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Dai leía el nuevo número de la revista que más amaba en toda su vida, aparecían nuevos diseños de muchas diseñadoras y marcas muy famosas que estaban por marcar tendencia en la temporada. Hasta Anake Watanabe salía, hacia mucho que no la veía en aquella revista. Quedó fascinada con cada vestuario y modelo que lo llevaba, hasta pensaba en hacer unos cuantos diseños más para mostrarle a Fuyu para que dé su opinión.

Fue interrumpida por el sonido del timbre de su casa que sonó unas cuantas veces, ella con las pocas ganas fue hasta la puerta. Se preguntaba quién iba a su casa a esta hora de la noche.

—¿Quién es y por qué estás en mí casa en medio de la madrugada de lluvia interrumpiendo un momento de paz? —preguntó Dai.

—Soy yo...

La pelinegra reconoció al instante esa voz masculina y automáticamente abrió la puerta, se encontró con un Baji con el cabello atado y unos moretones en su cara, y por supuesto, lo que lo delataba, el uniforme de la ToMan.

—Carajo... —suspiró Dai.

(...)

—¡Auch!

—Quédate quieto, yo sé que duele, Baji, pero necesito ponerte alcohol para tus heridas. Ya pasará ¿si?.

Limpió con alcohol las últimas heridas escuchando algunos jadeos de dolor por parte del pelinegro, aunque estaba segura de que se aguantaba los gritos. Luego de poder curar la mayoría de sus heridas le colocó las vendas.

Tenía golpes por muchas partes del cuerpo, uno en su cara, tres en sus brazos y dos en el abdomen. Si había algo común entre pandillas es pelearse entre ellos para saber cuál de los dos bandos es mejor que el otro, y eso a veces terminaba o muy mal o muy bien. Era una de las grandes consecuencias que tenía ser parte de eso, pero lo tenías que hacer igual cueste lo que cueste y eso a Dai no le gustaba mucho.

—Ponte esto así se te calme el dolor.

Baji se colocó la bolsa de hielo que Dai le ofreció y se lo puso en el abdomen.

—Al menos ganamos —rió Baji—. Esos hijos de puta se lo merecían, dudo que vuelvan a querer meterse conmigo y con los demás.

—Seguro les desformaste la cara.

—Claro que lo hice, si los vieras.

Baji mostró una sonrisa triunfador y recibió un abrazo por parte de Dai, eso le sorprendió un poco pero aún así correspondió el abrazo.

—Estaba preocupada por ti.

—No tienes que estarlo, estoy bien ¿Lo ves? No me pasó nada. Soy fuerte, Dai, no dejaré que nadie me haga daño.

—Pero estás golpeado, tienes moretones y heridas por todos lados ¿Cómo no voy a estar preocupada? Pelear con otra gente seguido es muy peligroso. Si a ti te pasa algo realmente no sé que será de mí...

—Hey, tranquila, a esto me dedico.

—No me gusta mucho que te dediques a eso. Tú sabes que siempre estaré orgullosa de ti y respeto tus decisiones pero no vas a dedicarte a eso toda tu vida ¿o si? —preguntó Dai haciendo que Baji se quede pensando—. Yo solo no quiero verte con más golpes.

—Mis amigos y yo creamos esto, primero comenzó como un juego de niños y luego pasó a ser algo mucho más que eso. Hay gente que está de nuestro lado y cada vez nos hacemos reconocidos. Nunca pensé que iba a pasar esto —respondió—. Me gusta hacerlo, no sé si golpear a la gente pero si a los que se lo merecen, estoy con mis amigos y tratamos de estar unidos. Pero no me voy a dedicar a hacer esto toda mí vida, llegará un punto en donde me voy a retirar en todo ese mundo y comenzaré otra vida. Voy a ser veterinario ¿recuerdas?

Dai suspiró, Baji acarició su cara con sus dos manos y acercó su rostro con el de ella para chocar sus frentes y hacer contacto visual.

—Sé que es algo peligroso pero a veces uno lo disfruta, y siendo sincero, es difícil poder salir de ahí. Pero cuando lo haga tú y yo vamos a estar juntos, voy a tener mí propio veterinario y un hogar para animales callejeros, seremos millonarios, tendremos cuatro gatos y seremos felices como se debe —sonrió—. Es una promesa.

—Solo, ten un poco más de cuidado con los golpes, porque en serio voy a ir como impostora y voy a partirle sus cabezas con sus pequeños cerebros, a ti también te incluyo.

Baji rió al igual que Dai.

—Puedo tener muchos arrepentimientos en mí vida pero jamás me voy a arrepentir de estar contigo. Eres lo más hermoso que tengo —besó su frente—. Te juro que ahora en adelante no voy a tener ni un solo golpe.

—Más vale que sea así —colocó la última venda en su brazo.

—¿Todavía no llegó tu papá?

—No, últimamente está volviendo muy cansado, y cuando vuelve está con muchos papeles y con su vista en la computadora. El trabajo lo tiene cansado —bufó—. Él se merece algo mucho mejor.

—Estoy de acuerdo.

—¿Cómo está tu abdomen? —cambió de tema.

—Ya está mejor —se acercó hacia ella para morderle el hombro mientras ella le acariciaba el abdomen.

Uno de los cuantos hobbys que tenía Baji con Dai era morderle el hombro con sus colmillos porque sabía que le gustaba. Era algo raro pero era una buena forma de mostrar cariño, según él era algo más original. Cuando se alejó del hombro, sus manos fueron hacia su cintura y acercó su rostro hacia el de Dai para plantarle un beso largo, cosa que ella aceptó gustosamente.

—Te ves muy linda preocupándote por mí, haces que te ame cada vez más —sonrió.

«Estúpido y sensual Baji» fue lo primero que pensó Dai al verlo.

—¿Soy yo o tu cabello está más largo? —dijo Baji acariciando con cuidado un mechón del cabello de la pelinegra.

—Te diste cuenta —sonrió—. Estaba pensando en dejarme crecer el cabello para después hacerme un fleco ¿Qué dices?

—Que vas a enamorar a la gente. ¿Y mí cabello qué? ¿Hay alguna diferencia con antes?

—Está más largo de lo que estaba.

—¡Si! —festejó—. Vas a poder hacerme trencitas más largas.

Dai rió y se recostó con Baji en su cama en medio de la oscuridad, mirando hacia el techo y mostrando una sonrisa. A pesar de haber venido con su cara todo golpeado al igual que su cuerpo, se mostraba bien, al menos con ella. Era un tierno momento entre los dos.

Deseaba que Baji fuera eterno.

𝐅𝐀𝐊𝐄 𝐍𝐄𝐑𝐃 | keisuke baji.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora