No vi qué hizo con el hilo. Era incapaz de sentir nada de lo que pasaba en mi cuerpo gracias a la anestesia al menos que no fuera el dolor del brazo. Pero la observé llevarse mi mano a la nariz, igual que había hecho Jacob cuando jugábamos. De la herida emanaba sangre fresca. Aplicó las fosas nasales sobre ella.
Grité de nuevo, no pude evitarlo casi podía sentir sus labios. Era como si me Intentará succionando el dolor del brazo.
— Alice —dijo Carlisle.
Ella no reaccionó sin importar que escuchaba Carlisle, presionando aún los labios contra mi mano. El dolor ascendía descendía por mi brazo, aserrando adelante y atrás. De entre mis dientes apretados, surgían leves gruñidos.
— Alice —gritó Carlisle—. Mira.
—¿Qué pasa, Carlisle? —preguntó Alice.
Pude distinguir entre las sombras una nueva persona, era Edward pude distinguirlo por su cabello cobrizo, el extendió la mano y abofeteó a Alice en la mejilla.
—¡Suficiente, Alice! ¡Para ahora!
Mi mano se apartó de su rostro. Miró a Edward con unos ojos tan enormes que parecían ocuparle la mitad de la cara. Jadeó.
—¡Alice! —vociferó Carlisle.
— Aún no es demasiado tarde —declaró Alice—. Hemos llegado antes de que sea demasiado tarde.
—¿Puedes verlo? —dijo Carlisle con voz más calmada.
—Solo hay cuatro posibilidades de futuro. Sobrevive como uno de nosotros, se convierte en un miembro prematuro de la guardia de los Vulturis, muere en cuestión de unos meses por un accidente provocado o Edward acaba con ella intentando evitar que eso ocurra.
—No —gimió Edward.
Carlisle no habló. Los tirones en mi cuero cabelludo se ralentizaron a solo ser un leve masaje.
Alice hizo descender su rostro hasta la altura del mío para que pudiera verla. Me besó los párpados, las mejillas, la frente.
—Lo siento. Lo siento mucho.
—No tiene por qué ser tan duro —se ánimo Edward—. ¿Carlisle?
—Hice una promesa, Edward.
—Pero yo no —gruñó él.
—Espera, espera —dijo Alice, alzando la cabeza de pronto—. Se merece poder elegir.
No supe si por efectos de la anestesia estaba en un estado de somnolencia por qué me costaba sentir sus labios estaban en mi oído. Yo cerré los ojos para reprimir los gemidos, esforzándome por escuchar.
—¿Adele? No voy a tomar esta decisión por ti. No te dejaré esto también. Y lo entenderé, Adele, te lo prometo. Si no quieres vivir así enferma, no me opondré. Respetaré tu voluntad. Sé que es una elección horrible. Si pudiera ofrecerte alguna otra, lo haría. Te cuidaría si con ello pudiera devolverte la salud —se le quebró la voz—. Pero no puedo hacer ese acto. No puedo hacer nada, salvo detener el dolor, si eso es lo que quieres. No tienes por qué terminar privada del mundo algo peor como convertirte igual mi. Puedo dejarte marchar, si eso es lo que necesitas —sonaba como si estuviera sollozando de nuevo—. Dime qué quieres, Adele, sea lo que sea.
—A ti — dije medio dormida—. Quiero ir contigo.
—¿Estás segura? —susurró.
Yo gemí. El dolor estaba extendiendo sus dedos hacia mi cabeza.
—Sí —me quejé —. Tan solo permíteme quedarme con ustedes un tiempo hasta que esté en mi lecho de muerte.
—Apártate de mi camino, Alice —gruñó Edward.
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I have reincarnated in Twilight
FanfictionVerónica Montero Hernández, de 12 años, es asesinada accidentalmente por una tormenta por un resbalón cerca de la baranca que se le escapó a Dios. Como disculpa por ese malentedido, Dios permite a Verónica que resucite, pero como no puede regresar...