capítulo 24

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Estoy cansada de todo esto, realmente este proceso es fuerte, siento tristeza y a la vez miedo. Miedo de no ser suficiente valiente por mi mamá, y tristeza al saber que no lo soy.
Hoy necesito ir a la escuela, ya que se hará una reunión con el comité estudiantil, y con los profesores por lo de la graduación y  no puedo dejar a mi mamá sola.

Así que llamo  a Derry preguntándole si puedes venir, y su respuesta fue que si.

Entro a la habitación de mi mamá y ella está acostada, de forma recta en la cama.

—Hola mamá.—saludo mientras cierro la puerta.

No obtengo respuesta de su parte, y lo merezco sigue molesta por lo de ayer.

—Mama, discúlpame ¿si? No debí hablarte de esa manera ayer.

Ella sigue ignorandome .

Sé que se está aguantando las ganas de hablar, puedo ver cómo se traga la saliva.

—Mama, lo siento mucho.—susurre.

—No es fácil Julia.

—Lo se mamá pero me estoy disculpando.

—No es sobre eso Juliana, no estoy molesta por lo de ayer. Estoy frustrada. No sabes lo difícil que es estar postrada a una silla de ruedas.

—Mama…es temporal ¿vale?. Si lo sé, tú estás allí y es como si mi vida se postra igual.

—¿Y eso tiene que hacerme sentir mejor? Porque te aseguro que me  hace sentir miserable, Juliana. Porque mi vida está jodida y yo te estoy arrastrando también.

—No Mami no fue lo que quise decir. No me pesa ayudarte.

—Eso no parecía ayer.

—Ayer estaba estresada.

—¿Cada que te estreses será así?  Mi vida es miserable Juliana.

—Mama… yo estoy bien. Tú cuando estaba embarazada de mí, me cuidaste me cargaste me atendiste.—recordé mientras mis lágrimas recorrían mi rostro.— ahora me toca a mi devolverte el favor, a mi ahora me toca cuídate, atenderte, y te juro que no me pesa

—Claro que si lo hace.—contradijo con voz temblorosa.— Dime te sientes bien, sabiendo que no irás a la universidad, sabiendo que tienes que trabajar para pagarle a Alguien mientras tú trabajas.—lagrimas recorrían su rostro.—¿Dime juliana? No te pesa perder tu tiempo para atender a alguien. ¿Dime?.

—Mami, por favor no sigamos con esto, es difícil para ambas, pero estás mejorando.

—¡No volveré a caminar, Juliana! Entiéndelo.

—¡Si volverás a caminar!

—No, Juliana todo esto es inútil.

—Mami, por de tu parte ¿si? y yo sé que a ti te duele más y te molesta contigo misma, con la vida, con Dios con quién tú quieras estarlo, pero no ganaremos nada. Yo no puedo sola, y no me refiero a ayudarme físicamente, me refiero a toda la carga emocional, no puedo.

—Soy una carga.

—Mamá.

—No tienes idea como me jode serlo.

—Ma…—Comenzaron a tocar y a llamarme desde la puerta.—Es Derry.—Dije mientras me limpiaba las lágrimas.—Se va a quedar contigo por una hora mientras voy al colegio.
Ella no dijo nada, solo asintió.

—Ya regresó.—Murmure.

Bajo la escaleras, mientras me voy limpiando la cara, para eliminar algún rastro de qué estuve llorando. Aunque se que tengo la cara y los ojos rojos, y no valdrá de mucho Derry me conoce.
Abro la puerta.

—Juli…—Su voz animada se entristeció un poco.—Julia que sucede?.

Negué con la cabeza.—Nada solo tengo alergias.

—¡Juliana!.—Sentencio.

—De verdad.—asegure mintiendo.
Cuando voy a cerrar la puerta, una voz chillona y una mano detienen la puerta.

—Ya está listo, gordo, ya baje el seguro.

¿Y está quien es?.

Repetí como tonta.—Gordo.

—Juliana, ella es Maya mi novia.
Ahh ella es la bella y hermosa Maya
Si es bella.

—Tú novia.—repetí.

Ellos compartieron una miraditas que no entendí pero que ellos si perfectamente.—Un gusto bienvenida.

—Disculpa por no avisar que venía con ella, solo que ya había quedado con ella y luego me llamaste y sabía que era importante y… bueno por eso, disculpa por no avisar y llegar así.

—Si no podías me hubieras avisado no quería molestar.

—No molestas.—contradijo él.

—Pero si pudieras encontrar a otra persona no nos hubiéramos molesto.—dijo la rubia fea mirando a Derry.— verdad Derry.

—Maya.— Dijo entre regañadientes.

—¿Qué?.—pregunto con falsa inocencia.

—No quería molestar, Maya.

—No, pero lo hiciste.

—¡Maya!.

—Esta bien, yo me quedaré con mi mamá no tienes que quedarte, yo buscaré por otra parte, no te preocupes.

—Juliana, no. Te viene a ayudar¿ está bien?.

No le des el gusto a la fea esa.

—Esta bien, pasa.

Junto con él ella entró también y comenzó a mirar las cosas a su alrededor con mala cara, cómo si nunca hubiera visto una casa normal de bloque como si viviera en una de cristal No se.

—Mi mamá está allá arriba, ayer tuvimos una discusión y bueno anda algo sensible, yo te prometo que no me tardare nada.

—Julia, solo ve y haz tus cosas y cuando te desocupes te regresas pero aquí estaré¿ vale?

Dude un poco, cuando ví la expresión que tenía su novia.— Bueno si no hay problema. Agarre mi bolso y salí de la casa.

Creo que no le agrade a Maya.

Derry.

Las manos de Maya acarician mis músculos, sus labios rozan mi oreja, su piernas rodeando mi torso, su cabello rosando mi rostro, estoy en mi momento preferido del día.

—¿Después de esto salimos a comer pizza?.—Propuso ella mientras su mano descendía hacía el cierre del pantalón.

—Me parece genial.

Ella con una sonrisita pícara, comenzó a bajar el cierre del pantalón. Posó mi mano en su cuello para atraerla hacia mi y besarla.
El sonido del celular me detuvo, de su boca salió una queja.

—No contestes .— continuó con su trabajo pero el celular seguía sonando.

Le sostuve las manos  para detenerla. Cuando agarro el teléfono y veo la pantalla es Julia, cuando voy a contestar la llamada se cortó.

—¿Quién era pregunto Maya?.

—Era Juliana, tal vez necesita algo.

—Ese algo puede esperar.— Ella se inclino hacia mi para besarla y yo presione el botón en la pantalla para llamar a juliana.

—Hola julia — La saludé.

Maya se detuvo bruscamente, viendo como hablaba por el celular.

—Si, si esta bien, yo voy para allá.No,no Estoy haciendo nada.—ella seguía Viéndome fijamente está molesta.

—Si está bien, ya voy.—colgué el teléfono y comencé a buscar mi camisa.

Ella está sentada en la cama.—¿Te irás?.

—Si juliana necesita un favor

—Yo voy contigo.—se puso de pie y comenzó a buscar su camisa.

—No es necesario que vengas

—Si necesita ayuda, yo quiero ir y así aprovecho y la conozco.

—¿segura?

—si segura.
**
La puerta se cerró.

—Que bonita es ella.— comentó Maya

—Si, es bonita.— Di un pequeño suspiró para aguantarme las ganas de decir que es más que linda.

—Sabes a veces no es necesario que corras como un salvavidas hacia ella.

—¿A qué te refieres?.

—A que no eres un salvavidas, cada vez qué Julia le duele una uña vienes corriendo hacia ella.

Me quedé pensando un instante lo que Maya acaba de decirme. Yo sé qué no soy un salvavidas y no pretendo serlo.—Negué con la cabeza.— No, maya, no me uno a esto.— fui a la nevera en busca de agua.

—Claro sabes que tengo la razón, no es necesario que me lo digas para darme de cuenta que botas la baba por ella.

—Maya, estoy contigo que te sucede
—Me sucede, que estás conmigo porque no puedes estar con ella .

—Maya, Juliana es simple mi amiga y si  la ayudo como un puto salvavidas es por eso, porque para eso estamos los amigos.

—Ese es el problema, el  problema es que tú no lo haces como un amigo, tú lo haces por algo más, porque quieres que ella te mire de manera diferente.

—Estas loca, Maya.

—por más que lo intentes no puedes hacer que una persona te ame.

Me quedé en silencio. Porque ella tiene razón.

—No es la primera vez que déjanos de hacer algo por culpa  de ella, que siempre está metida en el medio, parece un puto fantasma de la vida real.— su voz comenzó a temblar.—Yo entiendo que estabas enamorado de ella, o aún lo estás pero no me uses a mi para hacerte creer de que ya no la amas.

—No te estoy usando, Maya, quiero estar contigo. Tú eres mi elección.

—Dame mi lugar, por favor. Yo entiendo que es tu amiga y los amigos se apoyan, pero mientras la salvas a ella me hundes a mi, y yo soy tú pareja.

—¡perdóname!

Me acerque a ella y con mis dedos con mucho cuidado limpie esa lágrima que recorría su mejilla me incliné y nos besamos.

—Te perdono.—Susurro ella mientras me volvía a besar.



Mi nuevo cuidadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora