No es mi vida es solo una miciòn mas zayn y tu 2ª temporada

Capitulo 20

Narra Beverly.

Sonreí al verme en el espejo.
Mi cabello castaño llegaba en suaves ondas artificiales, hasta un poco más abajo de mis hombros. Mis ojos azules resaltaban con el maquillaje negro. Mis labios estaban de un intenso color rojo, ya que los tuve que maquillar debido a una apuesta perdida con Sam. En realidad todo en conjunto se veía bastante bien.
Perfume con delicadeza mi cuello y me reí estúpidamente mientras veía como un rubor cubría mis mejillas.
La puerta. Quería que tocaran esa maldita puerta.
—Sam, si quieres podemos llevarte —dije mientras me acercaba a la puerta del baño donde ella se estaba alistando.
—Tranquila —me dijo desde dentro. —Estaré bien. Zayn pasara por mí.
—Claro, claro —suspire.
Naturalmente pensándolo. _____(tn) y Zayn iban como amigos, se suponía. Sam no tenía a Liam aquí y tendría que ir sola. Y bueno, a mi me vendría a buscar el. Me sentía mal por dejarla sola de esta forma.
Escuche dos golpes en la puerta y sonreí instantáneamente.
—Me voy —le avise a Sam.
—Te veo en el baile —me respondió.
—Claro.
Mientras caminaba a la puerta de mi departamento movía mis manos peinando mi cabello repetidas veces. No estaba como yo quería y tenía que estar perfecto al momento de abrir la puerta.
Suspire frustrada y abrí la puerta con nervios.
Los ojos azul cielo que vi me dejaron anonada por unos breves segundos.
—Te ves hermosa —dijo esa voz dulce desde el otro lado de la puerta.
Sentí como la sangre me subía a las mejillas y mi frente se sentía como si estuviera en un sauna.
—Gracias —susurre.
Louis me sonrió y tomo mi mano acercándome a él. Su dulce aliento golpeo mi rostro y sentí que mis piernas temblaban.
—Las tradiciones pudieron conmigo —rio para sí mismo y levanto mi mano poniéndome una pulsera de flores, que no me había dado cuenta que tenía en su mano izquierda.
—Un corsage —susurre.
La pulsera estaba compuesta por un montón de flores blancas mezcladas con flores pequeñas negras.
— ¿Flores negras? —pregunte sorprendida.
—Crecieron con colorantes —me sonrió. —Son algo difíciles de encontrar, pero una persona me dijo que tu vestido era negro, quería que combinara.
—Zayn —murmure algo enojada. El muy maldito iba por ahí diciéndole a Louis los detalles de mi vestido, del cual le dije claramente que no podía divulgar.
Louis rio y me tomo por la cintura llevándome al pasillo.
—Dijo unas cuantas cosas interesantes —dijo bajo.
— ¿Cómo qué? —pregunte curiosa.
—Como que —pensó un momento. —Se te ve hermoso, y tiene razón.
Me sonroje el triple del color de mi rubor y baje la cabeza ocultando mi cabello.
—Me gusta tu nuevo look —tomo mi mano y entrelazo nuestros dedos.
—Mejor… —dude tres segundos que me delataron por completo. —Vámonos.

La graduación, naturalmente se hacía en el gimnasio del instituto ya que demasiado dinero se había gastado en el viaje a Montecarlo.
El gimnasio, estaba renovado completamente. Las luces, de colores y en un nivel bajo de intensidad, provocaban el sentimiento de estar en un verdadero club nocturno. Había un gran escenario al fondo, donde una banda tocaba y un grupo de chicos gritaban y bailaban al son de la música frente a ellos. Alrededor de la pista de baile había varias mesas redondas con manteles blancos y velas sobre ellas, rodeadas por sillas. Del techo caían en cascada las decoraciones, como un montón de telas negras que se unían en el centro del techo. En las mesas había platos vacios, y algunos ya ocupados. Cada graduado y su acompañante, en algunos casos como el mío, o dos graduados que asistían juntos, como en la mayoría de los casos, tenían una mesa correspondiente, compartida con seis personas más. Largas mesas rectangulares, un poco más atrás de las mesas redondas, tenían la comida y las bebidas.
Era espectacular.
—Ven —Louis me guio, aun tomado de mi mano, hasta el típico fondo celeste, donde al frente se posicionaba un fotógrafo a sacar los que quisieran tener un recuerdo de esta noche.
Dos chicas se tomaban la foto mientras reían y se codeaban.
Solo estaban ellas, todos los demás disfrutaban de las miles de cosas detrás de nosotros.
Al terminar ellas, Louis me llevo al medio del fondo celeste.
— ¿Una foto? —le pregunte en un susurro mientras el fotógrafo alistaba su cámara.
—Los momentos especiales tienen que ser recordados —me dijo.
—Podemos sacar fotos con mi cámara, no es necesario que gastes tu dinero en esto —le dije mirando como el fotógrafo contaba el dinero que Louis le había dado.
—Entonces, la foto la tendré yo —me dijo.
— ¿Listos? —nos pregunto el fotógrafo.
—Sí —dijimos al unisonó. Pero justo en el mismo instante en que termine de decir sí, los labios de Louis capturaron los míos en un dulce beso. Un nudo se instalo en mi garganta y sentí que iba a vomitar. Pero vomitar de lo bien que me sentía. Vomitar hasta no tener nada dentro de mí, ser un globo de helio gigante y volar sobre las nubes.
Y luego el flash apareció, capturando el momento especial, del que Louis se refería.