| 19 |

1.1K 113 11
                                    

Entramos a mi casa, yo rápidamente fui a la Sala y me deje caer sobre el sofá. Sebastián hizo lo mismo estando al lado de mi.

— linda casa — dice recorriendo todo con la mirada

— Gracias, ¿ se te ofrece algo de beber o comer?

— No, gracias.

El sonríe y hago lo mismo, su sonrisa es distinta.

Sacó la Guía de su mochila y comenzamos a trabajar en silencio, era poco lo que faltaba así que pronto ya no tendría excusa para estar cerca de el.

Había avanzado mucho en lo de la apuesta, pero estoy pensando seriamente en abandonarla... Si es que Ricardo aún se acuerda de eso, lleva días pegado a Diana, ya no me hace tanto caso como antes.

Es triste aceptar que mi mejor amigo, prácticamente me a cambiado por su novia.

— Hace días que te la habías pasado en mi casa, ¿ tus padres no te dicen algo al respecto?

La voz y pregunta de Sebastián me hizo volver a prestar atención a el, suspire con melancolía.

— Mi padre seguramente si que me diría algo, pero para mi madre es como si existiera cada que lo recordara, cada que su celular queda en paz.

Hablando de ella no la he visto, así que seguramente aún no llega de la Oficina.

— ¿ que hay de tu padre? — pregunta

— Falleció cuando yo era más pequeña, el siempre estaba en el trabajo igual que mamá, pero al menos el se tomaba un minuto de su tiempo para saber que hacia, en donde estaba o si mi ánimo estaba en condiciones

Sebastián me veía como si entendiera lo que digo y, lo hace, el también perdió a sus padres. Lo pienso y es justo como si mi mamá no existiera, siempre tan materialista y poco cariñosa con su única hija.

Luna, ¿ sabes de quien es la motocicleta que está afuera?

Es mi madre que venía entrando a la Sala, ni siquiera sabía si yo estaba aquí, pero me preguntaba por la motocicleta

Su vista fue a la de Sebastián y seguramente que se dio cuenta quien era el dueño, solo esperaba que no le hiciera una grosería.

Sebastián se puso de pie y tendio su mano a ella.

— Sebastián Córdova, amigo de Luna, mucho gusto.

Mi madre le dio una mirada de pies a cabeza, ni siquiera se digno a saludarlo o estrechar su mano.

— Tania Prado — responde

Se da media vuelta y la veo irse al estudio, suspiro por que no puedo creer lo que ha hecho, ¿ así dice tener la mejor educación?.

— Creo que es hora de irme — murmura Sebastián bajando su mano

— No, quédate, ella siempre es así.

Tomó su mano y el solo sonríe, era la primera vez que podíamos platicar y estudiar sin pelear.

Pero tenía que venir la gran Tania Prado a arruinar mi gran avance con el.

— No solo es por eso, es tarde y no puedo dejar  a los niños mucho tiempo. Confío en que sofi los cuida bien, pero no me gusta dejarlos solos por mucho.

Rompecabezas | Sebastián Córdova | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora