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Durante los días que siguieron, Chan no volvió a sonreír. Insistió en que enterraran a Alex Pendleton junto a la señora Choi. Decía que Alex nunca había tenido una madre. Ahora tendría una, y la señora Choi alguien a quien cuidar. Chanyeol se negó a hablar de lo que había hecho aquella noche. Sólo comentó que encontró a la vaca lechera «deambulando por nuestras tierras».

Menos de una semana después, se enteraron de lo que había sucedido. Un día en que los hermanos volvían de la pradera, se encontraron con que un teniente del ejército y un destacamento de seis hombres habían acampado en el jardín de su casa. El viejo McClendon y dos miembros de su clan iban con ellos.

—Dejadme hablar a mí —advirtió DongWook a sus hermanos.

—¿Porqué? —preguntó Minho.

—Porque nunca sé qué vas a decir.

—No eres el único que tiene un cerebro. Yo puedo...

—¡Cierra la boca! —gruñó Chan. La inesperada orden de su hermano gemelo asombró a Minho hasta el punto de hacerlo callar. Al menos unos segundos.

—¿Es usted DongWook Choi? —preguntó el teniente.

—Sí —respondió DongWook desmontando de su caballo. Su mirada se dirigió hacia Jinki y Sehun, que en ese instante salían de la casa. El niño corrió hacia, él.

—Dicen que mataste a un hombre —se adelantó Sehun, aferrándose a DongWook en busca de protección—. Les dije que eso no era cierto, pero no quieren creerme. Ni también a Jinki.

DongWook se arrodilló para darle a Sehun un abrazo tranquilizador.

—Tampoco —le corrigió, cogiéndolo de la mano al tiempo que se levantaba y se volvía hacia el oficial—. ¿De qué se trata?

—Soy el teniente Crabb —se presentó el joven—. El señor McClendon afirma que uno de ustedes mató a dos parientes suyos. Los otros dos hombres corroboran esta declaración.

—¿Qué quiere decir con eso de «uno de ustedes»? —preguntó DongWook.

—Usted, sus hermanos o uno de los hombres que trabajan para usted —gritó el viejo.

—Podría incluir también al resto del condado —respondió Dongwook tranquilamente —. Tengo seis hermanos, contando a este pilluelo. Además, en este momento hay quince hombres trabajando para mí.

—El teniente ha venido a arrestarlo por asesinar a un hombre —anunció uno de los jóvenes McClendon.

—No puede arrestarme sin más porque alguien matara a uno de sus parientes — respondió DongWook.

—Texas está bajo el régimen de la Reconstrucción —afirmó el teniente—. Ciertas leyes han sido suspendidas.

—¿Cuáles? —preguntó DongWook, atravesando al teniente con su mirada—. ¿Las que protegen a los ciudadanos honestos de ataques criminales en medio de la noche? ¿Las que protegen a los donceles, las mujeres y los niños de ser asesinados en sus camas? ¿O sólo las que deberían proteger a ciudadanos decentes de los cargos presentados por los hombres de la oficina de la Reconstrucción?

—¿De qué está usted hablando? —preguntó el teniente.

—Digo que este viejo y su clan irrumpieron en nuestro campamento hace seis noches y mataron a uno de mis ayudantes. Y no estoy diciendo que alguien lo hizo. Lo estoy acusando a él —indicó DongWook, señalando a McClendon—. Y todos los hombres presentes pueden atestiguarlo, ¿no es verdad, chicos?

Ellos asintieron con la cabeza. El teniente se volvió hacia McClendon, pero la mirada del viejo era inexpresiva.

—Y también puedo probar que poco después atacó esta casa —añadió Jinki, dando un paso adelante—. Lo herí en el hombro izquierdo. Pídale que se quite la camisa, si no me cree.

Jinki ( Libro 1 - serie 7 novios)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora