Capítulo 42: «Una nueva etapa»

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Capítulo 42: «Una nueva etapa»

Jaziel Leone.

Estaba enfrente a la escuela de investigaciones de Italia.

Sentí que el aire no me llegaba.

Todo lo que tuve que haber pasado para llegar.

Me lamí los labios, y sentí mi mano entrelazada con la de Adelaide.

La mire, a sus ojos azules, y ella me devolvió la mirada.

—¿Listo para vivir tus metas? —me pregunto.

—Mientas sea a tu lado, siempre estaré listo—ella sonrió, me tomo con ambas manos del rostro, dándome un beso en la mejilla.

Pasamos la puerta, todo era enorme y lujoso.

En la entrara divise el nombre de mi padre en los cuadros de honores, de alguna manera u otra estaba orgulloso de seguir sus pasos, orgulloso de mi decisión y tan bien donde quiera que me esté viendo mama, sabía que tal vez ella tan bien estaría orgullosa de mi decisión.

Los pasillos donde se encontraban los dormitorios eran infinitos, llenos de luz y tonos cafés, dándole un toque vintage.

Por los pasillos del internado (dormitorios), nos topamos a varios chicos y claro tan bien chicas.

Note la mirada de una chica en especial, una rubia, sus facciones del rostro eran marcadas, sus labios color carmín, sus ojos eran verdes, y una nariz perfilada.

Isabell me dio un pequeño golpe en la cabeza, solté un gruñido, podia ver en su expresión molesta.

Llegamos a mi dormitorio, en numero 333.

Entramos y dejamos las cajas, había cuatro camas, bueno camarotes, la habitación tenia colores cafés como los de los pasillos, y un baño, y cuatro closets pequeños.

—Voy al baño—Anuncio Adelaide entrando al baño.

Dejándome a mí y Isabel solos.

Isa me mato con la mirada —¿Qué mierda te paso en los pasillos? —regaño en voz baja.

—¿Qué?

—Poco menos te falto para ir y desnudar a esa chica—expuso.

—No sé de qué hablas—Mentí

—Jaziel, soy tu hermana, no me mientas—pidió—si estás pensando en-

La interrumpí—Si piensas que voy a ponerle el cuerno a Adelaide estas muy equivocada, Isabel.

—¿la amas?

—como no tienes puta idea.

Sonrió de lado—Eso espero—admitió—Solo espero que la cuides, tan bien es mi amiga, y la quiero—sus palabras suenan tan honestas—no la cagues, no quiero recordarte como eras antes. —callo un momento—ten cuidado, no te dejes llevar por la testosterona, las chicas aquí podrán ser guapas atractivas, pero quizás no valen la pena.

—eso lo tengo claro.

Adelaide salió del baño

—Bueno, voy a ver que André no se mate con las cajas —comento para irse

Y me dejo a mi y a Adelaide solos.

Adelaide me ayudo a guardar y ordenar mis cosas, hacer mi cama, poner todo en su lugar, encargándose de que yo me sintiera en casa, mientras Isabell y André recorrían la ciudad.

Pasaron unas chicas mirando, con risas nerviosas, note como Adelaide se mordía los labios, soltando un suspiro pesadamente.

Me voltee a mirarla —¿Qué pasa?

La hija de los CorreaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora