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Cuando cerró la puerta dejando a Jinki solo, notó una especie de dolor físico. Casi podía sentir las punzadas que la intensidad de su deseo arrastraba desde el día de su matrimonio. Le tomó unos momentos recuperar la calma.

Estaba un poco molesto por sentirse tan dominado por sus encantos. Tenía infinidad de preguntas que necesitaban una respuesta, pero su mente sólo podía concentrarse en el único asunto sobre el cual no había ninguna duda: que deseaba a Jinki.

Era una tortura estar cerca de el y no poder tocarlo, besarlo, llevarlo a su cama como tantas veces lo había hecho en sus sueños.

Pero no podía. Si no tenía la intención de ser un auténtico marido para el, era mejor que no lo tocara. Sin embargo, no sabía si podría contenerse.

En lugar de martirizar su mente y su cuerpo con aquello que no podía tener, DonWook intentó pensar en su familia. Había quedado atrapado entre dos fuerzas.

Esperaba la rabia de Siwon, pero le sorprendió descubrir la importancia que le daba a mantener unida a la familia.

No supo cuánto le afectaba esto hasta que Siwon se marchó furioso de la casa. Jinki tenía razón al respecto. Haría cualquier cosa por sus hermanos. Habría regresado a casa sin necesidad de que Siwon lo hubiera instado a ello. Quizás hubiera tardado un poco más, alistándose primero en algún fuerte fronterizo, pero definitivamente habría regresado. Ellos eran su responsabilidad. No seguiría evadiéndola. Suponía que su madre habría hecho lo mismo por él. Quería llegar a conocer a sus hermanos. Necesitaba tiempo para empezar a entenderlos, para ayudarlos a conocerse mejor unos a otros, contagiarles su deseo de ser una familia estrechamente unida, para buscar y nutrir esas zonas ocultas que el legado de sus padres había dejado yermas.

Le preocupaba Jun. Nadie parecía poder comunicarse con él. De DongWook dependía abrir un camino para penetrar su aislamiento y volver a traerlo al seno de la camaradería familiar.

Su matrimonio le había aportado una persona que podría ayudarlo a entender y entretejer esa red de almas rotas.

DongWook se preguntó si la nueva actitud que había adoptado frente a su familia tendría que ver con su matrimonio con Jinki. Tal vez no hubiera reaccionado como lo hizo ante la calumnia de XiaoJun si no fuera consciente de lo que sentía por su familia. ¿Por qué no pudo haber malinterpretado sus sentimientos por Jinki?

No estaba hablando de que el le gustara o de que lo encontrara atractivo, ni siquiera de que quisiera hacerle el amor. Estaba hablando de querer casarse con Jinki porque no podía imaginar su vida sin el. ¿Qué haría si tuviera que elegir entre estar con el y mantener unida a su familia?

La pregunta le aterrorizaba.

Hasta entonces había estado seguro de que sacrificaría a Jinki. Sin embargo, ahora que la posibilidad se lo presentaba delante de las narices, no lo tenía tan claro.

Sus sentimientos eran mucho más hondos de lo que había imaginado.

¡Menudo estúpido! Había estado tan ocupado tratando de no pensar en tocarlo, besarlo o hacerle el amor, que no había considerado todos los pequeños pasos que conducen a enamorarse de una persona: el placer que sentía en su compañía, la emoción que le producía verlo a primera hora de la mañana y su presencia reconfortante al final del día.

No sabía si lo que sentía era fascinación, lujuria o un profundo e insatisfecho deseo que nunca desaparecía.

Pero sabía que no podía pensar en Jinki sin sentir esa deliciosa sensación de placidez. Había algo en el que  necesitaba. Y no tenía nada que ver con sus apetitos físicos. Sorprendentemente, le había disgustado no poder hacerle el amor aquella misma noche, y a punto estuvo de mandar a la porra su ciclo fertil como doncel. Resumiendo, Jinki encarnaba todo lo que él necesitaba para ser feliz. ¿Cómo podía siquiera pensar en renunciar?

Jinki ( Libro 1 - serie 7 novios)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora