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Sebastián:

Una vez más Luna no había venido a la escuela, era el tercer día seguido que faltaba.

- mierda Sebastián, deja de pensar en ella

Era una lucha constante entre lo que sentía y lo que era correcto, una voz interna me reclamaba cada que pensaba en ella.

- Sebastián.

Cerré mi casillero para voltear a ver quien me llamaba, era el idiota de Ricardo.

- ¿ que quieres? - pregunte de mala gana. Lo último que me faltaban eran ganas de partirle la cara, el es parte culpable de todo.

- Es Luna - dice agitado, venía corriendo

- ¿ ah si?, no me importa.

Me di media vuelta empezando a caminar lejos de El.

- Se irá del país - me grita

- Que le vaya muy bien - le grito de vuelta.

- ¿¡ no entiendes que te necesita!? - grita más fuerte, seguramente llamando la atención de todos

Parecía que el chisme de lo que había pasado en el baile se corrió rápido, pues todos me daban miradas curiosas y se hablaban bajito cada que pasaba cerca.

Lo que menos necesitaba ahora era seguir siendo blanco de chismes, así que me volví rápidamente hasta donde se había quedado parado.

- ¿ que me necesita dices?, ¿ que apostaron esta vez?

- Estás mal Sebastián, ella no jugó contigo y te darás cuenta de eso, tarde o temprano lo harás.

- eso ya no importa.

- importa, está por irse para siempre. Está mal, ayer fui a verla y créeme que físicamente está terrible, no te imaginas como lo está emocionalmente.

- no me interesa Angulo, si ella se va me facilita mucho las cosas. Ella me daño, créeme que lo que menos necesito es estar preocupado por una niña como ella.

- entiende que ella te necesita Sebastián, yo cometí un error al alejarme de ella y su consuelo, su soporte fuiste tú. Se refugió en tus brazos, en el calor de hogar que sentía viviendo contigo. No la dejes caer ahora sebas.

No dije nada y no por que no tuviera nada más que decir, ya le había dicho que no me importaba lo que hiciera pero era mentira.

Saco un sobre blanco de su mochila y me lo lanzo, por reflejo lo tome entre mis manos.

- en tres horas se va del país, te repito que ella no jugó contigo, ella de verdad te quiere.

Se dio media vuelta dejándome solo, tome la hoja y ví nombre escrito con tinta rosa y su letra. Me dio mucho coraje, la hice bola y terminaría en el basurero que estaba en la entrada del pasillo.

Me acerque al contenedor y estuve cerca de tirar la hoja, pero ella se iba del país, tal vez sería lo último que sabría de Luna Prado en mucho tiempo

No pude hacerlo, eche la bola de papel en mi sudadera y sali de la escuela. No tenía ganas de entrar a clases, siendo sincero no me podría concentrar de pensar que ella se va.

Me fui a casa, la cual como siempre me recibió con un silencio sepulcral. Parecía que nadie vivía aquí, Sofía estaba en casa y no trabajaba hasta que tenía que pasar por los niños a la escuela, aveces iba yo y ella esperaba aquí.

Melissa seguía resentida conmigo, en un par de ocasiones le había vuelto a contestar en un tono fuerte por preguntar constantemente por Luna. Al igual que Pablo, que no preguntaba pero odiaba que cuando lo hacía, respondiera que no hablará más de ella o me enojaria, el cual era mi estado de ánimo en los últimos días.

Me deje caer en el sofá central de la Sala, mire directamente a la pantalla de la televisión que estaba apagada, gracias a la claridad podía ver mi reflejo en ella.

Suspire y metí mis manos a mi bolsa, donde encontré de vuelta aquella bola de papel. La desdoble y ahí estaba mi nombre con esa incómoda tinta rosa, ella sabía que odiaba ese color y seguía usándolo.

Me debati entre leer o no, finalmente no perdía nada, Luna nunca tenía que saber si la leí o no. Termine por desdoblar aquella hoja y vi su letra, era hora de leer


Sebastián:

S

e cuanto detestas que escriba con bolígrafo rosa, pero lo siento, no tenía otro. No se si vayas a leer esto, tal vez y termine en el bote de basura, pero no pierdo nada intentado hacerlo. Tenía que decirte lo estúpida que me siento, nunca debi jugar con eso, estuve mal y lo se. Me arrepiento tanto de hacerlo, pero se que no importa de nada si me he ganado tu odio y desprecio. Tal vez el chismoso de Ricardo ya te dijo que me voy, a pesar de que no quería que fuera el quien lo hiciera, lo conozco y se que lo hizo.
Nadie sabe a que parte me voy, solo dije que me voy del país y seré honesta, ni siquiera yo se a donde carajos va mi vida. Me siento tan pérdida sin ti, sin tu familia y sin tu calor.
Tenías razón, estoy sola, siempre lo he estado y ahora más. Mágicamente la palabra soledad desaparecía cuando estaba contigo, con los niños, me hacían sentir tan querida, en un hogar. Eso es algo que les agradezco de sobremanera.
Por favor, dile a Meli que me perdone por no haber cumplido mi promesa de estar al volver, seguro está enojada conmigo y la entiendo. Se que me odias, pero hazle saber a mis niños que los quiero, los adoro que tu, Melissa y Pablo son lo más preciado que tuve en los últimos meses

Te amo Sebastián y una vez más, perdoname y vuelve a sonreír.

Luna Prado.



No sabía cómo sentirme, volví a doblar la carta pero fue en vano, pues la hice añicos en poco tiempo. Me puse de pie y patee la mesa de centro, el jarrón con flores fueron al piso y los cojines del sofá volaron a otro lado.

Todo me recordaba a ella, cuando venía a estudiar y nos besabamos innumerables veces. Cuando estuvo aquí y decía estar feliz de hacerlo, que nos quería.

No tenía por que sentirme mal, ella me había destruido, me había hecho daño. Ella sola se había ganado todo esto, jamás la voy a perdonar.

Todas las veces que me dijo que pagaría una a una mis malas actitudes, como hacía cosas que me hacían pensar que me quería.

Esa era la verdadera Luna, la que se había ganado mi desprecio a costa de todo, no hay nada que me haga perdonarla jamás.



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Si ven como les ando actualizando seguido?, es para que no me maten jajskajs

Y bueno, ustedes que opinan?



Rompecabezas | Sebastián Córdova | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora