Mermelada

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Historia Original de Lucy_Trejo27
















Sus ojos brillaron ern cuanto
vió aquellos frascos pasar frente a sus ojos, si había algo que amaba al igual que a su padre omega, era a la deliciosa, dulce y perfecta mermelada, pero no cualquier mermelada, siempre para Lale había la mermelada, que no era ni tan insípida, ni tan empalagosa, ¡la mermelada de chabacano es perfecta!

—¡Papá, papá, papá! –saltó
emocionada sin dejar de tomar una de las manos de su padre omega quien le miró algo sorprendido ante esas acciones.

Aunque no lo pareciera, Lale podía ser una pequeña bromista, y una niña responsable, casi nunca era capaz de pedirle algo con insistencia ni un solo berrinche, de algún modo, Lale tenía todo el carácter de su padre alfa.

—Si, ¿linda? –preguntó a lo
que su hija no dudo ni un solo segundo en señalar el pasillo que conducía a su dulce favorito, Gulf miró hacía aquella dirección, sonriendo levemente, su hija jamás se ha podido resistir a una mermelada. —Bien, agarra la que gustes, recuerda que el frasco no sea tan grande.

—¡Yuuujuuu! –y sin más Lale
salio corriendo hacía el pasillo con una enorme sonrisa, Gulf no pudo evitar sonreír ante tal acto de su hija mayor, era de esperarse, después de todo siempre busca tener su aprobación con respecto a los dulces.

Soltó un suspiro mirando hacía el siguiente pasillo, allí estaban las latas de atún que buscaba, en aquel súper mercado siempre movían los productos a otros lugares, según lo hacían para tener a los clientes más satisfechos, pero para Gulf era muy distinto aquello, de todas formas, no importaba mucho ahora que ya había encontrado lo que buscaba, camino hacía allí sin que le preocupase su pequeña, pues Lale tarda demasiado en escoger lo que va a ser para
ella.

En cuanto llegó comenzó a agarrar algunas de las latas, por supuesto, sus pequeños son un tanto consentidos y especiales en ciertos aspectos, y uno de ellos en particular siempre ha sido la comida, un ejemplo era que Misael odiaba a muerte que le dieran de comer zanahorias, decía que su sabor no era nada grato para él y que odiaba quedarse masticando demasiado tiempo aquella verdura, en cambio su mellizo, era distinto Athez gustaba de comer aquella verdura, pero el pequeño detesta el chocolate, caso que le parecía algo realmente extraño. Gaia en cambio no comía atún a menos que fuese enlatado y que tuviera aceite de oliva.

Lamentablemente para Gulf, aquellas latas estaban justamente en la estantería de arriba, demonios, a veces hubiese deseado por lo menos ser de esos omegas altos, pero bueno, no es como si tuviera una estatura tan pequeña, pero aún así el querer alcanzar esas latas sería complicado, soltó un suspiro, todo sea por consentir a sus pequeños cachorros.

Se levantó de puntitas, y estiró el brazo, pero antes de que pudiera tomar una de esas latas, alguien más lo hizo por él, miró a su lado derecho en donde se encontraba aquel que era más alto que él.

—¿Mew? –¿hace cuanto que no le veía? ¿Dos años? ¿Más? No lo recuerda exactamente, pero en verdad que no esperaba volver a verle, habían sido compañeros en primaria y solo un año en secundaria, así que era extraño volver a verle.

—¡Gulf! –el alfa se sintió feliz
al verle, estaba seguro de que
se trataba de él en cuanto lo
vió, pero quería asegurarse, y
definitivamente estaba feliz de!poder estar al lado de aquel omega. —Esto es algo inusual –dijo, —¡es genial volver a verte después de tanto tiempo!

Gulf dió un asentimiento, era increíble volver a encontrarse con alguien que
ya habías conocido antes.

—¿Qué te trae por aquí?
–pregunto el alfa, haciendo
que Gulf soltase una risa, Mew comprendió que su
pregunta había sido algo
estúpida. —Lo siento.

—No te preocupes, pero debes dejar de distraerte tan fácil, MewMew –demonios, ese apodo, ahora Mew recuerda la razón de su alegría en ese mundo.

—¡Papá! –la niña se detuvo al
ver como su padre estaba con
aquel alfa, debía admitir que
el chico al lado de su padre se
trataba de alguien atractivo,
pero aún así sentía que esa
cercanía entre ambos era
demasiada, se aproximó!hacía su padre mientras abrazaba el frasco de mermelada, el frasco perfecto.

—Cachorra, te dije que no tan
grande –la niña no prestó!atención a las palabras de su
padre Omega, y es que estaba
intrigada con la presencia de
aquel alfa que le miraba de
igual forma.

—¿Quién es ese? –preguntó la pequeña sin apartar la mirada del alfa.

—Él es Mew Suppasit –mencionó Gulf con calma, —Mew, ella es Lale Kanawut.

—¿Lale Kanawut? –preguntó
al omega que daba un
asentimiento. —¿Te abandonó tu alfa, Gulf?

—Papá murió –respondió la pequeña a lo que Mew se sintió avergonzado al respecto, ya estaba comenzando a enfurecer por
creer que a Gulf le habían
dejado.

—Lo lamento mucho –Gulf le dedico una sonrisa.

—Descuida –mencionó el omega para después mirar a su pequeña, —lleva estás latas al carrito, iré en unos
momentos.

Lale le dió un último vistazo
a aquel alfa que se encontraba mirando de vez en cuando a su padre omega, era extraño que hiciera aquello, pero parecía ser que intentaba llamar su atención, no lo entiende del todo, sabe que su padre omega es atractivo, quizás aquel alfa...

—¿Te gusta mi papá? –la
pregunta de la niña hizo que
ambos adultos abrieran sus
ojos en grande, Gulf se sintió avergonzado, a veces Lale parecía no tener filtro para sus palabras.

—Cachorra –la pequeña solo sonrió para después irse corriendo con la mermelada y las latas en manos, iría a depositarlas en el carrito, Gulf soltó un bufido, ¿cómo es que a su hija se le ocurría hacer preguntas como esas? —Lamento esto  –se disculpó con Mew, quien de algún modo se sintió extraño con eso, —ella a veces no sabe medir sus preguntas.

—Descuida, Gulf –sonrió hacía el omega, —supongo
debes irte –el omega dio un
asentimiento, —¿te puedo ver después?

—Tal vez –mencionó Gulf sin
interés, —hasta luego, Mew.

En cuanto Gulf llego al lado de su hija, la pequeña dió un
vistazo más hacía aquel alfa que parecía seguir mirando a
su padre.

—¡LE GUSTAS A ESE TIPO! –gritó la pequeña haciendo que Gulf frunciera el ceño.

—Lale...

—¡Pero es verdad, papá!
–señalo en dirección a Mew.
—¡No ha dejado de mirarte!

—¡Lale!

Pero Lale tenía toda la
razón.

UN ALFA PARA PAPÁ ADAPTACIÓN TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora