El berserker.

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Durante años un pequeño Atlas fue tratado como una divinidad. Un niño indestructible, perdonado por el Quezdual cuando nació. Esperando años para que su fuerza signifique algo, sus seguidores se convirtieron en su única familia. A pesar de la ruina que el inmaduro niño los llevó a sufrir, lo que terminaría deformando sus cuerpos, abandonandolos de toda humanidad. Durante su adolescencia intento cazar al Hornicapria, confiado de su infinita fuerza, su ejército poco preparado, torpe fracasó. El solo quería probar su fuerza, la peor idea cuando lo haces frente a una criatura mágica.

Quizás el único miedo del que ha vencido a ejércitos enteros solo. La criatura mordió su pecho, lo agitó como a un juguete hasta desmoronar su cuerpo y su alma. Su último Newton de fuerza para escapar, dejando que la bestia con el universo en sus cuernos consuma a su gente. Después de haber secuestrado niños para entrenarlos y recuperar su viejo ejército, ya reconfortado, intenta armar un ejército de hombres, tan poderosos como el. Esclavismo, tortura. Es todo lo que Atlas puede recordar, es todo lo que puede dar.

La máscara en su rostro, le recuerda por qué nunca debe rendirse. Las balas de Arma impactan en su piel desnuda. Se clavan pero no atraviesan sus músculos reforzados por una coraza parecida a la piel de un cangrejo. Las bombas de sangre le hacen daño, sin embargo no lo suficiente para ser fatal. Klaus comienza a perder control del brazo. El fuego negro arranca agresivamente al niño del arma. El grito despavorido asusta, las lágrimas y la sangre corren por la lluvia hasta las grietas. Las explosiones y las balas causaron una suturacion a la madera desprendiendo la habitación del resto del barco como si fuera una pieza de ajedrez. El suelo se empieza a partir, el techo se cae y las paredes se desprenden. La sala completa comienza a colapsar siendo un daño fatal, dejando entrar el agua de la tormenta sobre la que se posan.

●: Esta... ¡¡callendose!! -

O eso creía Marve hasta que la mano del Atlas vuelve a enganchar la habitación. Se estira para aferrarse, utiliza su bestial fuerza para evitar un daño irreparable. Prepara sus manos para atorar ambas partes a la fuerza, no cuenta con la niña que se aproxima. Aura se acerca sin el guante y toca la piel desnuda del Berserker, la vibración atómica del alma apaga su cerebro durante menos de un segundo, pero además estremece todo el cuerpo, el alma se separa y el cuerpo inhala fuertemente como reflejo para evitar que el alma se esfume por dentro. Cuando recuperas la conciencia todo el cuerpo se descoordina y provoca un ataque. Por la desesperación el Berserker intenta arrancarse la máscara, una mascara que ha cargado prácticamente desde que nació, hasta el punto en que es parte ya de su rostro, la máscara se agrieta por la fuerza ejercida en su rostro. La habitación completa se hace añicos.

Los prisioneros caen al agua dentro de sus jaulas.

€: ¡Auxilio! -  gritan en la caida, es Klaus quien desciende callendo al agua, usa su fuego para despedazar las cerraduras y liberar a los prisioneros, salta dentro del agua entre las celdas para abrirlas todas. La última decide arrancarla con su fuego que ahora parece más un líquido. Finalmente se hunde lentamente con las jaulas vacías, retorciéndose para intentar recuperar el control. En su último intento para ser un héroe, abre una celda donde Genesis se hundía,  justo cuando el observa la oscura oquedad del fondo marino, se petrifica ante la criatura que se aproxima. El se hunde, y los tentáculos comienzan a asomarse desde las profundidades esperando llevárselo. Pero una mano caucásica se estira. Klaus la toma casi por accidente.

Sale del agua y cuando haciende su mirada nublada por la humedad sumado a la tos nerviosa del líquido no le dejan enfocar hasta el final. Es Ruben quien lo sostiene y aunque no está muy feliz lo acomoda en una viga. Klaus sonrie apenado. Pero de inmediato su sonrisa desaparece, cuando el sonido chillante en su mente comienza a sonar.

Marve sale con Stink en sus brazos. El anciano tiene las piernas rotas, y no puede más que quejarse del dolor. Ambos observan las ruinas del barco lentamente undiendose.

Catástrofe. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora