Capitulo 18

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Hace unos tres días me habían asignado una habitación en la sede de la S.I.S.
Aun seguía sin poder asimilar lo que había descubierto. Era tan extraño, creer que no tienes familia y poco a poco enterarte que si la tienes o, bueno, la tenias. Por lo menos un tercio de esa familia está viva. Una familia directa. Alguien con quien compartes sangre.
Y es que Beverly o mi hermana, supongo que así debería llamarle, no solo compartía mi sangre, si no que la mayoría de mis rasgos cuando niñas, aunque ahora no nos encontraba ningún parecido.
Ella era una pelirroja con ojos cafés, y yo era una castaña con ojos azules. ¿Gran parecido, no? Cuando supuestamente somos mellizas. Aunque las mellizas no son completamente iguales como las gemelas, esperaba algún parecido más grande que el color de la piel.
Mis manos reposaban sobre mi estomago y mi espalda estaba contra el cobertor de la cama. Inspire aire pesadamente. Mi pierna aun dolía pero por lo menos, gracias a los medicamentos recetados ya no sufría del dolor constante.
Tarareaba una canción que había escuchado esta mañana en la cafetería.
Como siempre Zayn no quería hacer acto de presencia por aquí y yo era demasiado orgullosa como para preguntar por él. Ya no éramos nada, quizás yo ya no le importaba.
No sabía nada de Liam y nadie quería decirme nada. En estos tres días había dicho más su nombre que desde que lo conocía.
A Sam tampoco la había visto, pero por lo menos me llamó, ella tampoco sabía nada de Liam, y pase casi toda la llamada consolándola.
¿Por qué Zayn no venia aquí y me consolaba? Me estaba desmoronando por el duro impacto de la verdad. El tenía razón, era una muñeca de porcelana con muchas trizaduras y en cualquier momento me rompería, estaba a punto de romperme y llorar.
Sentí como la puerta se abría y me senté en la cama de un golpe asustada.
—Perdón…no quería asustarte —dijo bajo mientras cerraba la puerta detrás de ella. En su mano izquierda traía una bolsa blanca.
— ¿Qué haces aquí? —me limite a preguntar. Me sentía extraña.
—Hace unos días me contaron… —se apoyo en la puerta y me miro. —Yo…bueno, no sabía que pensar.
— ¿Por qué no viniste antes? —pregunte con rencor mientras miraba como ella desviaba la mirada a mi cama sin saber si sentarse.
—Estaba pensando —suspiro. —Y emm…Patrick quiere asegurarse con una prueba de ADN.
Suspire. No estaba impresionada. Me lo suponía desde un principio.
—Bien —respondí seria.
—Yo creo en ti —dijo ella. —Enserio, aunque no lo creas —la mire. —Vine a mostrarte algo —me sonrió. Entro al baño y cerró la puerta tras ella.
Mire la puerta del baño por unos minutos que parecieron eternos.
— ¿Qué haces? —pregunte por fin.
—Espera —dijo desde dentro del baño.
Espere unos diez minutos, Beverly aun no salía.
Me levante con cuidado y tome las muletas por si acaso. Ya podía levantarme así sin más pero no quería correr el riesgo de caerme. 
Toque la puerta.
— ¿Qué haces tanto ahí? Llevas como veinte minutos dentro.
— ¡Dios! —soltó una pequeña risa nerviosa. —Eres muy inquieta. Espera otros diez minutos.
—Bien —suspire. Escuche como el agua corría y extrañada pegue mi oreja a la puerta. — ¿Te estás bañando?
Solo escuche la risa de Beverly quien ignoro mi pregunta.
Tras pasar otros quince minutos, Beverly por fin hablo.
—Estoy lista —dijo.
—Bien —respondí. —Sal ya.
—Bien, ahí voy —escuche como susurro para ella misma.
Abrió la puerta y dio un paso afuera.
Beverly ya no encajaba con la descripción de ella que yo siempre había formado. Ahora, podía creerlo, éramos mellizas.
Su cabello hasta un poco más abajo de sus hombros era del mismo color de su raíz, castaño claro, el mismo color que yo tenía. Sus ojos eran azules potentes, al igual que los míos. Nuestros rasgos eran más o menos parecidos y el color de la piel igual. Éramos de distintas contexturas, aunque ambas delgadas. Éramos muy parecidas en este mismo instante.
— ¿Qué-que hiciste? —tartamudee.
Ella sonrió y se puso a mi lado, ambas frente al gran espejo que estaba en la habitación.
—Teñí mi cabello de su color original y me quite los lentes de contacto —tomo mi mano. —Confió en ti. Sé que somos hermanas.
— ¿Enserio?
—Si —sonrió y me guio a la puerta. —Tenemos que ir al laboratorio.
—Espera —le dije.
— ¿Qué pasa? —me miro y yo la abrace. Se sentía extraño abrazar a alguien con cariño y no de forma platónica. Solo, necesitaba apoyo familiar, y ella era la única.
Ella también me abrazo y soltó una pequeña risa.
—Esto es tan…extraño —susurro.
—Ni me lo digas.
Salimos juntas de la habitación y me guio por los pasillos que aun desconocía. Las personas que pasaban me miraban, reconociéndome, y se alejaban un poco de mi, tratando de no parecer obvios, pero era muy difícil no notarlo cuando sentías que todos estaban en tu contra.
Entramos a lo que parecía ser el laboratorio y todos los que se encontraban ahí me miraron por unos interminables cinco segundos. Beverly me tomo del brazo guiándome a una silla y todos desviaron su mirada a su trabajo.
Amabas nos sentamos en sillas que estaban una enfrente de la otra y nos miramos.
Ella me sonrió y articulo un ‘Tranquila’, le devolví la sonrisa y mire como se acercaba una mujer en bata blanca.
Empuño la aguja en mi antebrazo, justo por sobre la arteria y lleno tres tubos pequeños de sangre.
Por alguna razón ese proceso me fascinaba.
En el preciso momento en que me estaban colocando el pequeño parche sobre la herida, Patrick entro por la puerta.
Primero miro a Beverly y luego me miro a mi, lentamente, algo sorprendido, posando su mirada sobre ella y luego sobre mí.
— ¿Qué pasa? —Beverly sonrió autosuficiente.
— ¿Qué te hiciste? —pregunto.
—Nada —ella sonrió. —Solo volví unos años atrás, ¿a que me veo mejor que con el cabello rojo y esos molestos lentes de contacto?
Patrick bufo.
—Quiero esos resultados en dos horas —ordeno y se fue pero sin antes darnos una última mirada a las dos.

No es mi vida es solo una miciòn mas zayn y tu 2ª temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora