Cuenta conmigo

108 20 5
                                    


Ninguna de las dos chicas había vuelto a tocar el tema. Casi como si se hubieran puesto de acuerdo, ambas se centraron únicamente en el trabajo. Ese primer día, recorrieron a gran escala casi todo Serenia, recopilando datos, tomando fotografías y realizando preguntas superficiales a los turistas y residentes del lugar. Únicamente el silencio del auto rentado permitía que de vez en cuando la mente de las jóvenes recapitulara la noche anterior. 

Catra estaba tan absorta con el tema, que incluso se le había olvidado durante todo el día el vívido sueño, no sabía que esa era la razón de su angustia en el pecho, y no necesariamente el haber despertado fuera de su cama.

Se ocuparon de recorrer todo el lugar y la rubia ya tenía en su mapa marcado el orden de los lugares sobre los cuales crear un recorrido que a los turistas les llamase la atención, había fijado sus ojos en grandes estructuras, riscos, pozas y otras cualidades de la historia tras Serenia y pretendía proponerle a Catra aquel método o bien escuchar el suyo. Ya estaba cayendo la noche cuando decidieron que era hora de volver al hotel y comer más que barritas de cereal. 

El auto lo manejaba Adora y en su desesperación por el silencio y a sabiendas de que en cualquier momento podía meter la pata, decidió poner algo de música. La canción era agradable, incluso le otorgaba un brillo mágico a aquel paseo en auto, era una instancia casi, casi bonita, si las chicas se hubieran permitido vivirlo de esa manera.

Catra agradeció que la melodía le quitara tensión al momento que compartían y miró a Adora en señal de agradecimiento, la vio con sus ojos fijos en el camino y moviendo sus labios suavemente siguiendo la letra sin generar sonidos. Observó su nariz, no era completamente respingada pero era muy bonita, del tamaño perfecto a su criterio; su barbilla era muy favorecedora para la forma de su cara, sus cejas se ceñían un poco y eran un tono más oscuro que su cabello, lo que le daba aires de concentración; y por su puesto, también analizó su pelo rubio recogido en una cola y el distintivo hopo que adornaba su peinado.  "Me gusta cuando se suelta el pelo, se ve más relajada". Se atrevió a pensar la morena.

De pronto, los ojos azules chocaron con los suyos y se cerraron suavemente mostrando una linda sonrisa y volviendo a la carretera. Las mejillas de Catra se encendieron en un poderoso rojo e imitó el movimiento de Adora mirando la calle delante de ella.

Estaban al menos a una hora del hotel, y la música tomó un papel secundario en la mente de Catra y las imágenes de la noche anterior cobraron protagonismo. Se pregunto si todo aquello habían sido productos de su retorcida mente o si algo de los que vio era si quiera un poco cierto. ¿Cuáles eran las posibilidades? Realmente no importaban, el último tiempo habían ocurrido demasiadas cosas imposibles como para cuestionar nada y la morena creía haberlo llevado bien, pero el ignorar las cosas, el intentar pretender que el dolor de la quemadura del agua hirviendo, o el casi haber sido abusada sexualmente son emociones que no había vivido... bueno, la verdad es que pretender que no pasaron no borra el miedo, ni el sufrimiento, ni nada, y la morena estaba comenzando a verlo.

¿Pero cómo era posible que haya visto su propio parto? Como es que sintió tanto dolor y a la vez se sintió tan amada en aquel sueño, o realidad alterna, o lo que sea. ¿Cómo? Un sonoro sollozo irrumpió la música en el auto y las lágrimas caían como balas por la cara de Catra.

Adora inmediatamente estacionó a la orilla de la carretera y sin pensarlo ni un segundo se desabrochó el cinturón de seguridad e intentó abrazar a Catra.

- ¿Catra, ¿Qué sucede? - pregunto con angustia en su voz.

- ¿Qué mierda te importa? - respondió Catra. - No me toques ¡idiota! 

Adora quedó perpleja.

- No te metas en mis malditos asuntos, Adora. Te lo ad... - En ese momento la felina recibió una punzada casi inaguantable de dolor en la frente, y cuando logró abrir los ojos otra vez, volvió a escuchar un sollozo y a sentir las lágrimas por su mejilla, acto seguido, sintió el auto detenerse.

- ¿Catra, ¿Qué sucede? - pregunto con angustia en su voz.

Catra comprendió, no luchó, no dijo nada. Solamente recibió el cuerpo de la rubia y se aferró a él llorando desconsoladamente. La rubia también dejó caer algunas lágrimas, le dolía ver a Catra así, pero luego de algunos minutos comenzó a sentir dolor... la palanca de cambios del auto estaba enterrada en su estómago.

- ¿Quieres salir un momento a tomar aire? - La morena solo asintió hundida en el cuello de Adora.

Una vez afuera, Adora y Catra se apoyaron  en el capó del auto. Iban a mitad de camino y sobre aquella cuesta podían ver un poco a lo lejos las luces de su hotel y de los hoteles aledaños, improvisaron un pequeño mirador entre el auto, la preocupación de Adora y las lágrimas de Catra. A pesar de que el clima era tropical y bastante agradable, ambas sentían escalofríos.

- El anochecer es demasiado hermoso como para que estés tan triste. - dijo Adora, intentado romper el silencio.

- Es verdad, rubia boba. Lamentablemente mis emociones no están conectadas con el clima. - dijo Catra dejando ver que lo decía de manera agradable.

- ¿Y qué está conectado a tus emociones en este momento? Además de llamarme boba, claro...

Los ojos brillosos de Catra aterrizaron en el rostro de Adora, la rubia estiró una mano y secó con delicadeza algunas de las lágrimas que aun caían. Catra quería arrancar la bandita rápidamente, no quería tener que repetir este horrible sentimiento por más de una vez, así que simplemente fue humilde y amable.

- ¿Realmente quieres saber?

- Solo si tu quieres contarme, pero sí, me gustaría escucharte. - La morena se sorprendió ante lo considerada y sincera que fue su compañera.

- Bien. Mi madre falleció cuando yo nací y ... -decidió adornar un poco la verdad. - alguna vez escuché que fue por una negligencia médica y que algo tenía que ver mi madrastra con todo eso. Realmente no me cae bien Shadow y, anoche... - las mejillas de ambas se tiñeron levemente. - anoche soñé con el día en que nací, con mi madre, mi padre, solo desearía haberla conocido. 

- ¿Cómo piensas que sería ella?

- Pienso que hubiese sido buena, como esas personas que son genuinamente amables. Siento que me hubiera amado por como soy y no por lo que esperaba que fuera. Creo que hubiera sido una madre excelente. Sé que mi papá siempre estuvo enamorado de ella y hablaba de ella con un brillo especial. Desearía sentir eso y haberla conocido para llevar también ese brillo.

- Por lo que dices, siento que era una mujer hermosa. Me pregunto cómo lucía.

- Bueno... - Catra rio y la mirada de Adora se ablandó con ese sonido. -¿Quieres verla?

Catra sacó su celular y enseñó una foto a la rubia.

- Wow. ¿Estás segura que esa no es una foto tuya?

- La encontré hace unos días. Había visto algunas fotos de ella, pero ninguna tan clara como esta, ni de esta edad. Tenía una fecha, creo que solo tenía un año más que yo en esta foto. Realmente sí me parezco a ella ¿No?

- Sus orejitas son iguales a las tuyas cuando te pones contenta. - Catra guardó rápidamente el teléfono.

- Bueno, suficiente. - dijo Catra avergonzada. Luego limpió una de las últimas lágrimas que caían por su rostro.

- Debió ser un feo sueño.

- Lo fue... ni siquiera me di cuenta cuando... - Adora tomó la mano de Catra y la miró a los ojos.

- Yo tampoco,  no te preocupes por eso, no es molestia... - Catra bajó los ojos a sus manos y luego la miró a los ojos.

- De todas formas lo siento, Adora. No es correcto invadirte así.

- No es invasión si te permito que lo hagas. Si te da miedo, tienes otra pesadilla o si simplemente te sientes mal... de verdad no es molestia, Catra, las camas son bastante grandes. - la morena se sonrojó.

Se miraron a los ojos bastante tiempo y Adora acariciaba el dorso de la mano de Catra con el pulgar, de la nada, Catra reaccionó y rompió el contacto visual mirando hacia un lado.

- Creo que es hora de irnos... muero de hambre. - Soltó la mano de Adora y se sentó en el asiento del copiloto. Adora tardó unos segundos más en subir al auto. Cuando por fin lo hizo, se sentó y dio marcha al vehículo. Antes de poner el primer cambio Catra tomó su mano...

- Gracias, Adora.

La rubia la miró con calidez.

Tempus Fugit - Catradora AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora