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Compras y nueva amiga parte 2 .
🌙

Después de haber ido a dejar a Pablo, de pasar a una juguetería por un regalo y dejar a Melissa, finalmente estábamos solos.

La fiesta terminaba a las ocho de la noche, así que teníamos cerca de tres horas solos.

A decir verdad, estaba algo cansada con todo lo que he ido de allá para acá, pero eso es tener niños, ¿ no?.

— ¿ cuanto fue lo de Melissa? — cuestiona Sebastián.

— ¿ eh?

— Lo de la ropa, ¿ cuanto fue? — dijo sacando su billetera.

— ah, no fue nada. Eso es un regalo que yo le hice a Mel.

Y no mentía, en primer lugar quería darle ese regalo. Además, Sebastián se infartaria si le doy la cuenta

Cualquiera lo haría, excepto mi madre que tiene cosas más importantes que hacer, en lugar de ver en que utilizó mi tarjeta.

— Si lo que pretendes es ganarte a mi hermana o a mi, comprando cosas, estas muy equivocada — comenta señalandome con su dedo índice.

— En primer lugar, es de mala educación señalar a las personas — bajo su mano.

— en segundo lugar, ¿ por que querría quedar bien contigo? ¿ que te crees?

Levante una ceja expectante.

— ¿ lo ves?, me besas y si yo te beso, te ofendes.

Comenzó a acercarse y por inercia, yo retrocedi.

— Juegas conmigo, con mi mente. Dices que te gusto, luego actúas como si no fuera así

Mierda, maldita pared. ¿ como se le ocurre obstruir mi camino?.

Ahora estaba pegada a la pared, sin poder retroceder y teniendo a Sebastián cada vez más cerca

— ¿ ves por que pienso que eres una hueca, tonta, vanidosa, mal..

No lo deje seguir con mis " Defectos ".

Como otras veces, lo atraje hacia mi tomándolo del cuello. Solo que esta vez, yo marcaba el ritmo del beso. No quería que se diera cuenta de mi inseguridad, pues no estaba segura de si me seguiría el beso.

Pero estaba equivocada, puso sus manos en mi cintura con firmeza. Su lengua entró de abrupto en mi cavidad bucal, su cuerpo estaba apegado a mi.

Ni la más mínima corriente de aire entraba, su miembro rozaba exactamente con mi intimidad.

El oxígeno me hacia falta, así que me separe un poco respirando lo más posible. Eche la cabeza hacia atrás, le daba acceso a mi cuello. El con mucho descenfreno comenzo a besarlo, sus manos masajeaban mi cintura mortalmente.

Nuevamente volvió a mis labios, mordía, Lamia, succionaba de ellos. Una de sus manos bajo a mi cadera, después a mi pierna y alzó de ella.

Entendí lo que quería, me sostuve de sus hombros sin dejar de besarlo, eleve mis piernas rodeando su cintura. El me apego más a su cuerpo y a la pared, yo sonreí, segui besandolo.

Rompecabezas | Sebastián Córdova | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora