Capítulo 25 »La terapia de la Abuela «

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Capítulo 25 »La terapia de la Abuela «

El numero 5, el numero de Jaziel y como no si nació un 25 del quinto mes

Cuando llegue al estadio era gigante, estaba sentada en una de las tribunas mas cercana a la cancha, por ser familiar de un Monraz, veía como el partido empezaba, poco se comportaban los equipos, el equipo Monraz gano contra De Guadalupe.

—¿Qué are yo cuando les toque con el internado? —me pregunte

—quizás apoyar al equipo de tu hermano, mejor amiga y novio—respondió y lo mire

Me dio un beso en la frente riendo—por cierto, hoy tengo terapia con la abuela—tome una pausa—quiere que me acompañes y entres, conmigo.

Frunció el ceño mientras buscaba algo en la biblioteca algo, hasta que tomo un libro—¿Dónde está la puta trampa? —lo abrió y note que ese libro yo ya lo había leído

—Dame paz que estoy lleno de guerra de Davis Sant—solté y me asesino con la mirada y solté una carcajada —creo que viniendo de mi la frase seria: Dame paz que estoy llena de guerras internas —declare—no se para que quiere que ballas, enserio, pero no creo que te haga daño que te haga mal.

Cerro el libro y lo puso donde estaba, vi su cara fría sin emoción y le dediqué una pequeña sonreí—Esta bien—rodo los ojos.

Cuando llegamos a la mansión, enserados en la oficina con mi abuela en una habitación SOLOS los tres

—¿Cómo fue para ti Jaziel enterarte que Adelaide tenia Permarexia? —interrogo

—solo sabia que no comía, que tenia trastornos alimenticios sabia pero no mas de eso —confeso con los brazos sobre su pecho, arqueando la cabeza hacia atrás.

—¿ya han tenido sexo? —pregunto

—Si—dijimos al mismo tiempo y nos miramos.

—¿Dónde? —pregunto

—España, no le vamos a faltar el respeto a la casa sagrada de los problemas mentales—su estúpido sarcasmo me dará problemas

—Adelaide, ¿Te sientes preparada para dejar ir a Jaziel estar a 10.638 kilómetros de ti que eso equivale a estar a 17 horas de distancia? —pregunto

Trague grueso—Es su sueño, sus metas personales—conteste

—Hay esta!, ¡lo dijiste!, —tomo una pausa—son las metas personales de Jaziel pero ¿cuáles son tus metas personales? —me pregunto

—creo que seguir con los planes que tenia al venir aquí, mejorar mi salud mental, sobrevivir los cuatro años de secundaria y llegar a la universidad de Pensilvania—dije en cierto tono de broma y solté una risa

—Es enserio Adelaide—regaño

—Creo que, seguir con mi carrera de modelo de Instagram, pero siempre con los pies en la tierra, aun que veo algo borroso el futuro —confesé—pero en parte creo que ser la loba de Wall Street mas joven y de mi generación no es una meta fallida—confesé

Jaziel rio —¿crees que no soy capaz? —pregunte

—No, pero bueno de aquí a 5 años más ya veremos, solo se que el día que lo logres estaré orgulloso de ti—Afirmo

—¿Qué paso ese día con los paparazzi? "es su privacidad y la de el" —solté un suspiro

—estábamos caminando y nos empezaron a agobiar, me preguntaron si no estaba consiente que Jaziel podría ir a la cárcel —confesé —lo dicen como si no tuviéramos conciencia, eso es lo que es molestoso...al menos para mi—Admití

Observo como escribe algo en su libreta—¿Cómo esperan que reaccione le gente al enterarse de su relación? —pregunto la abuela.

—Pues lo normal, que apoyen—respondió Jaziel

—Jaziel, ¿Qué es lo que mas te gusta de Adelaide? —su tono sonó muy serio, y mas con una pierna arriba de la otra.

—Su culo—se que mintió, rio

Ella de repente puso sus pies encima de la mesa de centro—Ok Jazielito te voy a hacer clara, me crie en medio de un ambiente lleno de prostitutas, hombres que decía no tener esposas cuando las tenían hasta en estado de embarazo, me estas haciendo perder mi paciencia, a si que dime ¿crees que no se reconocer una mentira? —su tono cambio bruscamente molesto, nunca la había visto haci.

—Sus manos—Admitió—, su tono suave y firme al mismo tiempo, sus ojos, sus ojos tiene algo que me hipnotizan, no se que les veo solo se que ya de por si es hermosa y haci la quiero—respondió mirándome

—¿Qué te gusta de Jaziel? —pregunto

Alce los nombres—No lo se, siempre lo he visto con esa cara de "me miras te doy una hostia" —Comente—¿Has visto esas películas donde el chico va y le canta una serenata a la chica y se le declara hay mismo, o todo es color de rosas todo es amor, tiene sexo, los papas no lo aceptan a el y ellos solo quieren vivir en los clichés?, el es todo lo contrario a todo eso.

Jaziel sonrió—Me halagas. —dijo en tono burlón

—me preocupa que Jaziel no pueda vivir sin el tabaco, ¿Por qué fumas? —interrogo

—es una manera de desestresarme cuando estoy fuera de casa, que de alguna manera u otra se volvió una adición—explico—¿a que va esta especie de terapia? —pregunto el como si los papeles cambiasen.

—No quiero que la presión de que todos sepan lo de ustedes afecte en el tratamiento de Adelaide, ¿no le has contado? —pregunto y Jaziel me miro

—¿contarme que? —planteo Jaziel

—¿no le has dicho ni a tus hermanos que tu primera semana como animadora, una de tus profesoras te dijo que tus piernas estaban demasiado gordas como para que seas animadora, después de un juego de basquetbol te metiste a un cubículo, a vomitar luego una de las chicas vino y te dio una patada en el estómago para que vomitaras más? —interrogo y sentí la mirada de Jaziel caer en mi.

Trague grueso—No encontré el momento...—confesé siendo total mente honesta

Mi abuela se retiro del despacho, dejándonos a solas, Jaziel se sentó en la pequeña mesa de centro trente a mí, sentí como una lagrima rodaba por mi mejilla, el me abrazo, me abrazo muy fuerte, sentía que solo existíamos el y yo, nada más, y simplemente me eche a llorar.

—Perdón por ser un problema...—Llore—Perdón...—sollocé en su hombro

El me tomo el rostro en sus manos—No, quizás para otros serás un problema, pero para mi eres el problema mas hermoso que puedo tener...no, para mi no eres un problema y mucho menos para los que te quieren—consoló secándome las lagrimas del rostro mirándome a los ojos 

no, para mi no eres un problema y mucho menos para los que te quieren—consoló secándome las lagrimas del rostro mirándome a los ojos 

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La hija de los CorreaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora