| 39 |

1.4K 112 50
                                    

Sebastián:

contenido sexual, leer bajo tu decisión •

Mis labios seguían danzando con los de ella, mi lengua no tardo en buscar la suya y la encontró de inmediato.
Mis manos bajaron por su espalda hasta sus glúteos, donde rápidamente acaricie y pase a apretar con mis manos.

La impulse a que se levantara y ella enredo sus piernas en mi cintura, fue entonces cuando la lleve a mi habitación. Me encantaba todo de ella, sobre todo el como sabía lo que quería y deseaba con solo una mirada.

Sabía complacer mis deseos.

La recoste sobre la cama con delicadeza, últimamente veía a Luna como una muñeca de porcelana y tenían romperla. De hecho me sentía como en la película de Ole, el viaje de Ferdinand.

Yo era un loco, frío, rudo. Ella una linda, tierna y delicada muñeca que quiero cuidar con mi vida.  La mire a los ojos y de algo no tuve duda, ambos nos amabamos y deseábamos, estamos hechos el uno para el otro.

Bese de nuevo sus labios y la ropa fue desapareciendo, sus manos se enredaban en mi cabello y me encantaba que lo hiciera. Sus jadeos no podían ser reprimidos, mucho menos cuando mis dedos comenzaron a jugar con su intimidad.

No voy a mentir, Luna y yo somos muy activos en el sexo, pero no quiero que todo siempre sea lo mismo y luego nos aburramos de lo típico en cada noche de sexo.

Ella llevo sus manos a mi pantalón, pero la detuve y me vio sin entender. Quería cambiar esta rutina, ella sabía que debía despojarme de mi pantalón y de las demás prendas para quedar desnudos.

Pero ahora la quería solo a ella.

Quite rápidamente su short y después, su ropa interior. Luna me veía con una sonrisa provocadora, sabía que me encantaba tener el control del asunto. Además de que con una mirada, entendió que probaría algo más.

Me acerque a mi clóset y tome un empaque que tenía guardado desde hace mucho, era un regalo de broma del idiota de Edson y lo había aventado en lo profundo de mis cosas por que no pensaba que fuera necesario.

Pero ahora veo a Luna y, el deseo de verla hundida en placer puede más que yo.

Me vio con curiosidad sobre que era la caja y cuando saque el empaque, su boca creo una perfecta O de sorpresa.

Encendi el vibrador e inmediatamente hizo su función, Luna me veía sorprendía pero con una sonrisa perversa al momento de que coloque el objeto en su intimidad.

Inmediatamente escuche como comenzaba a gemir y eso, me ponía mucho.

Estuve jugando con su intimidad, el vibrador y mis dedos hasta que su orgasmo llegó.

— Ah, te amo tanto Sebas — suelta al momento de tener el orgasmo junto a un suspiro cansado.

Me acomode a su lado y de inmediato se acomodo en mi pecho. Después de todo había sido una experiencia que jamás olvidaría.

— Eres increíble, te amo — bese su frente

Nos quedamos en silencio pero podía percibir su sonrisa aún, parece que le había gustado. Pero había algo que me seguía dando vueltas, lo que me había mencionado mi tía.

Yo tenía claro que si tenía un problema con ella, podría perdonar y solucionar. Lo que me hizo fue algo muy fuerte, pero no tanto como lo que me hace sentir con sus besos o simple presencia.

— ¿ que piensas de nosotros? — le pregunto de la nada, ríe

— ¿ estás pensativo, cariño? —

Rompecabezas | Sebastián Córdova | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora