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Sábado por la noche y mi madre trataba de hacerme entender que todo lo que hacia, era por el bien de ambas. Trataba de acomodar todo, de arreglar lo de nosotras según ella, bah.

Domingo no era distinto, ella quería hablar conmigo y éramos interrumpidas por su teléfono. Así fue mi fin de semana, yo estando tirada en mi cama sin hacer tareas, ni respirar quería, me daba flojera.

Extrañaba a Diego, el era quien me sacaba, me hacia " Huir" De los problemas con mi madre en casa. Ni que decir de Ricardo, el no sólo me hacia huir de ellos, me hacia olvidarlos y siempre tenía una solución para ello.

Pero ahora Ricardo estaba día y noche con Diana, Diego con victoria y eso nos daba como resultado: Luna más sola que una escuela en domingo.

Incluso había mandado por la borda el seguir siendo porrista, tome como excusa lo de guía que tenía que hacer con Sebastián. Así que no fue difícil que Amy, la entrenadora, me dejara libre de algo que yo no quería hacer más.

Después de todo la Guía me hacia estar más cerca de Sebastián, pero ahora soy yo quien ya no quiere estar con ese idiota.

Lunes por la mañana, a mi estúpido despertador se le había ocurrido no sonar y descomponerse. Definitivamente estos no serían mis días de suerte.

Tome lo más fácil que encontré en el clóset, un pants deportivo pegado a mi cuerpo, una enorme sudadera y Converse blancos.

Me arregle lo más rápido posible, era claro que no llegaría a mi primer clase.

***

Metía libros y sacaba otros, era más que claro que a mi primer clase no llegue. Hoy estaba de lo más simple, no maquillaje, no ropa hermosa femenina, ni parecía yo.

Escuche una risa a mis espaldas y después, una voz masculina.

— ¿ que intentas probar he? — era Sebastián

Cerré de un portado mi casillero, después me voltee a verlo.

— En primera, no estoy de humor para aguantar tus burlas. En segundo y para terminar, no trato de probar nada a nadie, mucho menos a ti.

— uy, ¿ ahora por que tan ruda conmigo?

Se acercó a mi intentando intimidarme, tonto. No sabe todavía con quien se está metiendo, todas y cada una de las cosas y palabras que me a dicho, se las voy a devolver y el doble de peor.

— Eres un cínico, Sebastián.

— Eso no..

— ¿ Eso no es lo que decía hace días? — le interrumpi. —

—No..

— Tienes razón — afirme — De hecho me avergüenzo de mi misma por haberte seguido, rogado y hasta de haber perdido algo se mi dignidad por ti.

—yo..

— Di lo que quieras, no me interesa ya. Dejame en paz, alejate de mi — le interrumpi una tercera vez

Me moví para irme, pero no di muchos pasos cuando su mano se enrrollo en mi brazo y me halo a el.

Se le estaba haciendo costumbre tomarme así al parecer.

Una de sus brazos me tomo por la cintura, su mano libre iba a mi mejilla para dar una caricia. Después sus labios se pegaban a los míos, un suave beso.

— ¿¡ que te sucede!? —

Lo empujó con todas mis fuerzas y Frunzo el ceño, moviéndome de lugar para alejarme de el.

Rompecabezas | Sebastián Córdova | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora