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¡Tienes que despedirlo! —gritó Minho. Jun estaba de acuerdo.

—Está loco.

—Sólo he hecho lo que usted me sugirió: les pedí un favor —se defendió Jinki— pero ha sido inútil.

—¡Por los mil demonios! ¡Claro que no! —estalló Minho.

—¿Qué les ha pedido? —preguntó DongWook.

—Quiere que se den un baño y se pongan ropa limpia antes de cenar —explicó Sehun—. Y tienes que exigirles que lo hagan. A mí ya me obligó a hacerlo. 

A pesar de lo exasperado que estaba, DongWook no pudo evitar sonreír ante la indignación de Sehun. El niño no le perdonaría jamás si terminaba siendo el único en pasar por el agua.

—La bañera ya está llena de agua caliente —anunció Jinki—, y tengo más en la tina de lavar. La ropa está doblada sobre las camas.

—¿Cómo hizo para tenderla? —preguntó DongWook.

—Sehun encontró un poco de alambre. Lo colgamos entre dos árboles, sin embargo la ropa se secaría antes poniéndola al sol.

—No me he dado cuenta hasta que estábamos cerca de casa —se disculpó DongWook.

El chico era realmente resolutivo. Podía ser mandon, es más, lo era, pero estaba claro que haría su trabajo sin molestarles demasiado.

«No como mamá. Con ella, casi todo se convertía en una crisis. Necesitaba ayuda incluso para decidir qué ropa ponerse».

Pensar en su madre le hacía sentirse culpable por no haber estado en casa para cuidarla y relevar a los gemelos de una responsabilidad demasiado pesada para sus jóvenes hombros.

—¿Tenemos que darnos un baño? —preguntó Jun, retomando el asunto en discusión.

—Yo lo voy a hacer —señaló DongWook—. Si supierais cuantas veces, durante la guerra deseé encontrar un riachuelo limpio en el que bañarme. No puedo resistirme a la tentación de un baño caliente, especialmente si ya está esperando en la habitación. 

—¡Caray! —exclamó Jun, asumiendo que el deseo de DongWook de bañarse significaba que él también tendría que hacerlo.

—Esperad un minuto —exclamó Minho, y se dirigió a la cocina. Regresó un momento después con gesto indignado.

—No ha preparado la cena. ¿Tiene la intención de dejarnos morir de hambre si no nos lavamos? —le increpó a Jinki.

—Si la hubiera preparado tan temprano, estaría fría antes de que todos hubieseis terminado de bañaros —respondió.

—No veo porqué. Yo sería capaz de tomarla en este mismo instante. -DongWook podía leer las palabras «ya se lo dije» escritas en su rostro. 

—Yo iré primero —anunció Chan, dejando atónito a su hermano gemelo al adentrarse en la casa sin más comentarios.

—Luego iré yo —indicó Jun, aparentemente resignado a lo inevitable—. Antes de que el agua esté demasiado sucia.

DongWook estuvo a punto de reírse de que un chico tan mugriento como Jun se preocupara porque el agua estuviera sucia.

—¿Y usted? —inquirió Minho.

—¿Qué pasa conmigo? —preguntó Jinki.

—Usted también tiene que bañarse.

—Lo haré en la cocina cuando termine de limpiar.

—¿Cómo sabremos que lo cumple? Nadie lo verá.

Jinki ( Libro 1 - serie 7 novios)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora