Capítulo 10

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Dolor de una pérdida.

Siempre he odiado los hospitales, los aeropuertos y los cementerios. Porque son los únicos lugares donde te despides y no sabes cuándo volverás a ver ese ser querido.

El clima esta triste, de colores grisascos, vientos fuertes y leve lloviznas. He escuchado decir que cuando llueve el día de un entierro es porque la persona que murió no quería irse y no cumplió su propósito aquí en la tierra.

Hay muchas personas alrededor de la tumba de Jess, observar a sus padres llorando y abrazándose es una imaginen demasiado hipócrita para mí. Ellos no estaban pendiente de ella, y verlos llorando me causa nauseas.

¿Por qué el ser humano es así? En vida no nos importa la vida de las persona y después de su muerte nos queremos ir con ellos.

Hay varias personas vestidas de negro con rosas rojas y blancas en mano. Nadie de los que están aquí conocían realmente a Jess, si la conocieran supieran que odiaba las rosas y que su flor favorita son los tulipanes, y esos son los que tengo entre mis manos en este preciso momento.

Ella no era muy amante del color negro así que en este momento tenía un vestido largo de color blanco con detalles negros. A mi lado se encuentra Agustín con un traje de vestir negro, no tiene flores ni nada, solo está aquí acampándome, ya que mis padres no están... él es el único que si ha estado y que ha decido quedarse conmigo en estos momentos.

-¡Señor en esta mañana te pedimos por el alma de Jess Jackson Ruiz, que en vida fue una gran amiga, hija, compañera de clases, y que por decisiones divinas, tú disidiste llevártela!- El padre de la iglesia está terminando la oración, para continuar con el sepelio

- En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo, amen.- todos nos persignamos

Su madre se derrumbó en el suelo y el señor Jasón la tomo entre sus brazos, le susurraba varias cosas en el oído, para que esta se clamase.

Se procedió a arreglar las rosas, mientras bajaban la urna. Este era el momento que no quería que llegara, mi corazón se estrujo, y por mi mente solo paso la imagen de ella cerrando sus ojos entre mis brazos, la sangre, en el suelo, los policías y...Agustín separándome de ella. Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, esas lágrimas que salen sin poder detenerlas, esas lágrimas nacidas del dolor puro.

-¿Iras?- Indago Agustín.

Solo asentí sin ganas, con dolor.

El me tomo de las manos y alzo mi rostro con su mano.-No estás sola.- Murmuro.

Pase mi mano por mi rastro e limando algún rasgo de lágrimas y pase mi brazo por mi nariz limpiándome los mosco. Pase mis manos por el vestido y con mucha fuerza tome el tulipán. Me gire en dirección de la urna y comencé a caminar hacia ella, mis pies pesaban cada vez que quería dar un paso, el corazón se me estrujaba cada vez más, el dolor de cabeza empezó aparecer, mis manos temblaban, las lágrimas rodaban mis mejillas. El sollozo fue inevitable dejarlo salir, y comencé a llorar.

Me derrumbe delante de la tumba, el dolor se adueñó de mi cuerpo, sentía las miradas de lastima de todas las personan que se encontraban en este lugar ¿y saben qué?, no me importo que me vieran llorar de la manera más triste y desgarradora de la historia. No me importo que todos pensaran que la chica enferma estaba llorando por la muerte de su mejor amiga y sus padres ni siquiera aparecieron para darle un abrazo y que la única persona que tiene para aferrarse a un desconocido.

No quería levantarme del suelo, el sabor de las lágrimas muertas en mis labios, no es la mejor sensación del mundo, sentí los brazos de la mamá de Jess y sabes que sentí odio... Mucho odio. Pero no me quite solo quería estar con Jess un momento más.

Mi nuevo cuidadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora