Capítulo 8. Distancia

403 50 7
                                    


Miraba la puesta de sol que entraba por la ventana a lado de su cama, en un cuarto solo como lo había solicitado Sakura, debía ser así para que lograra descasar, en primera instancia el Uchiha no dejaba de ser una figura famosa al igual que su amigo, seguramente no dejarían de verlo constantemente causándole incomodidad, y segundo para que al recibir visitas no se molestaran los otros enfermos.

Se sentía mejor, pero por indicaciones de su esposa estaría en observación, donde ella tuviera más tiempo para cuidarlo y eso era en el hospital, estaba harto de estar en la cama, pero realmente eso no era lo que lo tenía descontento, era la primera vez que Naruto no lo visitaba ni una sola vez al hospital, por lo regular siempre que algo le pasaba, el rubio no se despegaba de él hasta que no lo dieran de alta, pero en esta ocasión no había sido así, cada que alguien tocaban a la puerta se ponía nervioso y volteaba como si esperara que fuera él, preguntaba a las enfermeras si no había ido nadie a buscarlo mientras dormía pero siempre era alguien más, hasta que se cansó y dejó de esperar, quien fuera a verlo él no quitaba la vista de la ventana, sabía que no iría.

¿Así terminará nuestra amistad? Soy un idiota, nunca debí dejarme llevar.

Quizá estoy exagerando y está ocupado, a quien quiero engañar sé que no quiere verme, tal vez me aborrece, yo solo prefiero su amistad antes que cualquier otra cosa, se merece toda mi sinceridad, así que se lo diré, le diré lo que he estado ocultando por años, con la esperanza de que me perdone, y me deje conservar su amistad.

Tengo miedo de que la amistad nunca vuelva hacer la misma de antes, pero prefiero eso a perderla por completo, fui tan débil, maldita sea.

Pero es un buen hombre, lo entenderá, se que tardaré en recuperar su confianza, pero le demostraré que nunca más permitiré que mis sentimientos interfieran en nuestra amistad, se lo juraré por lo más sagrado que tengo. Llevaré en mi mente ese recuerdo como un tesoro, el mismo que también servirá de recordatorio para saber que no volverá a suceder jamás.

Dos horas después, la reunión virtual con los Kages había concluido, Naruto al finalizar se dirigió a su oficina a organizar todo para su partida acompañado de Shikamaru.

— Bueno al parecer todo lo relacionado con la misión quedo listo, bueno solo falta algo.

— ¿Qué cosa? — respondió el rubio confundido,

Mientras guardaba unos papeles en los cajones del escritorio.

— Sasuke, aunque parece que mañana a medio día lo darán de alta, por lo que me dijo Sakura.

Naruto levantó la mirada del escritorio, asintió con la cabeza, pero no dijo nada.

— Ciertamente se me hace muy extraño que no hayas ido a verlo en estos días, no es muy propio de ti— continuó Nara.

— Había muchas cosas por hacer, pero justo ahora voy al hospital, para que te quedes más tranquilo, no hay ningún problema entre Sasuke y yo, si a eso quieres llegar.

Al escuchar la respuesta del séptimo, Nara se quedó en calma, no es que le gustara meterse entre sus asuntos, entendía mejor que nadie que la relación entre esos dos era difícil y extraña desde siempre, por eso sabía que cualquier cosa que tuviera que ver con Sasuke a Naruto le causaba inquietud, pero Shikamaru quien considera al rubio como su mejor amigo, no le gusta verlo así de triste, aunque intentara aparentar otra cosa, si el Uchiha se recupera, enseguida volverá a su misión y antes de que eso pasara tenían que arreglar sus diferencias, de lo contrario sabía como estaría el estado de ánimo del Hokage en adelante y eso no está bien ni para él, ni la aldea.

Hace mucho que esos dos no reñían, en cierta parte me da un poco de curiosidad ¿Qué podría haber pasado? Debo admitir que Sasuke disimula mejor, pero es evidente que también le afecta, cada que voy a ver cómo sigue se ve más irritado, al parecer no le es indiferente la ausencia de Naruto.

Por la noche, llegó a la recepción del hospital y preguntó por la habitación de Sasuke para confirmar que todavía estaba ahí, comenzó a caminar, pero al mismo tiempo que avanzaba los nervios aumentaban, todavía no llegaba y ya le temblaban las manos, no sabía si quería verlo, los últimos días solo habían servido para descubrir lo que el Uchiha provocaba en él, se detuvo un momento dudando, se encontraba en medio del pasillo blanco del sanatorio inseguro de cómo actuar, era claro que ya no sería como antes, siguió avanzando hasta detenerse en la puerta de la habitación, donde a unos metros se encontraba el pelinegro, levantó su brazo por encima de la cabeza con su puño apunto de tocar, giro su cabeza a la altura del hombro viendo hacia el piso frunció el ceño con un semblante de frustración e impotencia, sentía coraje con el mismo, que a estas alturas de su vida, tuviera dudas de él, de sus decisiones, de sus sentimientos.

¡Tsh! ¿Qué estoy haciendo? Soy tan patético.

No tuvo el valor de tocar, aun no estaba listo y a decir verdad no estaba seguro de cuando lo estaría, así que finalmente se marchó, pero no pasó desapercibido ya que del otro lado del pasillo una peli rosa lo alcanzó a ver dar la vuelta hacia el elevador, iba a decir su nombre, pero se quedó a media palabra ya se había ido, entonces se giró al cuarto de Sasuke y entró.

Ahí estaba él, viendo una vez más a la ventana que mostraba como la oscuridad, pequeños destellos luz y una luna menguante convexa cubrían el cielo de la aldea.

— Susuke-kun— habló la kunoichi, con voz tímida.

Él se giró hacia ella con una expresión impasible para prestarle atención.

— Te traigo buenas noticias, debido a los últimos estudios parece que ya podemos irnos a casa — dijo Sakura con una sonrisa y aparente emoción.

A Sasuke le dio un poco de ternura ver a su esposa emocionada, cerró los ojos e inclinó su boca reflejando una leve sonrisa, el hecho de salir del hospital le agradaba, aunque por dentro no estaba feliz.

— Realmente me alegra, ya quería salir de aquí, no creo que lograra aguantar hasta mañana.

— Lo sé, tú y Naruto son igual de impacientes, siempre escapando del hospital desde que eran niños.

Ese nombre hizo que el semblante del Uchiha cambiara a serio, pero no dijo nada.

— Y bueno ¿Qué te dijo?

— ¿Quién? Preguntó el pelinegro confundido.

— Naruto— respondió la peli rosa — Lo acabo de ver salir, bueno, lo vi cuando se dirigía al elevador, ya se me hacía raro que no hubiera venido antes, debió haber tenido mucho trabajo.

El pelinegro abrió los ojos sorprendido, por dentro se sentía muy molesto, pero no quería que su esposa sospechara nada, así que se mantuvo serió.

¿Es en serio? Has sido tan cobarde para ni siquiera entrar, esta bien, si tú no puedes hablar yo sí, en cuanto pueda te iré a buscar y arreglaré esto de una vez por todas.

— ¿Y bien? — insistió Sakura — ¿Qué te dijo?

— Nada importante.

— Bueno, es que me preguntaba si te vas a quedar unos días, antes de volver a irte, digo, Sarada pregunta por ti, ambas te necesitamos, no le he dicho que estabas aquí porque no estabas en condiciones de atenderle, ella tiene ganas de conocerte a profundidad, yo a veces no sé qué decirle de ti o su clan, creo que no me corresponde.

— Ven aquí.

Sakura se aproximó a él, y Uchiha le tomó la mano.

— Hiciste bien, yo también quiero conocerla y poder resolver sus dudas, pero me iré antes del amanecer, Shikamaru me trajo la información que contenían los pergaminos, ahora mismo tengo una misión, no sería justo para ella que no pueda darle el tiempo para sentarme hablar y responder todas sus dudas.

En especial ahora que tampoco me encuentro bien emocionalmente por causa de Naruto.

— Pero una vez que termine con la misión regresaré y tendremos esa charla. — dijo el pelinegro — O al menos lo intentaré sabes que soy muy malo para expresarme.

— Lo sé cariño, entiendo. — dijo la Kunoichi — Bueno, entonces vámonos.

REVELACIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora