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—¿Estás seguro que a tu mamá no le molestará que te quedes aquí?

—¿Te soy sincero?

—Si.

—Antes de que viniera para aquí le pregunté si podía ir a dormir en la casa de un amigo —mencionó el pelinegro.

—...qué.

—Si, bueno, tú eres el amigo...

La lluvia cada vez se hacía más fuerte anunciando una gran tormenta para la ciudad. Parece que hasta el clima había ayudado a Baji con todo su plan de reconquistar a su amiga. Definitivamente Keisuke era una caja de sorpresas.

—Dai, ¿qué es ese ruido? —una voz masculina se acercaba a la habitación de la mencionada

La pelinegra entró en pánico y empezó a mirar por todos lados para ver dónde podía esconder a el intruso que estaba en su casa, Baji no entendía nada pero con tan solo ver el estado y los ojos preocupados de Dai, se había puesto nervioso. Ahí fue donde los ojos de Dai encontraron un buen escondite.

—¿Qué está pasando? ¿Por qué estás nerviosa? ¿Por qué yo estoy nervioso? ¡No entiendo nada!

—Cállate, greñas largas. Métete debajo de la cama ahora —dijo murmurando.

—Pero...

—¡HAZLO!

El grito de Dai hizo que automáticamente Baji ya se encuentre debajo de la cama, dónde había una gran oscuridad y unos cuantos papelitos de dulces tirados, alguno que otro bicho muerto y papeles de revistas viejos. El terror por la araña muerta que estaba al lado de él apareció y eso hizo que Baji se pusiera más nervioso todavía.

—¿Qué es todo ese ruido? ¿Están tirando piedras en la ventana? —bostezó Shotaro.

—E-eh, no, ¿por qué crees eso?

—¿No los escuchaste? Si mal no escuché estaban tirando piedras en tu ventana, se escuchaba desde mí habitación.

—No estaban tirando ninguna piedra, capaz lo confundiste con granizos. ¿Ves? Está lloviendo —mostró Dai.

Los ojos cansados del hermano de Dai no podían ver con claridad, pero si podía escuchar toda la lluvia y la gran tormenta que era. El sueño y el cansancio lo ganaba completamente ante todo.

—Puede que ha sido un sueño tuyo.

—Si, tal vez —dió un último bostezo—. Hasta mañana, Dai. Oh, por cierto ¿papá no llegó? Me gusta dormir con él cuando hay tormentas.

—No, todavía no llegó.

—¿Sigue trabajando?

—Sabes como son sus horarios. Pero él vendrá, tranquilo, seguramente cansado pero vendrá —se acercó a él—. Recuerda que trabaja para nuestro bien, ¿si?

—Extraño los momentos que tenía tiempo para nosotros.

—Lo sé, pero pronto papá dejara de hacer esos horarios extras y podremos pasar más tiempo junto a él. Justo como lo pides —sonrió la pelinegra.

Shotaro mostró una sonrisa a pesar de que en sus ojos se veía lo cansado que estaba. Ellos peleaban bastante seguido, como cualquier hermano, pero siempre se tenían uno al otro, especialmente cuando su padre no estaba.

Es un poco injusto que para alguien de siete años no pueda pasar su infancia con sus padre como se debe por culpa del trabajo. Pero es por eso: solo por el trabajo, no por él. Lo que más deseaba en el mundo era por lo menos pasar tiempo con su madre, pero el mismo tiempo decidió que no fuese así, y cuando lo quiere hacer con su padre parece que tampoco lo puede hacer.

𝐅𝐀𝐊𝐄 𝐍𝐄𝐑𝐃 | keisuke baji.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora