Un lazo olvidado

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Dentro de la cabeza de Adora aparecían imágenes sin contexto, fotografías de los besos compartidos con Catra, el eco de su voz diciéndole que estaba enamorada, las ruinas de Serenia, el anillo en el dedo de Spinerella y cada momento, cada recuerdo aparecía con violencia como un caos en su cerebro, flashes que no le permitían ver más allá de sus ojos. Escuchaba la voz lejana de Glimmer, la cual empezó suave y se convirtió en un grito de auxilio.

Adora terminó tendida en en el suelo, con sangre en su nariz y su cuerpo temblando sin que nadie pudiera controlarlo. Catra soltó el  sobre en sus manos y miró horrorizada la escena, corrió y se sentó en el suelo de modo que la cabeza de Adora dejase de chocar conta el piso y se amortiguase en su propio cuerpo.

Todos sabían que de nada valía hacer algo, solo había que esperar a que pasara y transcurridos los tres minutos más largos de esa oficina, Entrapta recuperó el aliento luego de ver a su compañera en esas condiciones y llamó a una ambulancia.

Catra no poseía recuerdos de nada, ni del viaje, ni de Lonnie, ni de la sala de partos..., no recordaba a Spinerella ni a Netossa.  Solo tenía sentimientos y emociones, no lograba pensar, solo sabía que la preocupación invadía cada una de las partículas de su cuerpo. No conseguía despegar sus ojos del rostro inconsciente de Adora y grande cantidades de agua amenazaban con bañar su rostro.

Cuando llegó la ambulancia, una mano invisible empujó a Catra a seguir a los paramédicos en cada uno de sus movimientos, bajó junto a Glimmer y Bow por el ascensor y sin siquiera detenerse a pensarlo abordó la parte de atrás del vehículo. Por lo general, los paramédicos no permitían a más de una persona como acompañante del paciente, pero el rostro de los tres muchachos reflejaba tal desesperación que ni siquiera se atrevieron a cuestionarlos.

El viaje al hospital se hizo extrañamente corto y los tres periodistas vieron con preocupación como Adora ingresaba tendida en la camilla a través de la puerta de urgencias. Tanto Glimmer como Bow caminaron con paso apresurado a la sala de espera y, una vez más, Catra sin  ningún atisbo de duda, les siguió en el camino.

Al llegar a la sala de espera, Bow le da un pequeño golpe de hombro a Glimmer y apunta solo con su mirada en dirección a Catra, para luego mirarse ambos con una cara impresionante de duda.

Por su parte, Catra recordaba que solo el día anterior ella misma había estado siendo atendida en ese mismo hospital, con un ardor intenso en el pecho y la camisa blanca adherida a su piel quemada. Su cuerpo tiritaba, sus orejas se encogían hacia atrás, y no paraba de preguntarse si esto era otra prueba que tenía que atravesar para luego cambiar algo... pero, ¿cambiar qué? No había ninguna acción que pudiera tomar para evitar que Adora colapsara de esa forma en el suelo. No había nada que pudiera hacer. Sin embargo, no podía dejar de pensar en Adora, ni en el momento en que su cuerpo se movía sin control en sus brazos. Era como si una fuerza invisible la hubiera mantenido allí. Algo en su pecho se apretaba, pero no entendía por qué. No era su amiga, ni su compañera cercana. ¿Por qué estaba tan preocupada? No había ninguna razón lógica para quedarse, pero la necesidad de estar cerca, de asegurarse de que todo estuviera bien, era más fuerte que cualquier otra cosa. ¿Por qué no podía alejarse?

De pronto, todos sus pensamientos quedaron en espera cuando su brazo se vio interceptado por la mano de su compañera de trabajo.

- Acabamos de hablar con el doctor, le harán unos exámenes a Adora para descartar cualquier cosa y averiguar qué es lo que realmente paso. Dijeron que hiciste un muy buen trabajo al resguardar la cabeza de Adora en la convulsión, así que muchas gracias Catra. Puedes volver al trabajo.

Pero Catra no quería irse, algo que no entendía la tenía atornillada a esa sala de espera, necesitaba saber que Adora estaría bien y quería... quería verla, volver a ver esa sonrisa en su rostro, agradecerle por los cupones, ver el rosa de sus mejillas, quería quitarse el recuerdo desgarrador de su rostro pálido y adolorido. 

Tempus Fugit - Catradora AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora