El perfume del recuerdo

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Los días que Adora tuvo para descansar habían llegado a su fin, era momento de volver a la oficina y enfrentar la cruda realidad, aquella que tan lejana se encontraba de sus sueños; por una parte estaba ansiosa, quería entender qué había pasado. Los recuerdo de Catra entre sus brazos eran demasiado reales como para ser parte de su imaginación, pero por otro lado, la realidad golpeaba con fuerza sus ilusiones. Glimmer y Bow le habían dejado más que claro que el viaje a Serenia no era más que un recuerdo ficticio.

Aun así, cada noche al dormir, Adora volvía a aquellas playas y ruinas, de la mano de ella. Al principio la Catra de sus sueños era dulce, pero también insegura y distante, pero en las últimas noches, era la misma que creyó conocer en Serenia. Le regalaba caricias y besos fugaces. "Es solo un sueño, Adora, creo que no hará daño si... te beso". Le dijo una vez. "No sé cómo, pero durante el día extraño tu olor". Le dijo en el sueño que acababa de tener esa noche.

Las interacciones que Adora mantenía con Catra no se sentían falsas, era como si su cabeza hubiese creado una realidad donde ambas volvían a tener la posibilidad de amarse.

Sin embargo y para lástima de la rubia, cada vez que se veía obligada a despertar, el dolor en su pecho aumentaba, la desolación embargaba todos los rincones de su ser, se sentía pequeña y buscaba respuestas hacia el cielo, alguna que le explicase que tipo de injusticia estaba viviendo.

Adora caminó hacia su escritorio, con la cabeza llena de pensamientos y el corazón latiendo con una mezcla de anticipación y temor. Sabía que Catra estaría cerca. Y en cuanto cruzó la entrada de la oficina, vio la silueta de Catra acomodando cosas en su escritorio, el solo verla la transportó a ese noches en Serenia, donde se perdía en sus brazos, entre susurros y risas contenidas. Cerró los ojos solo un momento, luchando contra la urgencia de buscarla, de correr hacia ella. 

A unos pasos de distancia, Catra recibió la alerta de un aroma embriagante. Ese olor inconfundible que había comenzado a extrañar sin saber realmente por qué. Algo en su pecho le dio un vuelco, y su mano se cerró en un puño para contenerse. Estaba nerviosa, más de lo que ella misma entendía, y la idea de ver a Adora la llenaba de preguntas y confusión. El inconfundible perfume de Adora, aquel que tan bien y tan de cerca había conocido en sus sueños.

La morena respiró para calmarse y tomó dos vasos de café, el suyo propio y el que había comprado para Adora, la llegada de la rubia no le era una fecha indiferente y quería asegurarse de darle de algún modo las gracias por todos los cupones que esta le había regalado. Cuando había estado el tiempo suficiente serenándose, la morena se armó de valor y caminó hacia su objetivo.

- Me alegro de que hayas vuelto, Adora. - sonrió la morena mientras extendía el vaso de café.

Los ojos de Adora brillaron, primero miraron la mano que extendía el café y luego, a su hermosa dueña. Lo aceptó rápidamente.

- Muchas gracias, Catra. No debiste molestarte.

- No es molestia alguna. ¿Has podido descansar bien en estos días? - Catra se reprendió mentalmente por esa pregunta.

- La verdad es que es una pregunta difícil de contestar... - se sonrojó la rubia.

- ¿De que me perdí? - Interrumpió de pronto la voz de Glimmer, que venía llegando casi tarde, como era usual en ella. 

Como ninguna de las dos había notado la presencia de Glimmer, casi botaron al suelo sus cafés de la impresión, por lo que muy sonrojada, Catra dejó salir un "Qué lo disfrutes" y veloz volvió a su escritorio sin siquiera saludar a la recién llegada.

- ¿Por qué de pronto eres amiga de Catra, Adora?

- ¿Qué tiene de malo? - respondió Adora antes de darle un sorbo a su café.

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⏰ Última actualización: Nov 14, 2024 ⏰

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