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DongWook entró en la habitación de los chicos, donde Jinki estaba preparando la ropa para el viaje al rancho de King.

—¿Qué has hecho con la carta de ese coronel?

La pregunta cogió a Jinki desprevenido. Había pensado que todos habían decidido hacer como si nunca hubiera existido.

—La guardé. Sólo conseguía poneros a todos irascibles y de mal humor.

Podía ver que DongWook estaba inquieto. Dejó de doblar los pantalones de Minho y los apretó contra su pecho.

—No entiendo por qué esa carta te altera tanto. Sé que tu padre era muy duro contigo, ¿pero no puedes sentirte un poco orgulloso de lo que hizo? Murió como un héroe, DongWook. Eso debe tener algún valor.

—Eso no cambia nada.

Dongwook evitó su mirada, como hacía siempre que trataban el tema de su padre.

—¿Por qué no? A mí no me agradó que mi padre decidiera combatir contra la Confederación, pero aun así estaba orgulloso de él.

—Tú no sabes nada acerca de mi padre.

Jinki siguió doblando la ropa.

—Entonces supongo que ya es hora de que me hables de él —le pidió.

DongWook alzó la vista para mirarla a los ojos.

—No.

Jinki terminó de doblar los pantalones y los tiró sobre la pila de ropa.

—Tu padre se ha interpuesto entre nosotros desde el momento en que te conocí. No puedes seguir guardando todo eso en tu corazón. Terminará por destruirte.

DongWook no respondió. Seguía mirándolo fijamente.

El apartó un mechón de pelo que le caía sobre la cara.

—Destruirá nuestro matrimonio.

—No lo permitiré.

—No podrás impedirlo. Te martiriza más de lo que a Siwon le tortura su brazo. No te das cuenta porque tú no le gritas a la gente, ni tampoco estallas o permaneces enfurruñado durante días.

—Hablar no cambiará nada.

Jinki cogió una camisa a cuadros y empezó a doblarla.

—Eso sólo lo sabrás cuando lo hayas intentado. Te amo, DongWook. Quiero sentir que me amas tanto como yo. Pero cuando me excluyes, no puedo. Me desgarra el corazón no poder hacer nada mientras tú mueres un poco por dentro.

—Sólo conseguiré que tú también lo odies.

DongWook recogió una espuela que Sehun había dejado en el suelo.

Jinki podía oír el dolor en su voz. Aborrecía tener que causarle más sufrimiento, pero tenía que hacer las paces con el fantasma de su padre o éste lo perseguiría durante el resto de su vida.

—Tú padre sólo puede hacerme daño a través de ti.

Subió otro cesto de ropa a la cama y empezó a doblarla.

—¿Vas a contármelo o tendré que preguntárselo a tus hermanos?

DongWook se sentó en su antigua cama. Hizo girar la rueda de la espuela con la punta de su dedo.

—No entenderás nada acerca de papá si no te digo antes que yo lo adoraba. Era apuesto, alto, atlético, inteligente, encantador, popular y rico. Nadie tenía un padre así. Me sentía tan orgulloso de ser su hijo... y, por todos los demonios, yo lo quería.

Jinki ( Libro 1 - serie 7 novios)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora