Fuego Amigo • Pablo Gavi

Capítulo 23.

Cruzo la carretera seria, enfrascada en mis propios pensamientos, busco con la mirada a Laia en la terraza sin decir ni una palabra. Una vez la encuentro, tomo asiento a su lado suspirando de manera dramática.

— Por fin hemos acabado — apoyo la cabeza en su hombro, ella me rodea de la cintura y deja un beso en mi cabeza—, ¿periodismo bien?

— No se si quiero ser periodista ya — río mirando hacia el camarero, alza las cejas y asiento con una sonrisa, viene hacia nosotros —. Una estrella — él me sonríe y se va hacia el interior del local — ¿Samu?

— Debe venir de camino, creo que acababa a las siete el examen— resoplo mirando hacia Sheila, que revuelve un té rojo—. ¿Oli a ti no te va bien como cantante? Podías sacarnos a todos de estudiar — río encogiéndome de hombros y niego.

— Qué va, si...— suspiro, mi teléfono suena— un segundo—lo saco disculpándome con mis amigas y lo pongo en silencio—. Lo que os decía, estoy grabando algo, pero vamos dudo que se pegue — río de nuevo.

— Bueno, se te pegó una cover de Pole y un video cantando con Walls — Laia me da un golpe con el hombro en el brazo —, si sacas algo con ellos seguro que te pegas.

— Me da a mi que tendré que seguir estudiando periodismo, Lai — río, noto cómo se me achinan los ojos, levanto la cabeza y me fijo en el chico que camina hacia nosotras serio.

— Estoy harto, ¿me escucháis? Harto — hace una parada entre las sílabas de la ultima palabra, deja la tote bag en una silla que queda libre con un suspiro dramático—. Tenemos que buscar otra manera de tener ingresos, no quiero jugar más a la universidad — río—. ¿Vais muy chill vosotras, no? Un té, un nestea y una cerveza... ¡Que hemos acabado exámenes chicas! — el mismo camarero de antes vuelve a la mesa, se fija en nuestro nuevo acompañante — Larios con limón— sonríe de manera encantadora hacia el chico, que asiente yéndose—. Este es nuevo, ¿no? — Sheila asiente, Samu alza las cejas y saca un boli del bolso — Pues mi momento — escribe en una servilleta su número, ruedo los ojos soltando una risa —. Oli que tu no tengas estos problemas no es culpa del resto, ¿sabes?

— Ala, ala... — río recostándome en la silla, mis dos amigas le dan la razón—. Que no, hombre, no se si es hasta peor estar como estoy yo — cruzo una pierna sobre la otra.

— ¿Con un chico que besa por donde pisas? No se que decirte — miro hacia Sheila, que da un trago asintiendo, dándole la razón a Laia—. Además, te tiene como a una reina, sois una pareja de ensueño.

— Bueno — río negando de nuevo—, nada parecido.

— Olivia, el día de tu cumpleaños desapareciste todo el día y lo único que se vio de ti fue un storie con él que subió él a tu cuenta — comenta Samu, ruedo los ojos—. No nos cogiste el teléfono.

— Fue un día complicado— doy un trago a la cerveza fijándome en mi amigo, que niega—. Además, que tendrá que ver que me vaya bien con que ligues con todo el que se mueve — río, él chasquea la lengua y me hace callar.

— Aquí tienes tu larios con limón— me fijo en el perfil del chico, que tiene una sonrisa preciosa—, y algo para acompañar, muchas gracias, chicos — sus ojos se achinan al ampliar su sonrisa y ese gesto me produce ternura, miro hacia Samu que lo observa fijamente irse.

— El papel — dice Laia, él chasquea los dedos y se fija en nosotras de nuevo.

— Me he quedado en blanco, ¿habéis visto esa sonrisa? — asentimos las tres.

— Si consigues ligártelo y quieres compañía me llamas — Shelia comenta guiñándole un ojo a Samuel, que asiente con rotundidad posando una mano en la pierna de la chica.