Escape.

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El nombre de una persona es importante. Tras la catástrofe el apellido se volvió inútil y desapareció junto con la identidad de las familias, formadas ahora de personas ajenas entre sí. Nadie se conocía en los primeros vestigios de la nueva humanidad, el intento de llevar a cabo un apellido fue totalmente en vano y se concluyó que no es necesario, la identidad no es el nombre, pero en el nombre hay parte de nuestra esencia. Los dialectos se juntaban entre las razas armando juegos de nombre propios extravagantes y perdidos.

La única regla fue agregar un segundo nombre o un tercer nombre, si los dígitos eran similares de principio a fin. Pero hasta ahora eso no ha pasado. Es una regla simple, y no es radical ni nada por el estilo, solo es lo que hay y lo que hay es lo que describo. Aclaro dudas que puedan llegar a surgir aunque realmente nadie pida mi opinión.

Si decir lo que hay es lo siguiente, es complicado hablar de un plano real, por que ese verde prado bajo el cielo azul no era posible ni siquiera antes de la catástrofe. La cabaña que está frente el agua, debajo de los cerros colosos, lleva una imaginaria coloración azul transparente fantasmagorico, nunca crecerían tulipanes espinosos pero estos tenían tallos afilados como espadas altos separados por metros de verdes pasturas, alcanzando alturas de hasta 30 centímetros.

La realidad puede ser extraña y sorprendente pero este es un lugar carente de leyes naturales y que se transforma conforme el recuerdo o a la conciencia. Una vos llama a lo lejos, en una cabaña de hormigón tallado y pintado, con tejas de madera y mínimos adornos en las esquinas. Muchas macetas de diferentes tipos de plantas, con ventanas sin vidrio y una puerta de madera, con vista al pequeño lago son el adorno que acompaña el prado. La femenina voz vuelve a llamar "Klaus" pronuncia con un tono maternal y suave. El joven que esta bajo el árbol mas grande de las zonas altas del valle mira la casa. Su cabello chino, se mueve ligeramente con el viento con su densa masa capilar alborotada hasta los talones considerando ademas, que es un muchacho alto. Sus globos oculares tienen un cristal totalmente negro en el centro, tallando la forma de la nariz chata y a la misma altura de un par de pequeños oídos, uno mordido por la punta. Tras correr un poco, llega hasta la cabaña ondeando su melena para tomar la perilla de hierro, algo oxidado pero capaz de rotar.

Alta, con un vestido y gorro de seda, con colores llamativos y de proporciones pomposas y sutiles, la muerte está esperando al muchacho; la Catrina, con su buen gusto español y su elegante postura, lo invita a sentarse para comer frijoles con chilaquiles, recién calentados, con queso y crema y la proporción perfecta del chile para poder saborear tal manjar. Las tortillas de harina calentadas a mano traen un nostálgico sazón hogareño como si se le pudiera llamar un hogar.

¿: ¿ya terminaste eso que dijiste que debías hacer? - dice la mujer con una vos joven, y brillante de primadona. Mientras termina se sienta del otro lado de la mesa aprendiendo un cigarro.

×: Estoy en eso, pero no es tan fácil como creí que sería. - El muchacho se quita los guantes blancos y se da cuenta del tono amarillento de su piel contrastando con una luz que parece ser un sol. Sus ojos negros revolotean por la habitación, visualizando cada maceta de barro llena de coloridos pétalos y clorofila en sus hojas. Observa a la Catrina, muy alta, pues la mujer de huesos tatuados con pigmentos brillantes, apenas entra en la habitación.

?: No te preocupes, eres alguien fuerte. -

×: Lo que pasa... Es que creo que me metí en problemas otra vez. -

?; ¿Otra vez? Si sigues así no podrás disfrutar la vida.

×: Me las arreglaré. Necesito más pastillas. ¿Me podrías dar un norte? -

?: Porsupuesto. Si el lugar en donde estás tiene gente, significa que guardan cosas en alguna parte y si son inteligentes tendrán pastillas de las que necesitas en alguna parte. Busca al Osti.-

Catástrofe. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora