Mi familia temporal.

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El ardor estrechó su cerco, concentrándose en una dolorosa bola del tamaño de una bola de beisbol con una oleada final insoportable.

Mi resistencia tartamudeó un par de veces y que con sus ojos me dio una mirada que conquisto mi corazón abriéndome a ellos. Ya no hubo ningún otro sonido. Ni una respiración, ni siquiera la mía. Durante un momento, lo único que pude comprender fue la ausencia de dolor gracias al constante uso de anestesia en mi sistema. No me costó ignorar la leve picazón irritante de mis heridas gracias a los puntos, ya que la sensación del resto de mi cuerpo era asombrosa. El alivio me produjo una sacudida increíble.

Me quedé mirando a Edward, estupefacta para que no me notara me asome por la ventana y vi un hermoso paisaje. Tenía la sensación de que me acababan de quitar de los ojos una venda muy gruesa que me los hubiera estado cubriendo constantemente durante toda la vida. Qué visión tan espectacular.

-¿Adele? -me preguntó Edward. Ahora que por fin podía concentrarme en él, la hermosura de su voz me pareció irreal e irresistible-. Sí, puede llegar a ser bastante confuso. Te acostumbrarás tan pronto como aceptes la realidad.

¿De verdad podía alguien acostumbrarse a escuchar una voz, así como un ángel? ¿A ver un rostro como aquel parecido a una escultura hecha en mármol?

- Edward -dije, y el sonido de mi propia voz me impresionó por el tono.

¿Ese era yo? No parecía mi voz. No sonaba... tímida.

Desconcertada, estiré el brazo para tocarle la mejilla. Al instante en que había considerado la idea de tocarle, mi mano estaba rozando el lado de su nuca. No había un fragmento de tiempo entre concebir levantar la mano y observar cómo se desplazaba a su destino. Sencillamente, ya estaba allí sin darme cuenta.

-Guau.

Él se recostó sobre el asiento de el auto para que lo pudiera tocar, puso su mano sobre la mía sin ningún aviso o signo de incomodidad y la sostuvo contra su cara. Resultaba extraño porque era un gesto familiar a lo que hacía Jacob: me encantaba cuando hacía aquello, percibir que le gustaba que la tocara de aquel modo lo que me hizo preguntarme de que habían estado hablando cuando estaba dormía, que significaba algo para el. Pero, al mismo tiempo no debía darme ilusiones todo estaba predeterminado y pronto conocería a mi hermana y comenzaría su historia de amor y yo solo sería un chivo expiatorio, era completamente distinto. Su rostro ya no estaba frío. Su mano no destacaba mucho contra la mía. Ahora no había diferencia entre nosotros en cierta manera.

Lo miré a los ojos por unos segundos antes de apartar la mirada y luego me acerqué a la ventana sacando la cabeza para observar mejor la imagen que reflejaban por el espejo delanteros con el viento soplando en mi cabello despejando me mente.

-Ahhh... -un leve jadeo escapó por accidente de mi garganta, y sentí que mi cuerpo se paralizaba por la sorpresa cubriéndome el rostro con las manos para que no vieran el rubor de mi rostro. Era curioso: quedarme paralizado como una estatua a causa de la conmoción me parecía la reacción más natural.

-¿Qué pasa, Adele? -se inclinó un poco más, preocupado, pero lo único que consiguió fue acercar el reflejo a ese espejo.

-¿Las flores? -jadeé.

El suspiró y arrugó la nariz.

-Terminaran desapareciendo nada dura para siempre en el mundo humano -me prometió-. Yo sentí nostalgia de mí mismo cada vez que miraba al mundo durante los primeros seis meses, pero tú lo veras en un mes.

-Un mes -murmuré-. ¿Y luego que pasara conmigo?

El apartó la vista y miró por encima del asiento hacia una figura que no alcanzaba a ver yo detrás de nosotros. Quise incorporarme y mirar a mi alrededor, pero me daba un poco de miedo moverme al voltear mi cabeza a esa dirección. Percibía mi cuerpo de un modo muy extraño como si fuera a colapsar por la falta de sueño.

I have reincarnated in  TwilightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora