capitulo 4

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Acaba de cruzar la puerta del baño cuando los sonidos de alguien con arcadas me pararon en seco.
Mire por debajo de las puertas de los cubículos y lo único que habían eran un par de Converse negras muy sucias.
Los sonidos seguían llegando, y no eran de una chica enferma, si no de alguien que estaba tratando de vomitar a propósito.
De pronto la puerta se abrió de golpe y salió lo que antes era Sam y ahora no era más que un zombie, a quien no le importaba su vida.
— ¿Qué estabas tratando de hacer? —le pregunte furiosa.
—Nada —me respondió seca y se lavo las manos en silencio.
— ¡Eso no es nada! —exclame. —Estas embarazada no puedes hacerte perder comida, el necesita los nutrientes —apunte su abultada barriga tratando de hacerla entrar en razón.
—Unas cuantas cosas menos no le harán mal —respondió como si no le importara caminando a la salida. Me interpuse en su camino y le bloquee la salida.
—Claro que le harán mal —la tome por los brazos. —Si a ti no te importa, hazlo por él —subí el tono de mi voz.
— ¿Por qué? —se limito a preguntarme. —Lo único que me ha traído es tristeza, si no fuera por mis estúpidos padres este bebe ya no existiría —repuso como si fuera lo más normal del mundo. —Por su culpa estoy gorda.
— ¡No estás gorda! ¡Estas embarazada! —grite. — ¡Es muy distinto!
— ¡Es fácil para ti decirlo! —replico. — ¡Tú tienes un cuerpo perfecto, no estás en mi lugar! ¡Antes de esto yo no era perfecta como tú! ¿¡Como esperas que me sienta ahora!?
—Feliz —respondí. —Llevas un niño dentro.
—Llevo la causa de mi dolor dentro.
— ¿Por qué? ¿Eh?
—Por qué me hace ver gorda —repitió. Pero yo sabía la verdad, todo el mundo lo sabía. Ella también, pero desde el primer día para ella ese nombre desapareció de su mundo. No soportaba que nadie lo nombrara. Ella no iba a aceptarlo nunca.
—Mentira —le dije. — ¡Es por Liam! ¡Lo extrañas! ¡Pero eres suficientemente orgullosa como para negarlo! ¡El día en que lo conociste, el día que lo volviste a ver, desde que volvió a hablarte y como te trataba! ¡Encuentras perfecto cada día que viviste a su lado! ¡Amas a ese niño y no solo porque su padre es Liam! ¡Eso de que te hace ver gorda, es solo una estúpida escusa! ¡Estas dolida con Liam por que le dijiste que se fuera y el hizo lo que querías, nunca quisiste que eso fuera literal! ¡Lo amas! ¡Y eres suficientemente terca para no ver lo que tenias frente a los ojos y notar que eras lo que mas el amaba! —grite desahogándome de todo. Escupiendo sin anestesia alguna toda la verdad, todas las cosas que Sam no notaba. Ella creía que Liam se encargaba de su hijo por qué es lo correcto, pero la verdadera razón es el amor que Liam le tenía. Hacia eso por ella, antes que cualquier cosa.
Abrí la puerta y la cerré furiosa detrás de mí. No había forma alguna de contactarme con Liam. Sam lo necesitaba…y rápido.

— ¡Muevan esas caderas! —grito Johnson desde las gradas. El y todo su equipo de futbol habían estados sentados ahí por más de veinte minutos, gritando obscenidades mientras miraban nuestro entrenamiento.
—Paren —murmuro enojada Beverly por cuarta vez. Todas nos detuvimos y volvimos a comenzar. En la parte donde Beverly hacia una rueda sostenida en una mano, gritaron:
— ¡Así, nena! —Beverly los miro con odio, frustrada.
—Si no van a estar callados ¡Lárguense! —les grito.
— ¡Tranquila bebe! —le grito Johnson.
— ¡Hey, hermano! ¿No es lo mismo que le dijiste la vez que te la llevaste a la cama? —dijo Mitchell mientras reía.
— ¡Ou! —dijeron todos y estallaron en carcajadas.
Mire a Beverly, estaba roja de cólera.
—Termino el entrenamiento —murmuro. Se puso el bolso al hombro y se fue por las puertas de los vestidores, enojada, antes que alguna pudiera mover un solo dedo.
—Son unos estúpidos —dije dando rienda suelta a mis pensamientos.
— ¿Qué dijiste, preciosa? —me grito un chico cuyo nombre desconocía. — ¿Qué quieres mi numero? —rieron.
—No gracias —dije sarcásticamente.
— ¿Segura? —dijo mientras bajaba. Todos sus amigos emitieron un ‘Uhh’. Mientras la ultima animadora entraba a los vestidores.
—Completamente —tome mi bolso y camine a los vestidores.
Escuchaba como varios pasos apresurados me seguían.
—Lárguense —advertí con voz siniestra.
—No sabía que eras así de ruda, muñeca —capte la voz de Mitchell mientras el mismo me tomaba del brazo.
Trate de zafarme pero mis esfuerzos fueron en vano. No podía arriesgarme que descubrieran mi fuerza real.
Me pusieron contra la pared y me rodearon.
—Esta vez no escaparas —dijo uno de ellos, que reconocí como uno de los que estaban en el callejón.
—Suéltame —me solté del agarre pero nuevas manos me afirmaron impidiendo mi huida.
—Sabes cómo son las cosas aquí —dijo Johnson. —Y hace ya un tiempo no tengo una chica que me caliente la cama.
—Ni la tendrás. Eres un imbécil, nunca creas que yo podría llegar a caer tan bajo como para acostarme contigo —dije con odio mientras lograba soltar mi mano derecha del agarre de uno de los chicos.
—Ahh —me miro. —Se me olvidaba que eres el premio de consolación de Zayn —mi mano impacto en su mejilla derecha.
El se acomodo su mandíbula y me miro con furia.
— ¿Estas acostumbrada a que los hombres te usen, _____(tn)? —rio. —Liam preño a tu mejor amiga durante su noviazgo y luego Zayn te uso como premio de consolación por que Bonnie lo dejo por algo mejor —sonrió. —Yo.
Reí tratando de sonar lo mas hipócrita posible.
—Tú no eres mejor que Zayn o Liam. No eres mejor que ningún hombre en el mundo. Y no gracias —sonreí hipócrita. —No me interesa calentar tu cama. Soy de las que le gusta que los chicos la calienten para mí —di media vuelta y me dirigí a la puerta de los vestidores.
—Hombre se te escapo de nuevo —dijo uno de ellos.
—Habrá que esperar a que termine con Malik —dijo otro.
—Malik terminara con ella —contradijo otro. —Con esa actitud.
—Si esta con ella es porque debe ser excelente en la cama —repuso otro apoyando al segundo y yo bufe. —Ella terminara con él y vendrá con nosotros.
—Olvídate de ella —dijo Johnson. —Tengo otro blanco más fácil —abrí la puerta rápido escuchando como sus voces se alejaban. Ya no quería seguir escuchando su estúpida conversación. —La hermana de Malik —pare en seco. ¿Me estaban provocando?
Me di la vuelta dispuesta a golpearlos hasta matarlos pero ellos ya no estaban.

—Hola soy Sam —se escucho una risa varonil. —No puedo contestar en este momento, pero… —luego se escucho como el teléfono se caía y dos personas reían, Sam con su antigua y contagiosa risa. —Y yo soy Liam —el castaño rio. — ¡Liam dame eso! —dijo riendo Sam a lo lejos. Se escucho un beso muy ruidoso y como Sam se quejaba a lo lejos. —Qué asco, no me babees —rio y su voz sonó cerca del auricular. —Déjame un mensaje y te llamare —fin de la grabación. Se escucho el habitual pitido que indicaba que estaba grabando mi mensaje.
Pulse el botón de finalizar la llamada. Al parecer Sam no se había dado cuenta que su antigua contestadora aun seguía funcionando.
Su voz. Esa voz feliz que ella usaba siempre desde que Liam le dijo que quería hacerse cargo del bebe. El la amaba, aunque por ese entonces él no se había dado cuenta aun. Yo me di cuenta. Sam lo cambiaba. Lo volvía una mejor persona. Sacaba todo lo bueno de él a la superficie. Y enterraba lo malo. Donde sea que este Liam, yo sabía que él la extrañaba y deseaba con toda mi alma que volviera, por el bien de mi amiga y de él. El tenía que buscar la forma de volver.
Unos brazos rodearon mi cintura por detrás y unas manos descansaron sobre mi vientre.
—Hola, bonita —susurro una voz a mi oído. Inhale su olor, su esquicito olor.
— ¿Ian? —pregunte tomándole el pelo. Y su estado de ánimo cariñoso y seductor se fue por los suelos.
—Em —se quejo desilusionado y comenzó a soltar su agarre.
Yo reí.
—Se que eres Zayn, tonto —me di media vuelta y vi como su sonrisa deslumbrante volvía a abarcar todo su rostro mostrándome las perlas blancas de sus dientes.
—Me asustaste —rio por lo bajo.
—Como olvidar tu voz —sonreí. —Y tu olor, claro por su puesto estos brazos —toque su tatuaje en su antebrazo derecho, de unos dedos cruzados que representaban la suerte.
—Soy inolvidable —presumió.
Al decir la palabra ‘inolvidable’ recordé lo que yo no podía olvidar. Johnson y su grupo de idiotas.
—Yo…tengo que ir a un lugar —dije tratando de alejarme de él.
— ¿Adónde? Te llevo —se ofreció.
—No te preocupes —sonreí. —Solo tengo que ir a buscar algo y a cambiarme —indique mi ropa.
—Bueno —le di un corto y distraído beso en los labios.
—Te veo más tarde —me despedí.

— ¡Déjenme! —escuche que grito la voz de Sam. Mis pies aceleraron el paso hasta que me encontraba corriendo por los pasillos vacios del instituto mientras seguía los gritos de Sam que venían de algún lugar, que al parecer no querían que encontrara.
—Cállate —escuche que le ordeno Johnson.
— ¡Suéltame! ¡Ayuda! —grito.
Llegue hasta al lugar de donde provenían los gritos, la sala de música, y me encontré con una escena para nada bonita. Mitchell miraba divertido a Sam, quien había cerrado fuertemente los ojos, mientras otros tres chicos estaban detrás de Johnson quien tenia la mano levantada apunto de golpear a Sam.
— ¡Imbécil suéltala! —grite.
Todos me miraron sorprendidos.
—Mira, mira —dijo Mitchell. —_____(tn) salva el día —rio.
—Aléjate de ella —me acerque a ellos con la mirada fija en Johnson. —Baja esa mano si no quieres que te golpee.
Johnson rio.
— ¿Y crees que te tengo miedo? —bajo su mano y rio con sus amigos.
—En realidad si —sonreí.
— ¿En serio? —se acerco a mi violentamente y lo derribe de un golpe en sus abdominales.
— ¿Comenzaremos de nuevo? —pregunto enojado Mitchell mientras caminaba hacia mí.
— ¿De nuevo? —pregunto confundida Sam.
Mitchell se acerco a mí y cuando fue a tomar mi brazo yo golpee sus canillas con mis pies y el cayo.
— ¿Te caerás de nuevo? —reí.
—Puta —Johnson se quejo levantándose y les hizo una seña a los otros tres chicos. —Tómenla.
Pero fue demasiado tarde cuando me di cuenta que no se refería a mí, se refería a Sam. Los chicos la tenían afirmada por los brazos y ella, en vano, trataba de zafarse.
—Suelten a mi hermana —dijo una furiosa voz detrás de mí.

No es mi vida es solo una miciòn mas zayn y tu 2ª temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora