La vida es muy corta, la verdad no sabemos que pueda suceder de la noche a la mañana. La vida es tan misteriosa y predecible a la vez. Misteriosa porque no sabes que pueda ocurrir el día de mañana, y predecible porque alguien puede morir.
La luz de los faros, el semáforo, el sonido de los motores. Todo me afecta de una manera negativa.
-¡Puedes apurarte, Agustín!
-¡Voy lo más rápido posible!
Bufo.
No puedo creer que esto me esté pasando. Estas cosas pasan pero piensas que nunca te pasara a ti o a los tuyos. Pero justo cuando te sucede te das de cuenta, que no eres intocable.
A metros escasos veo el hospital. Creo que ya les he comentado que odio los hospitales.
-¡Apúrate, Agustín!-
-¿Te puedes calmar, Juliana?- espeto.
-Claro.- rio con amargura.- Como no es tu familia la que está en un puto hospital.- Finjo pensar.- ¡ Cierto, no tienes!.
Puedo observar cómo se tensó y apretó la mandíbula. Me sentí mal por recordar de esa manera lo que paso con su familia. Estoy alterada.
Agustí, estaciono el auto en el estacionamiento del hospital, no espere a que el terminara de apagar el motor del auto, cuando ya yo me había bajado de este.
No observo ambulancias, ni carros ni nada que pueda alterarme, creo que fue una equivocación. Me mentalizo que fue una equivocación, aunque en el fondo sé que no lo es.
Llego rápidamente al área de urgencia. En este lugar se puede observar el dolor en las paredes, el sufriente en los pasillos, y la victoria en cada una de los rincones. Es un lugar triste donde hay felicidad a la vez. Puedes despedirte de algún familiar, como puedes ver su progreso en este lugar.
El pasillo esta vacío, y solo puedo sentir mi corazón palpitando súper rápido. Me acerco a un escritorio que esta al final de pasillo para pedir información.
-¿Información de la accidente?- Musite.
La señora que estaba del lado contrario del escritorio, tenía una franela azul, y encima de esta una bata blanca. Su ceño se frunció por mi pregunta.
-¡La accidente! ¡Información de la accidente!- Volví a preguntar un tanto alterada.
Ella seguía en su estado apático ante mis preguntas. Cuando iba a volver a preguntar, pero ahora de una manera no tan sutil. Escuche su voz.
Agustín.
-Buenas noches, Señora espero y se encuentre bien. Disculpe a mi amiga, ella está un tanto…-busco las palabras indicadas.- Alterada. ¿Queríamos saber si tiene algún tipo de información respecto a un accidente que ocurrió hace menos de una hora? Son los padres de ella
La señora cambio el semblante.
-Está bien, Joven, debería de explicarle su amiga como formular preguntas. Si nos llamaron que venían en vía, deben de estar llegando en menos de 5 minutos. No tengo más información.
Me aleje de mala gana del escrito, sé que ella tenía razón actué un poco mal, pero no se mostró ni un tanto empática por mi situación.
-Gracias.- Murmure por debajo.
Tenía ganas de disculparme por lo que dije de su familia en el carro. Pero no me atreví.
Soy una cobarde.
-No hay de que.- observe como se encogió de hombros restándole importancia.
Mis ojos se estaban llenando otra vez de lágrimas, estoy harta de seguir llorando. Quisiera por una vez en mi vida llorar de felicidad, pero cada vez que lloro es por algo peor que lo anterior.
Observo como las puertas de vidrios de la entrada de emergencia se abren. Y vienen varias personas arrastrando una camilla. Veo a varios enfermeros prestando su apoyo. Observo a un hombre indicando los hombres de los heridos. Pero mi atención es dirigida a otro lugar.
Mi papa.
Traen a mi papa, y observo rápidamente los hematomas que tiene en todo su rostro. Sangre por todos lados, tiene una venda blanca cubriendo la su frente. Tiene un collarín. Quise salir a donde estaba pero mis pies no reaccionan, lo único que sentía eran las lágrimas recorriendo mi rostro.
De repente entro en mi campo de visón otra camilla.
Mi mama
Traían a mi mama, la diferencia es que esta si estaba consciente. Salí corriendo en dirección a ella.
-¡Mama!- Grite en medio del llanto.
-¡Hija!
-Mama.- Tengo un nudo en la garganta que no permiten que las palabras salgan.
Ella tiene un golpe en la frente, no era tan grave como los golpes de papá. Pero si observe que sus piernas tenían mucha sangre. Se había golpea las piernas. No sé qué otro lugar.
-Todo estará bien, Julia. No te preocupes.- Me consolaba mama.
Yo no paraba de llorar mientras ella acariciaba mi cabello, y besaba mi frente.
-Todo estará bien.- Me volvía a repetir entre susurros.
Mi pecho comenzó a trancarse, el dolor de cabezo comenzó a ser insoportable, sentía una olla de presión en mi cabeza a punto de estallar. Mi respiración era pesada. Estaba teniendo una crisis, la sangre por mi nariz es lo siguiente.
-¡Julia, cálmate!, respira.-Me indica mi mama.- Como te enseño el doctor. ¡Calma!.
Intento calmarme y regular mi respiración pero me es casi imposible. Y la única razón para tranquilizarse que es mi mama y comienzan a llevársela.
-¡Un momento por favor!, ¡mi hija está teniendo una crisis!.- dice mi mama en medio de la desesperación.- ¡No la puedo dejar!
-¡Lo siento! tenemos que entrar a quirófano.
Con la mano en el pecho y mi respiración muy pesada. Corro detrás de los camilleros.
-¡Mama!- comencé a gritar.
-No se la lleven, ella está bien. Por favor.- Pedía a suplicas.
Vi cuando la ingresaron en otra habitación. Quería entrar necesitaba entrar. Pero no me lo permitieron me retuvieron allí. No importo cuando llore, grite y suplique, no me dejaron pasar. Entre varias personas me retuvieron.
Ya no aguantaba más, estaba cansada de pelear siempre. Mi ganas de desmaye por falta de todo se estaba apoderando de mi cuerpo, siento un hormigueo en mis piernas, y poco a poco deje de forcejar con las personas que impedían mis pasos. Sentí unos brazos muy familiares estrechándome. Aquellos brazos que me sacaron del lugar donde estaba el cuerpo de, Jess, aquellos brazos que no paraba de observar. Esos brazos me cargaron y me sacaron de ese lugar. Sentí como me coloco pegada a la pared. Tenía mi rostro entre sus manos.
-¡Cálmate, Juliana!- bufo entre dientes.
Acomodo mi cabello, y lo vi, sus ojos, sus hermosos ojos, mirándome directamente.
-Solo respiras, y si comienzas a sangrar avísame, no te pienso dejar sola.
Eso fue sufriente para que lo abrazarlo y comenzara a llorar. Todo mi dolor lo estaba dejando en su pecho. Me aferre a él como un salvavidas, me aferre a él como si fuera lo que me quedara, me aferre a él en todo momento. Me aferre a lo único que de verdad se ha quedado. Me aferre a él como se aferran las estrellas a la luna, sabiendo que la luna en algún momento solo desaparece. Tome ese riesgo y me aferre a él.
Nota de la autora: saludos gente de linda de Wattpad. Bendiciones a todos. Un capitulo triste.
Feliz día del amor y la amistad para todos 😍 disculpen por la ausencia(no me odien).Prontico vendrá una actualización
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Mi nuevo cuidador
Teen FictionJuliana es una chica de 17 años sufre de una enfermedad , pero eso no la detiene al momento de querer salir, bailar...Ella vive con sus padres, son muy protectores y estrictos, no le permiten hacer nada de lo que hacen los jóvenes de su edad, cansad...