Alguien nuevo

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Tras despertar y con la cabeza revuelta, compartió un no muy grato desayuno con su madrastra, cada vez que estaba con ella, se daba cuenta de la profundidad y melancolía con la que extrañaba a su padre. Una vez más, la mujer le sermoneó con la importancia de la imagen, lo raro que se veía para el resto que a su edad no estuviera comprometida o, por lo menos, con un novio formal y normal. Le recitó sobre la importancia de Dios, la familia, la patria y tantas otras cosas por las cuales Catra de verdad quería interesarse, pero que, en el fondo, su mente rechazaba, pues cada vez que escuchaba hablar de eso, se sentía más bien sucia, no guiada en camino a la pureza... y no lograba averiguar por qué. Incluso llegó a pensar que tenía algo que ver con la extraña experiencia del día anterior, lo cual no tenía sentido alguno.

Aquella mañana, dio una vuelta un poco más larga que la usual para llegar al trabajo, la ciudad de Luna Brillante tenía simplemente un resplandor especial que le encantaba contemplar y, tras las últimas horas de su vida, sintió la necesidad de hacer algo que la relajara. Tras el paseo en motocicleta contemplando la atmosfera rosácea y algo morada del paisaje, llegó al trabajo. Catra tenía un olfato muy agudo y apenas entrar en la oficina percibió un exagerado olor a perfume de hombre, no tardó en identificar que provenía de Kyle, quien la miro como pidiendo perdón por algo que Catra no descifró pero que por alguna razón le hizo gracia.

Al llegar a su escritorio, halló un sobre que tenía escrito "Catra" con una letra muy linda, al abrirlo, se encontró con por lo menos 30 cupones para cualquier café o té de la cafetería a la que solía ir. Junto con eso, un pequeño post-it que decía con la misma perfecta letra de antes: "me pareció que 5 dólares era muy poco, lo siento, otra vez".

Primero se sonrojó por el gesto y a continuación se sorprendió, pues sabía que aquella cantidad de cupones costaban mucho dinero, esto considerando que realmente no esperaba que Adora le devolviera la plata, solo lo había dicho para parecer ruda, o despreocupada o lo que sea.

-¿Qué tienes ahí? - Al escuchar la voz de Scorpia, la morena erizo su cola y ocultó los cupones como si estuviese haciendo algo malo.

-Nada, solo cosas del trabajo...

A lo lejos, Adora asomaba los ojos por sobre la pequeña pared que rodeaba su escritorio, quería ser testigo del momento exacto en que Catra abriese el sobre, y se sorprendió al ver el rubor en sus mejillas, lo que hizo que las suyas también tomaran un color rojizo. No era la primera vez que Adora asomaba su mirada azul por sobre el escritorio para mirar a Catra, había algo en aquella chica que le... provocaba... algo. La rubia no conocía muy bien el sentimiento que le generaba, pero si sabía que por lo menos, la morena le resultaba genuinamente interesante.

Esa era la razón tras las risas exageradas de Adora cuando Catra se encontraba a tres metros a la redonda de ella, o por la cual la buscaba el modo de atravesarse en su camino por lo menos una vez al día,  o el motivo por el cual disfrutaba verla caminar desde la puerta del ascensor a su escritorio con su clásico café en la mano, quería llamar su atención, quería por algún motivo también ser interesante para ella.

Adora no contaba con que la actitud de Catra hacia ella no se debía únicamente a que la morena era seria y reservada, sino también a que le caía bastante mal, por esa razón, tras recibir los cupones Catra se sintió extraña, esta muchacha de la que tanto se había quejado en variadas ocasiones un día le provoca una gran quemadura en la piel, el mismo día (o eso cree) tira su café al piso y al siguiente tiene esto. Y no era por nada que se quejaba, Catra incluso llegó a pensar que la rubia la molestaba a propósito, siempre parecía ser mas ruidosa cuando se le acercaba o siempre buscaba una forma de entorpecerle el paso. Con lo centrada que era Catra, que Adora siempre se le apareciera en la sala de impresión o en la cafetería o el ascensor le resultaba verdaderamente irritante, a veces, decidía voltear la mirada solo para evitar las sensaciones de "AAAAH" que por alguna razón le generaba verla. Sin embargo y aun intentando ocultar el rubor en sus mejillas, el completo desagrado que le provocaba la rubia boba se difuminó solo un poco con tan tierno detalle. 

Tempus Fugit - Catradora AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora