Verónica Montero Hernández, de 12 años, es asesinada accidentalmente por una tormenta por un resbalón cerca de la baranca que se le escapó a Dios. Como disculpa por ese malentedido, Dios permite a Verónica que resucite, pero como no puede regresar...
Siempre pensé en cómo moriría, aunque por ninguna situación me detuvo si importar los motivos en los últimos años, pero nunca me hubiera pasado por la mente algo parecido a esta situación incluso de haberlo intentado hacer con anterioridad.
Con la falta de aire en mi respiración , contemplé fijamente los ojos oscuros del cazador mientras me contemplaba hay parado al otro lado de la gran habitación. Éste me devolvió la mirada complacido y expectante. Seguramente, morir en lugar de otra persona, alguien querido, era una buena forma de desaparecer. Incluso agradable y noble. Eso debería contar algo.
Al no afrontar la muerte antes con el tiempo incluso ahora de no haber nacido en Forks, pero, aterrada como estaba, no me arrepentía o dudaba de esta decisión. Cuando la vida te da una esperanza de vivir que supera con creces cualquiera de tus expectativas, no es razonable lamentarse o arrepentirse de su conclusión. El cazador sonrió de forma amistosa e ilusionado cuando avanzó con aire despreocupado y seguro para acabar con mi vida antes que mi enfermedad me matará.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.