La mente está clara, la vista limpia, el patrón de movimientos estudiado. Las hojas flotando, el sudor callendo, la música lentamente difuminandose de vuelta. En un parpadeo la sangre negro/carmesí detiene las tres hojas con una sola cadena líquida, casi sólida. Arma se aleja rápidamente, asustado. Viktor solo observa confundido por todo lo que está ocurriendo en muy poco tiempo, pero tiempo es lo que falta para estar confundido; la batalla continúa. Frenéticamente la hoja de luz es blandida, cortes diagonales constantes, defendidos por los escudos de masa oscura.
El brujo usa la cadena de fuego como un látigo, sonriendo ligeramente, moviéndose como un mono, atacando con pasión y ahora, concentrado totalmente.
Los acólitos usan su poder para alejarse de ambos guerreros, separándose. Arma logra percatarse a tiempo de este movimiento. Uno de los encapuchados está a su Merced, entonces respira hondo, agarra vuelo y lo patea justo en la entrepierna. El sofocamiento repentino paraliza al acólito. Viktor lo alcanza a ver y con su hoja rápidamente se aproxima para decapitar a su contrincante. Uno de sus compañeros intenta salvarle pero el látigo lo golpea con la intensidad suficiente como para derribarlo. El filo de luz hace rodar una cabeza.
No hay sangre, la hoja atraviesa como si hubiera cortado el aire. Una capucha vacía cae. No hay cuerpo físico. La hoja de luz ha decapitado a un fantasma. No es nada sin su armadura de sombras. La presencia simplemente desaparece.
La segunda entidad intenta escapar, pero el látigo carmesí lo atrapa rodeando su cuerpo. Sombra con sombra, el acólito lanza una cuchilla negra en dirección al brujo, este lo esquiva apenas por reflejo. Frunce el seño y sin gritos, ni un solo sonido, el fuego carmesí se vuelve violento, el carmesí brilla con intensidad hasta volverse blanco. Un fuego Blanco y negro con un brillo parecido a la línea de un zorrillo que despedaza la capucha y la esencia fantasmal.
El último acólito, asustado, comienza a huir envuelto en sombras, pero su pierna es atrapada por una trampa de oso.
Rápidamente sin miedo, sin titubear, instintivamente, toma su navaja de sombra y arranca su pierna.
•°: ¡Hay que seguirlo!-
Su velocidad es mucho más lenta sin una de sus piernas. Los tres corren contra el espectro dañado. Klaus usa la sombra para hacer una garra enorme de sombras con la que agarra a Viktor desprevenido y lo arroja contra el acólito.
..: Espera, ¡Espera!- el científico grita con fuerzas, pero en el aire logra ver su punto de aterrizaje. El encapuchado prepara una defensa pero la hoja de luz lo toma casi por sorpresa. Dos tajos, uno para burlar el escudo de sombras, una patada para aterrizar a salvó sobre su enemigo, y por último un tajo para cortar la otra pierna.
La capucha cae, una sombra de fuego negro por cuerpo muestra aún, algunos huesos y carne sostenidos por esa materia humeante.
×: El cuerpo físico se va consumiendo para ser reemplazado por el fuego. ¿Te lo imaginas? inmune a enfermedades, a la vejez, a cualquier forma de muerte natura todo por un gran poder que nisiquiera es tuyo. -
Viktor ya sabía esto, parece que el ha estado cazando a los seres de sombras desde aquel momento cuando el ave despertó. Pone el filo de su espada a Merced del cuerpo aún tangible.
..: Llévanos con el ave. - pero el ser de sombras usa sus manos para sostener la espada y clavarla en su propia carne. La presencia se desvanece. Un cuerpo físico falso, hecho con humo, esfumándose como polvo. La única muerte posible para un ser de sombra, la luz. Suena simple si no recuerdas que tiene una barrera en forma de escudo casi todo el tiempo.
•°: se desvaneció... Han muerto, ¿verdad?- pregunta Arma.
..: Nunca cooperan, ¡que coraje me da!- Responde Viktor. Los tres están acabados, llenos de sudor, sangrando.
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Catástrofe.
FantasyMagia. Yo la definiría como el final de los "Por qué". Cuando ya la lógica no tiene ninguna forma de responderse la respuesta es un "por qué sí" o como a mí me gusta decir "por arte de magia". Siempre hemos hecho eso y siempre se seguirá haciendo...