Capítulo 7.

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Empiezo a puntear la guitarra, carraspeo antes de acercarme al pequeño micro. Muevo el cuerpo sintiéndome una única persona junto a la música. Hago unos pequeños coros recordando como empieza el tema.

— Y si pudiese escapar de esta realidad — me fijo en algunas personas que me miran cuando empiezo a cantar—. Pirarme un tiempo aunque no me vaya tan mal — sonrío, unos pequeños grupos empiezan a pararse—, fumar cada mañana en mi nirvana personal — las personas que más se paran son grupos más adolescentes—. No es tu culpa, niña, no te vayas a rallar — sonrío hacia un par de chicas que dejan unas monedas en la funda de la guitarra—, pero he probao' tus labios y no me sabían a na' — algunos chicos se mueven al ritmo de la guitarra, que suena con poca fuerza al no tener los altavoces.

Canto sin dejar de imaginarme por qué algunas personas se paran frente a mi, analizando inconscientemente a cada ser que pasa por delante de mis ojos. Las sonrisas de algunos al reconocer la melodía de quizás un tema que no se esperaban escuchar en la calle, o la confusión al no conocer la canción, pero se quedan a escucharla por curiosidad.

— ¿Por qué te acercas a mi lao? — bajo la mirada hacia el mástil, parte de mi pelo me cubre la cara, sonrío— ¿Por qué solo me llamas cuando estoy medio acabao? — levanto la cabeza, hay bastante gente a mi al rededor ya— ¿Por qué me haces pensar que mi suerte se ha terminao'? — muerdo mi labio inferior sin dejar de sonreír, algunas personas me graban — ¿Por qué me paso la noche sentao'?

— Sigo fumando callao', doblao' — giro la cabeza hacia el autor de la canción, que se presenta detrás mía, abro la boca con sorpresa, él me sonríe asintiendo—, pero sigo buscándote — me hace un gesto con la mano para que siga cantando.

— A las 3 de la mañana llamándote — sonrío más, giro mi cabeza para asegurarme de que sigue ahí, y es cierto, mueve su cuerpo al ritmo que pongo a su propio tema—. Los chavales ya me han dicho que no hago bien.

— Que me paso cada finde dañándome — mira de reojo hacia alguna que otra chica que hay entre el público, yo sigo tocando por mera inercia observando lo suelto que se ve frente al micrófono—, por eso bebo hasta que el cuerpo no responda, hasta no ver mi sombra, hasta estar a gusto por fin — se aleja para que vuelva a cantar yo, voy si pensar.

— Quiero escaparme de esta onda — cierro los ojos centrándome en la canción—, meterme en mi pompa, juro no pensar más en ti — los abro, volviéndome a fijar en el artista murciano —. Y por mucho que lo prometa sólo es por ahora — se une a mi voz, haciendo la melodía inferior dejándome a mi el rol principal—, porque en una de estas cojo y te escribo otra rola — sonrío, él asiente—, porque descorcho la botella y me creo un rock and roller — miro de nuevo hacia el público, no me había dado cuenta de que había tanta gente aglomerada a nuestro al rededor—, pero yo ya no quiero verte, no quiero tenerte — me alejo sin dejar de tocar, dejándole que cante el estribillo en mi pequeño show.

— ¡No tengo cojones a recomponerme! — me fijo en la forma en la que se lleva al público con sus movimientos, de una manera enigmática, creando una atmósfera en la que todo gira al rededor de él—. ¡Vamos todos! — empieza a dar palmas en el aire al cantar el estribillo — Y por eso vivo anestesiado.

Acaba de cantar y el corro de gente que nos rodea se llena de aplaudirnos, el chico me sonríe llevándose una mano al pecho.

— No he podido evitarlo — niego sin dejar de sonreír, busco la pequeña botella de agua con la mano mientras camino hacia el hueco que hay para dejarla—, tienes muy buena voz, ¿cantas? Es decir, ¿compones o...?

— No, no de momento — le sonrío, él asiente—. No descarto que en un futuro quizás cae, pero de momento solo hago covers — Ginés posa una mano en mi hombro con una sonrisa.

Fuego Amigo • Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora