Rock Lee y padre de Metal y Shinki.

La vida no podía ser mejor.















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Sé que es corto pero la verdad no había mucho más por decir, lamento si les resulta insatisfactorio y muchas gracias por leer.

Close to youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora