#003. Every time you are near?

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-Entonces... ¿Te gusta?

La pregunta de Temari le descolocó tanto que dejó el cuenco de sopa vacío caer y destruirse en el piso. Había pasado poco más de una semana de su recate y bueno, parece que necesitaba más para recuperarse del todo de su visita al otro mundo.

-¿De qué hablas?- ah, finge demencia fue lo único que pensó.
Temari se arrodilló para tomar los pedazos rotos del cuenco y colocarlos sobre la bandeja que tenía en sus manos.

-Bueno, no tienes que decirme si no quieres, pero no soy ciega o idiota como Kankuro, puedo notar cómo lo miraste en todo el camino de regreso a la aldea. - habló restándole importancia, tratando de que él hablara por su cuenta. -Tanquilo, es normal... Aunque tienes pésimo gusto he de decir.

Ah, ese era un puchero de disgusto, la primera vez que lo vió hacer una carita tan linda y era por un tipo raro y cejón de otra aldea.

-No son "pésimos gustos". Él es genial. - replicó con voz suave y molesta. - Simplemente no lo aprecias correctamente.

-Ah claro, mi error. - Temari quería morir de ternura por primera vez con su hermanito. - Entonces me alegro por ti. ¿Qué piensas hacer al respecto?- dijo con sonrisa satisfecha y voz sugestiva, poniéndose de nuevo en pie.

-¿Por qué haría algo?- dijo mientras giraba su cabeza a la ventana, evitando la mirada de la mayor.

-No lo sé, creo que es normal querer acercarte a quién te gusta. - y Gaara no respondió. -De cualquier forma, creo que sólo depende de ti. Pero puedo saber... ¿Desde cuándo? - estaba casi temerosa, sabía que Gaara no la lastimaría, ya no era el atemorizante niño que alguna vez conoció, pero aún así sabía que ese era un tema delicado, después de todo sólo era un adolescente hormonal interesado en alguien por primera vez.

Gaara guardó silencio por unos instantes y después giró su cuello hacía la chica, tenía las orejas, la nariz y sus suaves mejillas normalmente pálidas brillando en un ligero bermellón.

-No lo sé, pero no importa. - habló quédamente bajando la mirada hasta sus manos que apretaban las sábanas de su cama. - Le gusta alguien más.- no quería que sonara como un quejido lastimero pero su garganta le traicionó.
Temari dejó la bandeja en la mesita de noche y se sentó a la orilla de la cama junto al otro.

-Oh Gaara. - dijo suavemente mientras acariciaba dulcemente la mejilla del contrario. -No digas eso, tú puedes contra ella, después de todo eres más lindo. - suavizó una dulce sonrisa mientras pellizcaba su nariz. -Ese cejotas sería afortunado de tenerte, tranquilo, puedes robarle la respiración al despistado ese.

Gaara le sonrió suavemente, apenas perceptible quizá, pero eso bastaba. Pero oh sorpresa, al parecer su hermano podía ser aún más lindo de lo normal, después de todo esta era la primera vez que la abrazaba.

-Tranquilo, tu hermana mayor te ayudará.- y Gaara no dijo nada, pero se estrechó aún más contra el pecho de la rubia.

-¿Crees que es raro?

-¿El qué?- preguntó apretando al más joven mientras acariciaba su suave cabello rojo.

-Que me guste él.- soltó en casi un susurro. -¿Es raro?

Ella le miró extrañada, ah, en realidad si era como cualquier chico de su edad. -Bueno, él en si es raro, con su estilo y personalidad escandalosa. - hizo una pausa para desenredarle un mechón de cabello. -Pero es completamente normal enamorarse. ¿Por qué sería raro?

-Es un chico. Yo también lo soy.

-Eso no tiene nada de raro, te pueden gustar chicas o chicos y sería igual Gaara. - refutó con un resoplido. - Y si alguien dice lo contrario entonces es porque es demasiado estúpido... Y quiere ganarse una paliza de tus hermanos mayores. - con una sonrisa separó la cara de su hermano de su hombro y le apretujó las mejillas. -Escúchame, no importa si te gusta un chico o una chica, tú siempre serás tú, Gaara de Desierto, el Lord Kazekage de la Aldea de la Arena y mi hermano pequeño.

-No le digas a nadie.

-No lo haré. - susurró mientras se levantaba y tomaba la bandeja nuevamente.

Y ahí estaba de nuevo esa suave sonrisa, si, definitivamente era como cualquier chico de su edad. Ella salió y dejó a Gaara recostado sobre su cama con un revoltijo en su estómago que no fué causado por la sopa miso que cenó. Cerró fuertemente los ojos y cubrió su cara con ambas manos, quizá aceptar un poco de ayuda para lograr acercarse a Lee no era mala idea.

Close to youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora