Capítulo 20.

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Llevo a mi boca las palomitas mientras enredo la otra mano en el pelo del chico que está acostado sobre mis piernas. Noto cómo la mano se pone en mi muslo y río al notar que me pellizca.

— Eres peor que un niño pequeño — el chico levanta la cabeza riendo, chasquea la lengua antes de abrir la boca, dejo caer una palomita ahí.

— Sigo aquí, ¿sabéis? — levo la mirada hacia el otro chico, que nos mira con el ceño fruncido desde el sofá de al lado de este y una expresión seria en su rostro — Que entiendo que no te despegues de ella, pero vamos — muerdo el interior de mi mejilla agachando la cabeza —, cortaos un poco, no se come delante de los pobres.

— Cállate — le contesto, con un tono seco.

— ¿Enserio te gusta esto? — asiento comiendo un poco más, él alza las cejas sin decir nada más, aguanto una risa volviendo a hundir mi mano en su pelo— Pues no entiendo por qué — vuelve a jugar con la piel de mis piernas—, ¿sigues yendo a entrenar? — asiento apoyando el codo sobre el reposabrazos — Se nota, tienes la piel muy bien para no utilizar cremas— me da un par de palmadas sobre la pierna antes de levantarse—, vengo ahora — deja un beso en mi frente y cruza delante de mi en dirección al pasillo.

— No pienso tener nada con él, decía— escucho la voz de Gabri sobre la base de la batalla que empieza ahora —. Es dos años más pequeño que yo, decía— ruedo los ojos dejando caer la cabeza en el respaldo, lo miro dado la vuelta—. Odio su acento, decía.

— De hecho, sigo odiándolo — comento alzando un dedo.

— Menos cuando te dice mi niña que te chorrea la baba — ruedo los ojos ante su comentario—. Ah si, ahora di que no, ¿habéis...? — alzo las cejas y niego, él pone las manos sobre la encimera con un gesto de extrema sorpresa — ¿Cómo? — suelta una carcajada que hace que me ponga roja, llevo las manos a mi cara cubriéndome mientras escucho su risa — Olivia Ruiz, me estas sorprendiendo, yo que recordaba que eras de esas que te metías en la cama en la primera cita y ahora mírate— agacho la cabeza mordiéndome el labio inferior—, hasta las trancas de un crío con el que no has pasado de un par de besos.

— Cállate, Gabriel — río cubriendo mi cara con un cojín, escucho mas fuertes las carcajadas de mi amigo —. ¿Sabes que están compitiendo en Barna? — señalo la pantalla en un intento de cambiar de tema — Podíamos haber ido — hago un ligero puchero arrebatándole una risa.

— Yo tendría que estar en casa hoy — remarca la fecha con intensidad—, pero no estoy porque renfe ha decidido que no haya viajes hoy — se encoge de hombros visiblemente molesto —, por eso mismo no estamos ahí.

— ¿Ahí en donde? — pregunta Pablo estirando las mangas de la sudadera antes de quitársela.

— En el evento de freestyle, están en el Palau — digo sin apartar los ojos de él, me fijo en lo grandes que los tiene cuando se pone de perfil para observar la pantalla.

— Pero eso está aquí al lado, podíamos haber ido — frunzo el ceño viendo como vuelve a mirarme a mi—. Futbolista, ¿recuerdas? — chasqueo la lengua y aparto la mirada de él.

— En navidad te dije que no quería regalos — se sienta a mi lado, esta vez tira de mi para que me apoye en su pecho —, esto tampoco.

— ¿Por qué no? ¿Acaso tu me puedes dar sorpresas y no yo a ti?

— Irme a Sevilla era un acto de rebeldía y...

— No le hagas ni caso — Gabri habla desde la cocina—, era porque te echaba de menos y se aburría en casa, en ese orden me las dijo, ¡a mi ni me nombró! — agacho la cabeza escondiéndome en el cuerpo del chico, noto como vibra su pecho— Tener amigas para esto, en fin.

Fuego Amigo • Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora